Ion Salgado
Aktualitateko erredaktorea / redactor de actualidad

Zaramaga, un barrio que echó por tierra la ingeniería social del franquismo

El franquismo estableció la segregación espacial en Zaramaga, reservando para las familias pobres las peores viviendas, construidas como un muro frente a la contaminación. El Instituto de Arquitectura de Euskadi recuerda la historia de un barrio que se convirtió en un ejemplo de lucha en 1976.

Imagen de Zaramaga, convertido en un icono de lucha en 1976. (Juanan RUIZ/FOKU)
Imagen de Zaramaga, convertido en un icono de lucha en 1976. (Juanan RUIZ/FOKU)

En la década de los 50, el arquitecto Gaspar Blein diseñó el plan parcial que daría pie a la construcción de Zaramaga, un barrio situado en el norte de Gasteiz que guarda un lugar especial en la memoria de la ciudad. No en vano, la Policía Armada española mató en sus calles a cinco trabajadores el 3 de marzo de 1976.

Un hilo publicado en Twitter por el Instituto de Arquitectura de Euskadi recuerda cómo se forjó este barrio, diseñado como una barrera frente a la contaminación producida por las empresas situadas en los polígonos industriales de Gamarra y Betoño, donde se ubicaron Forjas Alavesas y Michelin.

El IAE, que toma como fuente un trabajo realizado por el historiador Josu Santamarina, recuerda que la solución de Blein frente a la contaminación fue la construcción de un largo bloque de viviendas que actuaría como «muralla protectora», dejando los parques, las zonas verdes y los comercios en la zona sur del barrio, a resguardo.

Obviamente, pocos querrían vivir en la «muralla», por lo que el franquismo optó por establecer una «segregación espacial», distribuyendo a más de 7.000 personas en función de cuatro clases, siguiendo lo dispuesto en el ‘Plan Blein’: la clase «modesta»; formada por peones, la «media», por obreros especializados; la «media acomodada», por funcionarios y profesionales liberales; y la «acomodada», reservada para ejecutivos y «profesionales distinguido».

Las viviendas de categoría 3, reservadas para las personas con menos recurso se establecieron en la zona norte, en primera fila ante los humos de las fábricas. La excusa empleada por los dirigentes del régimen fue que así vivirían «más cerca del trabajo». Las viviendas de categoría 1 y 2 se construyeron en la zona sur, más cerca del centro de la ciudad, junto a zonas verdes, y protegidas por el «muro» del norte.

El IAE destaca que «la propia presentación del barrio fue muestra de cómo la arquitectura se usó como una herramienta más del Régimen. De cómo parte de nuestras ciudades a día de hoy fueron obras de la ingeniería social».

«Pero el barrio con el tiempo también se convirtió en ejemplo de resistencia a esos mecanismos: el 3 de marzo de 1976, cuando la ‘ciudad-máquina’ comenzó a no funcionar correctamente, en Zaramaga la ingeniería social fracasó», añade, y concluye que Zaramaga «huyó de ese urbanismo por la ‘paz social’ y planteó la gran pregunta de si la arquitectura y el urbanismo pueden moldear a sus habitantes».