El «grito al mundo» de La Vuelta desborda al PP y fija un nuevo marco
La defensa que Pedro Sánchez y su Gabinete han hecho de las protestas en Madrid parecen buscar un espacio de confrontación en el que el Ejecutivo aparecería como defensora de los derechos humanos y la derecha española alineada con Israel, lo que genera mucho rechazo. El PNV también queda retratado.
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La multitudinaria movilización que siguiendo la estela de jornadas precedentes impidió el normal desarrollo de La Vuelta en Madrid y propició su abrupto cierre ha protagonizado portadas y titulares en todo el mundo, y ha abierto una nueva batalla política en el Estado español, con las posiciones claramente marcadas y el PP aparentemente desubicado.
Con una sociedad donde el 82% considera que efectivamente Israel está cometiendo un genocidio en Gaza -once puntos más que hace un año-, el Gobierno de Pedro Sánchez ha optado por ponerse del lado de quienes han tomado las calles en señal de protesta.
El propio presidente presentó el domingo las movilizaciones como «ejemplo y orgullo ante la comunidad internacional», y expresó «admiración» por una ciudadanía «que se moviliza por causas justas como la de Palestina».
Lo hizo en Málaga, antes de la llegada de la carrera a Madrid, pero era previsible lo que acabaría pasando. Además, ayer mantuvo sus palabras, y defendió que Israel no debe participar en ninguna competición deportiva internacional, como sucede con Rusia, «mientras dure la barbarie».
Parece que Sánchez busca oponer dos modelos: el suyo, en defensa de los derechos humanos, y el de la derecha española, alineada con Israel. Con los datos demoscópicos en la mano, y más allá de que a alguna gente, sobre todo conservadora, no le haya gustado las formas de la protesta, sabe que ese marco le beneficia ante la repulsa generalizada que provoca la matanza israelí.
Es elocuente, en este sentido, que el ministro para la Transformación Digital y Función Pública, Óscar López, calificara ayer de «grito al mundo» contra el genocidio lo ocu- rrido el domingo. En un acto organizado por Europa Press, el también candidato del PSOE a presidir la Comunidad de Madrid consideró «adecuado» cualquier mensaje para «generar presión» al Estado sionista.
En iguales términos se expresaron la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, y su homó- loga de Educación, Formación Profesional y Deportes, Pilar Alegría, para quien el «clamor popular solidario» en apoyo al pueblo palestino «no puede ser ignorado por quienes tienen que tomar decisiones».
Que el ministro israelí de Exteriores, Gideon Saar, cargara contra Sánchez ayuda a asentar ese marco, igual que las protestas e incluso denuncias judiciales de grupos ultras como Manos Limpias y Jupol.
FEIJÓO HACE MALABARES
En el otro lado del cuadrilátero, con la extrema derecha mundial alineada con Netanyahu, a Vox no le causa contradicciones insistir en el histrionismo prosionista, pero no ocurre igual con el PP, una parte de cuyos votantes, o potenciales votantes, también está espantada ante lo que ocurre en Gaza.
En este contexto, Alberto Núñez Feijóo intenta navegar entre dos aguas, cargando contra el Ejecutivo por las protestas, hasta el punto de acusar a Sánchez de practicar la «violencia política», pero intentando no parecer complaciente con la masacre israelí. Dijo que «se puede repudiar lo que ocurre en Gaza sin tener que caer en el antisemitismo o llegar a ser felicitado por un grupo terrorista», pero sin pronunciar la palabra genocidio, y calificando lo que ocurre en la Franja de «crisis humanitaria». «Se puede condenar y se debe condenar, pero no así», insistió.
El presidente del PP sabe que a su partido no le hace bien aparecer en la menguante lista de quienes apoyan a Netanyahu y compañía, pero no parece de la misma opinión Isabel Díaz Ayuso, cuya sombra acecha al político gallego. La presidenta de la Comunidad de Madrid no solo ha cargado contra las movilizaciones propalestinas, también ha defendido a Israel -«la única democracia liberal de Oriente Próximo»- cada vez que ha tenido ocasión. El domingo visitó al equipo israelí antes de empezar la etapa, y días antes llegó a decir que «curioso genocidio en el que el supuesto genocida avisa por tierra, mar y aire de los objetivos que va a bombardear para que sean desalojados y no haya víctimas», obviando que estas se cuentan por decenas de miles.
DEL «ORGULLO» DEL MINISTRO AL «BOCHORNO» DE ZUPIRIA
Este es el nuevo campo de batalla, con el PSOE con un mensaje unívoco y más contundente que hasta ahora, más cerca del de sus socios, y la derecha tratando de no ser identificada con los autores del genocidio.
Un retrato, por cierto, en el que el PNV y el Gobierno de Lakua tampoco salen favorecidos. Y es que el «orgullo» que el ministro Óscar López dijo sentir por las protestas de Madrid contrastan con las duras críticas vertidas por los representantes jeltzales tras las movilizaciones que obligaron a parar la carrera en Bilbo.
El lehendakari Imanol Pradales calificó, por ejemplo, de «espectáculo poco edificante» ver cómo las protestas «se convertían en incívicas y poco pacíficas», aunque apenas hubo incidentes y estos fueron menores que los de Madrid, mientras el alcalde bilbaino, Juan Mari Aburto, expresó sus «dudas» sobre que el objetivo de las «protestas incívicas» fuera solidarizarse con Gaza.
El titular de Seguridad, Bingen Zupiria también habló de «comportamientos incívicos» y llegó a decir que sentía «bochorno» por que EH Bildu «presuma» de la movilización a favor de Palestina.
Por contra, el portavoz parlamentario de EH Bildu, Pello Otxandiano, consideró que Bilbo se convirtió en «el faro de la esperanza», y el secretario general de la coalición, Arnaldo Otegi, se expresó ayer en igual sentido, y consideró «sana» la reacción popular.