Dabid LAZKANOITURBURU
Vuelco político en Grecia

A la derecha europea no le salen las cuentas (políticas)

Resulta sintomático que la derecha europea, y sus aliados socioliberales, critiquen a Syriza por haber pactado con un partido de derecha griego y que se lleven las manos a la cabeza por el hecho de que no haya ninguna ministra en el nuevo Ejecutivo.

Lla victoria de Syriza en Grecia es, aun a sabiendas de lo manido del término, un hecho histórico. Y no solo porque es la primera vez que una coalición de izquierda vence en unas elecciones y llega al poder en Europa Occidental desde hace decenios.

Pero lo que lo hace verdaderamente excepcional es lo que ha dolido a algunos. No se entiende, sino desde la rabia que todo lo obnubila, el que la derecha europea, política y mediática, critique de forma furibunda que Syriza haya negociado un acuerdo de Gobierno con un partido de derechas, en concreto Griegos Independientes. Cuando debería estar como mínimo contenta de que a la izquierda griega le haya entrado «la cordura suficiente» como para pactar con una formación que defiende el capital, el orden y la religión.

Pues va a ser que no. La derecha europea critica que el partido aliado del ministro de Defensa, Panos Kamenos, es de derecha «nacionalista». Claro, ya se sabe que la CDU-CSU de Merkel y el PP de Rajoy son «universalistas».

Por si esto fuera poco, Griegos Independientes es eurófobo, eufemismo con el que se designa a los críticos con la política de la UE. Lo que esas críticas obvian es que defender a la UE con todo lo que ha caído, o ha traído la Troika, al país heleno tiene que ser una labor propia de titanes, aquellos poderosos dioses de la mítica Edad de Oro griega. Vamos, la antítesis a la Grecia que se muere de hambre, frío, falta de asistencia sanitaria o, en su caso, y suena hasta a consuelo, de asco.

¿Que los Griegos Independientes son xenófobos y defienden la primacía de la religión (ortodoxa)? Peccata minuta. Un viaje-gira a Ceuta para asistir a las devoluciones en caliente con parada en la Semana Santa en cualquier ciudad de la ancha Castilla y santas pascuas.

No seré yo quien defienda este acuerdo que algunos presentan como «antinatura» y que sus defensores justifican en aras a la defensa de la soberanía de Grecia por encima de rescates e intereses perpetuos de deuda. Tampoco voy a defender que no haya ni una sola ministra en el Ejecutivo -y eso que soy poco amigo de cuotas y mecanismos similares, que no hacen sino perpetuar la persistente discriminación-.

Lo que ya no tiene pase es que la derecha se ponga ahora a reivindicar la lucha de la mujer por la igualdad en la cara de Syriza. O que esos que abominaron de la socialdemocracia para venderse al mejor postor -el capitalismo salvaje- vayan ahora a dar lecciones a Tsipras y a los suyos. Cuando fueron precisamente ellos (llámense PASOK o PSOE) los que renunciaron a las políticas keynesianas y socialdemócratas que son precisamente las que defiende a día de hoy, junto con la restauración de la soberanía, el Gobierno griego ante la UE.

El nerviosismo de la derecha y de los «socioliberales» de la UE tras una victoria electoral hace tiempo anunciada evidencia que ya les empiezan a no salir las cuentas (políticas). El riesgo es que se intenten cobrar su fracaso haciendo pagar a los griegos las cuentas. Las constantes y sonantes.