
La Enfermería del Trabajo es una de las especialidades «menos conocida y menos reconocida, incluso entre los profesionales». Para dar visibilidad a esta rama sanitaria, quizás con menos escaparate que otras como Ginecología, Pediatría o Medicina Familiar, se ha celebrado hoy en el Palacio de Miramar una jornada en la que se ha tratado de ofrecer una fotografía actual, en el marco de los Cursos de Verano de Euskal Herriko Unibertsitatea.
Una de las charlas ha puesto sobre la mesa «en qué consiste» la Enfermería del Trabajo, con una ponencia a tres voces protagonizada por Begoña Salgado y Amaia Etxebarria, que desempeñan su labor en Osalan, y Ainhoa Azpeitia, de la OSI Donostialdea de Osakidetza.
Ha arrancado Salgado, explicando que tras los cuatro años del grado de Enfermería llega el momento de especializarse, con una oferta formativa de siete opciones. A su juicio, las plazas para Enfermería del Trabajo «son claramente insuficientes para la demanda de empleo que hay».
En este sentido, ha remarcado que solo en el ámbito de actuación de Osalan –Araba, Bizkaia y Gipuzkoa–, hay una población trabajadora cercana a los 1,1 millones de personas, –la cifra en todo el mundo asciende hasta 3.300 millones de personas– y ha indicado que «vigilamos la salud no solo durante la vida laboral, sino que hacemos un seguimiento posterior», ya que puede haber afecciones causadas por el empleo que afloran más tarde. Un ejemplo con graves consecuencias podría ser la contaminación por amianto.
Interconectados
Begoña Salgado ha explicado que trabajo y salud son dos conceptos interconectados y que se alimentan entre sí, ya que «la salud es imprescindible para trabajar» y «las condiciones en las que se realiza el trabajo afectan, para bien o para mal, a la salud del trabajador».
Por ello, ha defendido que el personal sanitario tiene «un papel estratégico» en hacer que las empresas sean un entorno más saludable y seguro.
Al hilo de esto, su compañera Amaia Etxebarria ha apuntado que las enfermeras del trabajo se encargan tanto de la salud de las personas trabajadoras como de las condiciones en las que realizan sus tareas, evaluando su entorno y los riesgos laborales de cada puesto. Además, afrontan situaciones particulares como casos de discapacidad, embarazo y lactancia, gente mayor, retornos tras una baja…
Beneficios y peligros
Ha destacado asimismo que la presencia de profesionales de la salud en los centros laborales, en este caso de enfermeras, tiene beneficios como la «reducción del absentismo y accidentes laborales, la mejora del clima laboral y la confianza, una mayor productividad y satisfacción, una detección precoz de enfermedades profesionales y una intervención temprana en problemas de salud».
Por el contrario, su ausencia implica «un mayor riesgo de accidentes y enfermedades, la pérdida de seguimiento médico especializado, un incremento del estrés laboral, la desprotección del colectivo trabajador y diagnósticos tardíos que pueden dar lugar a complicaciones evitables».
Para cerrar la exposición, Ainhoa Azpeitia ha hablado sobre Osakidetza, donde trabajan más de 30.000 personas, además con tareas muy diversas y no solo relacionadas con el aspecto sanitario: administración, mantenimiento, limpieza…
¿Pero quién cuida a los que cuidan? En 2007 se puso en marcha la Unidad Docente de Medicina del Trabajo, que para este curso ha ofrecido nueve plazas para médicos y cinco para enfermeras. Esta formación, que dura dos años, combina clases teóricas con prácticas, en las que se rota por los diferentes servicios.

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