Eguzki Agirrezabalaga
Un momento de la masiva migración de animales en Serengeti (GETTY IMAGES):
Un momento de la masiva migración de animales en Serengeti (GETTY IMAGES):

Serengeti: la gran migración

Es uno de los santuarios de vida salvaje más ricos del planeta y acoge uno de los espectáculos naturales más impresionantes: la gran migración. Es el parque de Serengeti, ‘La llanura infinita’, donde manadas interminables de herbívoros recorren un viaje de supervivencia de 3.000 kilómetros.

Lo incluyen en la lista de los espectáculos salvajes más impresionantes del planeta. Conocida como la Gran Migración, el desplazamiento masivo de más de un millón de ungulados –especialmente, ñus, cebras y gacelas– hacia el norte del Serengeti, en época de sequía, en busca de pastos frescos y agua dibuja un paisaje sobrecogedor y en algunos momentos atronador. Todos los años se repite la misma imagen, a modo de ritual: recorren 3.000 kilómetros, entre la Reserva Nacional Masai Mara, en Kenia, y el Parque Nacional de Serengeti, en Tanzania, atravesando ríos infestados de hambrientos cocodrilos y perseguidos muy de cerca por avezados depredadores siempre al acecho.

El largo viaje hacia el norte, motivado por la supervivencia, arranca hacia el mes de mayo, con la llegada del fin de las lluvias y el inicio de la estación seca en el Serengeti. Hasta finales de la primavera, las grandes manadas permanecen en el sureste del Parque Nacional y en los alrededores del área de conservación del Ngorongoro, pero, cuando se agota el pasto y el agua y el calor no da tregua, inician una complicada travesía hacia lugares más fértiles, a la búsqueda de alimento. Y las manadas lo hacen muy bien organizadas, alineadas en filas de decenas de kilómetros de largo, conocedoras de los peligros que les esperan en el camino.

Cocodrilos y depredadores

Iniciada ya la aventura, las manadas se desplazan, a través de la reserva de Maswa, hasta las riberas del peligroso río Grumeti, infestado de cocodrilos. El reto es atravesarlo y llegar con vida a la orilla apuesta. Y, conscientes del peligro que entraña la hazaña, lo hacen en grupo, para protegerse entre ellos contra los ataques tanto de los cocodrilos como de los depredadores –sobre todo, hienas y leones– que en todo momento les pisan los talones. Aun sí, a pesar de su innata intuición y de su sentido de comunidad, muchos perecen en el intento, también por ahogamiento, enfermedad o agotamiento.

Los que superan la prueba llegan al norte del parque de Serengeti, hacia agosto o setiembre, a través de la reserva de Grumeti e Ikarongo. En ese momento la dimensión de la vida animal salvaje explota en el parque keniata Masai Mara, donde la concentración de las manadas supervivientes protagonizan una panorámica espectacular. Allá permanecerán hasta que, en noviembre, tomen nuevamente rumbo al sur, hacia el lugar de donde partieron meses atrás. Algunas manadas regresan 
por la zona de Lobo; otras, sin embargo, eligen la ruta de Ikoma. Y, en mayo, partirán nuevamente hacia el norte, inmersos otra vez en la aventura. Otro viaje de más de 3.000 kilómetros.

Pero meses antes de repetir el desplazamiento, hacia enero y febrero, las manadas protagonizan uno de los momentos más conmovedores de la ruta. En la zona limítrofe entre el norte del Área de Conservación del Ngorongoro y el sur de Serengeti –especialmente, en los lagos Ndutu y Masek– se concentran miles de herbívoros. Y es precisamente allá donde las hembras dan a luz a todas las crías de ese año.
 ¿Por qué? Porque esas tierras son muy ricas en minerales, por lo que tienen garantizado el pasto y, en consecuencia, también leche nutritiva para amamantarlos. Y también porque el nacimiento y el crecimiento en grupo facilita la supervivencia de las crías.

«Llanura sin fin»

«Llanura sin fin». Eso es lo que significa Serengeti en lengua Masai.
 Con una extensión de 14.763 kilómetros cuadrados de superficie, repartidos en llanuras salpicadas de acacias, sabanas arboladas y bosques, es uno de los parques nacionales más grandes de Tanzania y uno de los santuarios de vida silvestre más rico y variado del planeta. Patrimonio de la Humanidad desde 1981, su ecosistema, único en el mundo, es uno de los más antiguos de la Tierra.

Además, el parque cuenta con los mayores rebaños de undulados migratorios y alberga las más altas concentraciones de grandes depredadores en todo el mundo. Es especialmente conocido por las grandes concentraciones de ñus, cebras, gacelas, leones e hienas manchadas y por por su rica fauna salvaje, particularmente por los «cinco grandes»: el león, el leopardo africano, el elefante africano, el rinoceronte negro y el búfalo cafre.

Antes de organizar una visita al Serengeti, por tanto, conviene elegir bien las fechas del viaje. De ello dependerá en qué fase y en qué lugar disfrutaremos de la migración.