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Menos producto por el mismo precio: algunas marcas vuelven a aplicar la «reduflación»

Ha vuelto la llamada «arquitectura del precio del paquete». Es decir, algunas marcas han ajustado a la baja la cantidad del producto que venden por paquete a pesar de mantener los precios.

La marca de cereales Cinnamon Toast Crunch redujo su tamaño recientemente. (Olivier DOULIERY/AFP)
La marca de cereales Cinnamon Toast Crunch redujo su tamaño recientemente. (Olivier DOULIERY/AFP)

Si comprueba que la mitad de la bolsa de patatas fritas viene vacía no se equivoca. La «reduflación», una táctica frecuente de la industria alimentaria que consiste en reducir el tamaño de sus artículos para ocultar los aumentos de precio, ha vuelto con la inflación pospandémica.

Edgar Dworsky, que lleva un cuarto de siglo estudiando el fenómeno, dice que ha identificado decenas de productos que han reducido su tamaño en los últimos meses, desde rollos de papel higiénico Charmin hasta paquetes de cereales Cheerios o comida para gatos Royal Canin. El precio, sin embargo, sigue siendo el mismo.

En setiembre, el gigante de la alimentación General Mills (Cheerios en particular) argumentó el aumento de los costos de las materias primas y la mano de obra para justificar alzas tradicionales de precios pero también la llamada «arquitectura del precio del paquete» (price pack architecture, PPA), un término técnico que en realidad significa ajuste a la baja de la cantidad de producto por paquete, o «reduflación».

Hace 20 años, sólo los consumidores más perspicaces se daban cuenta y «se quejaban en su rincón», pero hoy, con internet, «es público», subraya Dworsky.

En la red social Reddit, el grupo ‘Shrinkflation’ (Reduflación) cuenta con 14.500 miembros, que comparten sus descubrimientos, más en modo lúdico que de protesta. «Es más insidioso porque la reducción de tamaño es menos llamativa que un aumento de precio», explica a AFP Jonathan Khoo, diseñador de software en Oregón. «Es la demora entre la compra y el momento en que te das cuenta de que caíste en una trampa lo que lo hace peor» que un aumento de precio.

Este sentimiento de estafa «proviene del hecho de que la mayoría de los consumidores se confunden con la idea de que las cantidades están estandarizadas, reguladas», y no es así, salvo raras excepciones, como en el caso del alcohol, apunta Pierre Chandon, profesor de marketing en el INSEAD, un instituto europeo de negocios. «Como asumimos que el peso es fijo, no nos fijamos en él».

Malos compradores

«Para mí, es claramente un problema», comenta Jonathan Khoo, «pero también siento que, como consumidores, no se nos escucha (...) que no hay nada que podamos hacer».

«Sé que las empresas lo hacen porque los consumidores tienen un precio en mente para tal o cual artículo, basado en años de experiencia», argumenta Brian Johnson, un analista de datos de 52 años.

Este otro residente de Oregón se sorprendió al comprobar que el helado Tillamook, una marca local de moda, había pasado de 1,65 litros a 1,42. «No lo hacen a la ligera», asegura Dworsky. «Han incorporado los costes (de recalibración) y si 0,5% de los consumidores se queja, les envían vales para que sigan comprando» el artículo en cuestión.

No hay ningún ejemplo de un producto que los consumidores hayan rechazado en masa tras una reducción de tamaño. Los miembros del grupo en Reddit casi nunca llaman a un boicot de la marca. «Quizá hemos aprendido que es lo habitual y que si nos engañan es porque fuimos malos compradores», sugiere Pierre Chandon.

Aparte del precio, Brian Johnson también lamenta el «desperdicio de los envases» agravado por la reducción de los productos.

El profesor de marketing de la Universidad de Florida Central, Anand Krishnamoorthy, señala también que, una vez superado el periodo inflacionario, «no hay ningún incentivo» para que las marcas devuelvan los productos a su tamaño original. Por lo tanto, el cambio se convierte, en efecto, en permanente.

Sin embargo, advierte que no se debe estigmatizar a la industria alimentaria, ya que considera que se pueden encontrar ejemplos en muchos otros sectores. Algunos ejemplos son el desarrollo de apartamentos con superficies muy pequeñas, los modelos de coches compactos o el acondicionamiento de aviones para que quepan más pasajeros por metro cuadrado.

Del otro lado de la balanza, Pierre Chandon ve en la «reduflación» un beneficio para la salud. «Sabemos que cuanto más hay, más comemos», dice, pero con el reajuste de los tamaños «estamos en proceso de volver a lo que eran las porciones normales».