Mikel Zubimendi
Interview
Victor Perli
Parlamentario de Die Linke en el Bundestag

«Los resultados electorales han sido una terrible derrota para la izquierda»

Die Linke ha entrado de chiripa en el Bundestag, por los pelos. No llegó al 5% de los votos que exige la ley electoral (logró un 4,9%) pero consiguió representación en tres distritos locales y esa fue la llave que le abrió las puertas del Parlamento.

El diputado de Die Linke, Victor Perli, en una visita reciente a Donostia. (Jon URBE/FOKU)
El diputado de Die Linke, Victor Perli, en una visita reciente a Donostia. (Jon URBE/FOKU)

Eso ha conseguido, en cierta medida, amortiguar el golpe del batacazo electoral, pero Victor Perli no esconde su preocupación, no esquiva las responsabilidades propias de Die Linke y aborda desde la serenidad y un optimismo comedido el futuro de Alemania y de su izquierda política, y por extensión el de la izquierda global.

La primera pregunta es casi obligada: ¿Qué tal han ido las elecciones, para Alemania en general y para Die Linke (La Izquierda) en particular?
Los resultados de las elecciones federales han sido una derrota dura, una terrible derrota, para la izquierda. Hemos perdido casi la mitad de nuestros representantes en el Parlamento y realmente no nos ha sido posible ganar apoyo electoral desde las protestas sociales que se propusieron y se priorizaron. Creo que hay razones internas y externas para esta terrible derrota. Y un factor importante ha sido que la canciller Merkel no se presentaba, todo se centró en quién le iba a suceder, todo muy focalizado en los candidatos a ser nuevo canciller. Uno del partido conservador, uno del partido socialdemócrata y una de los Verdes. Toda la competición se centró en esos participantes y la mayoría de los alemanes querían un cambio, la derrota del candidato conservador, mandarlos a la oposición.

¿Qué podemos esperar en los próximos meses en Alemania? ¿Un gobierno fuerte, el comienzo de una nueva era, quizá de tensiones desconocidas hasta ahora y que navega en aguas inexploradas?
No creo que podamos hablar de una nueva era. Vamos hacia un gobierno de coalición liderado por el socialdemócrata Olaf Scholz con los neoliberales de derecha y el ecologismo liberal, sin ninguna agenda socio-económica progresista. Quizá haya pequeñas reformas en ciertos derechos civiles, que hagan más libre el aborto por ejemplo. Por desgracia, no esperamos cambios radicales auspiciados por los Verdes, que son una fuerza bastante liberal y que al compartir gobierno con los neoliberales del FDP, creo que apostarán por cambios ecológicos canalizados por la vía del mercado, de la iniciativa privada y del capital. Nosotros no creemos que sea posible transformar la economía para hacerla más sostenible sin una fuerte intervención del estado y esto no será posible con el nuevo gobierno que se va perfilando.

Visto desde aquí parece una paradoja. Die Linke está mejor organizado en los movimientos y en las luchas sociales, tiene más visibilidad en los movimientos por la expropiación de viviendas a los fondos buitres o en favor del clima, pero esa apuesta no se traduce en votos. Se fortalece la idea y se establece el cordón simbólico «de la izquierda minoritaria del 5%».
Es verdad que, aparentemente, aun con todos los fuertes movimientos sociales que han surgido estos años, que incluso consiguen victorias en el campo de la batalla de ideas en temas como las condiciones para acceder a la vivienda y los alquileres, el electorado en general no confía en la capacidad de Die Linke para proponer e imponer soluciones a estos problemas sociales, y deposita sus esperanzas y da su confianza a la segunda mejor opción, al partido socialdemócrata, para que al menos implemente algunas reformas.

Según deduzco de su respuesta, algo de culpa tienen en esto las luchas internas y los mensajes cruzados. Tienen buenas ideas y programas radicales, pero no consiguen representarlos ante mayorías sociales.
Sí, creo que esa es una de las razones. La izquierda alemana está en la encrucijada de su propia transformación, porque los «padres fundadores» de Die Linke (Gregor Gysi, Oskar Lafontaine...) ya no juegan ese rol de dominio que tuvieron antes y las nuevas generaciones piden paso. Sí, hay debate y una fuerte batalla de ideas sobre cuál es la dirección que debe tomar Die Linke. Y luego hay que ver qué tendencias tenemos en ciertas partes del país, el papel de la especificidad regional. Tenemos regiones con muy buenos resultados y otras con resultados definitivamente muy malos.

¿En que sentido funciona esa especificidad regional?
Existe, claro que existe. Somos fuertes en las grandes ciudades con movimientos sociales organizados y vibrantes, fuertes en ciertas partes del Este de Alemania que aún conservan ciertas tradiciones y cierto sentido de ciudadanía. Pero somos débiles en el Oeste de Alemania, muy especialmente en el campo y en el mundo rural.

Quisiera abrir un poco el zoom. ¿Cree que lo que le ha pasado a Die Linke le pasó antes a Syriza en Grecia, a Corbyn en Gran Bretaña, y quizá le acabe pasando a Podemos?
Que en Europa la izquierda está siendo sacudida y que está luchando para seguir en pie, con eso estoy de acuerdo. Una de las razones es que en demasiadas situaciones siempre estamos en posición defensiva, incapaces de proyectar medidas progresistas atractivas. No obstante, hay excepciones donde ha sido posible proyectarlas de manera desafiante y atractiva, en Alemania por ejemplo con el tema de la vivienda o en los trabajos de cuidados del sector de la salud. Pero sí, en general, no fuimos capaces de proyectar y compartir esa visión positiva e ilusionante. Creo que la izquierda es fuerte cuando es capaz de proyectar esperanza, de implementar alternativas concretas. Un buen ejemplo fue Bernie Sanders y su capacidad de proyectar esperanza, en un contexto donde no había una izquierda política organizada. Pero no soy pesimista de cara al futuro. En Alemania tendremos una coalición de gobierno de liberales modernos frente a la cual una oposición de izquierda será más importante que nunca.

En ese sentido, ¿cómo abordan la reflexión desde Die Linke para la construcción de una izquierda alemana relevante y poderosa, con proyectos de base reconocibles y bregada en conflictos productivos?
El progreso solo es posible a través del conflicto, a través de las victorias que consigues en esos conflictos. Por eso hay que hacerlos productivos. Ese es uno de los retos del futuro. Si la izquierda no obtiene éxitos y victorias en los conflictos sociales existe el riesgo real de que ese vacío lo ocupen los partidos fascistas. Sin embargo, también es un dato que en las pasadas elecciones federales la extrema derecha ha perdido.

¿Qué me dice de esa idea que defiende que conjugar la identidad y la política de clase es en sí mismo una contradicción? A Die Linke a veces le han atacado por su falta de conexión con prácticas antirracistas, feministas, queer o ecológicas, y otras veces porque ya no conecta con los intereses de la clase obrera y de los sectores populares que han sido dejados atrás. Para ustedes la cuestión social y ecológica son inseparables, de acuerdo, pero los votos se los llevan los Verdes.
Es el desafío para la izquierda: unir las luchas y problemáticas, porque ya se encargan las élites de dividirlas. Hay que poner por delante los intereses comunes de amplios sectores de la sociedad. En relación a la crisis ecológica, pienso que solo se puede avanzar y tener éxito si va unido a la justicia social.

Y de cara a un futuro próximo, ¿qué podemos esperar de ese debate interno de Die Linke que nos ha anunciado y que parte de un reconocimiento honesto del desastre electoral? ¿Cómo mantener perspectivas y horizontes abiertos para la izquierda alemana y, por elevación, para todas las izquierdas?
Para empezar te diré que no soy pesimista, tengo confianza en que es posible para la izquierda recuperar fuerza, pero uno de los prerrequisitos para ello es ser honestos entre nosotros mismos, avanzar propuestas comunes para luchar contra el enemigo, teniendo claro que no está dentro del partido, que está fuera. Soy optimista, podemos desarrollar una alternativa que combine una oposición al futuro gobierno liberal que se está perfilando en Alemania con alternativas realistas, que sean atractivas para todos aquellos que van a perder con el futuro gobierno liberal. Porque claro que va a haber perdedores, sectores cada vez más amplios con sueldos más bajos, nuevas oleadas de austeridad.