Pablo CABEZA
BILBO
Entrevista
Eñaut Elorrieta
Cantante

«Con ‘Deserriko kantak’ me he enfrentado a mis dudas y miedos»

Una de las mejores voces de la escena vasca, Eñaut Elorrieta, debuta en solitario con ‘Deserriko kantak’, un álbum emocionalmente íntimo que discurre pausado entre láminas de guitarras, teclados y su singular voz. De paso, miles de seguidores de Ken Zazpi se preguntan si es el fin de la banda. No, el grupo tendrá nuevo disco en otoño apoyado por la Orquesta Sinfónica de Euskadi.

Eñaut Elorrieta ha presentado el disco ‘Deserriko kantak’. (Marisol RAMIREZ/ARGAZKI PRESS)
Eñaut Elorrieta ha presentado el disco ‘Deserriko kantak’. (Marisol RAMIREZ/ARGAZKI PRESS)

Ken Zazpi es una de las bandas más populares de la escena vasca, por lo que el anuncio del disco en solitario de su vocalista indujo a pensar en la ruptura de un proyecto aún vivo y necesario. La charla con Eñaut despeja dudas, ambas historias se escriben en paralelo. El solista presentará puntualmente el disco en formato trío (con Ruben Caballero y Txus Aranburu), mientras Ken Zazpi prepara disco con la OSE. Canciones revisadas y tres nuevos temas.

Por texto, contenido y formas, pudiera interpretarse como un disco terapéutico para su autor.
Empecé a componerlo inconscientemente, no tenía previsto publicarlo desde su inicio. Con la distancia, ahora, tengo la sensación de que mi cuerpo fue por delante de mi mente, algo nada habitual en mí. Y, en efecto, al principio, fue algo íntimo, y la verdad es que lo disfrute más en esa fase. Elegía una letra que me impactara, le componía una melodía a guitarra y voz, y ¡hala! ya estaba el tema, la satisfacción era inmediata. Era sencillo y gratificante. La realización del disco ha coincidido con una etapa de mi vida de cambios de calado, y con este trabajo me he enfrentado a mis propias mierdas, dudas y miedos. Me he topado con mis límites y mi mediocridad. Y he intentado mirarlos de frente, no esquivarlos. Y aunque ha habido batallas que por ahora he perdido, he logrado cruzar ese túnel con cierta entereza. Ha sido un destierro particular y elegido.

¿Se puede hablar de un disco que bordea continuamente la tristeza?
He elegido textos que hablan sin tapujos de la desconexión y la soledad. De la sensación de estar fuera de sitio, exiliados de nosotros mismos, de esa lucha interna que resurge en esas situaciones, de la gran batalla, la batalla contra uno mismo. Al ser un trabajo monográfico y conceptual en torno al exilio, he tenido constantemente la duda de que saliera demasiado denso, victimista y pesado. Y todavía me persigue esa duda. Quizá necesitaba soltar amarras con esa mochila tan pesada. No obstante, después de este atracón, ahora me apetece componer cosas más ligeras.

¿Identifica, de paso, el disco, con su acabado, con un posible concepto o percepción de la belleza dolida?
Identifico lo bello con la verdad de uno mismo, con su oscuridad y luminosidad, no creo en las verdades y las mentiras absolutas, simplemente no existen. Creo que este trabajo es un intento de búsqueda de mí mismo. Lo bello está muy cerca de la imperfección, de las contradicciones, de la incoherencia, de admitirse y exponerse sin tapujos. Y lejos del ego y del orgullo. No he conseguido llegar a ese punto, porque para mí es una guerra abierta, pero sí me ha valido para dar algunos pasos.

Se le ve con gesto de preocupación en la foto de la contraportada del disco.
Yo soy bastante autista de carácter, lo cual me ha facilitado las cosas cuando me pedían una mirada perdida e inquieta. También buscábamos una mirada que denotara miedo e incertidumbre, cosa que tampoco me costó demasiado, dado que exponerme en solitario me provoca cierto vértigo y temor.

Y, además, utiliza para las fotos del cuadernillo interno, portada y contraportada, paisajes desolados, sin futuro inmediato.
Creo en el futuro. Pero el futuro se encuentra, precisamente, al otro lado de ese túnel que estamos destinados a cruzar sí o sí.

Se ha dejado barba, que añade años y cierta bohemia.
Hay una frase que me encanta de Sarrionandia en el disco que dice: «El destierro es dejarse barba para intentar parecer más maduro y sabio».

Con un disco nacido de sus entrañas, de sus demonios, ¿le ha costado transmitir la esencia a los músicos, con qué colores trabajar, con qué instrumentos, de qué manera...?
Ha sido un proceso muy intuitivo, nada premeditado. Hemos intentado llevar cada canción a donde sentíamos que nos tiraba. He intentado estar lo más abierto posible a lo que proponían los músicos, que instrumentalmente me superan. Mi labor, sobre todo, era mantener en lo musical, el espíritu y el alma de las letras.

¿Han participado en los arreglos o han partido de un trabajo muy estructurado?
Ha habido canciones que tenía más trabajadas, pero en otras muchas yo proponía una canción a pelo, guitarra y voz. Sobre todo ha sido Ruben el que me proponía los arreglos. Creo que ha hecho un gran trabajo. Musicalmente, no me hubiera acercado a lo que hemos construido sin Ruben y Txus.

¿Ha tomado clases de canto en alguna ocasión de su carrera? ¿Se puede aprender adecuadamente escuchando referencias estimadas?
Llevo subiéndome a los escenarios 24 años. Lo hice por primera vez a los 13. Aunque he estudiado solfeo, soy autodidacta en cuanto al canto. Creo que se aprende escuchando, imitando, copiando y pasando todo eso por el necesario filtro interno.

Cabe imaginar que el trabajo de selección de textos ha tenido que ser arduo, o quizá sencillo si se mueve habitualmente por este terreno del «destierro».
Ha sido un trabajo arduo pero muy gratificante. He tenido asesores de lujo: Uxue Alberdi, Eider Rodriguez, Unai Elorriaga, Harkaitz Cano... Ser un país tan pequeño tiene sus ventajas, los escritores son más accesibles y les he sentido muy próximos. Les estoy muy agradecido. El destierro tiene que ver con el dolor y la amargura, y a su vez con una gran oportunidad.

¿Posee algo de álbum conceptual? ¿Le gusta la literatura?
Me considero un artesano de la canción, me gusta componer y cantar. Sí, creo que es mi trabajo más conceptual y literario, pero no dejan de ser 10 canciones y punto. Conozco bastante bien el trabajo de Sarrionandia, pero no acostumbro a leer demasiado. Lo que busco y lo que más me interesa es la musicalidad de los textos. El proceso de selección de textos, sí que me ha servido para acercarme más a la poesía.

¿Hubo uno o dos discos en el estudio que sirvieran de guía para todos? Algo así como «esto es lo que busco».
Con Ken Zazpi las referencias del pop anglosajón son más claras. En este caso, no he tenido ninguna referencia concreta, o he tenido todas, según se mire. Incluso te diría que ha sido al revés, después de terminar la grabación nos preguntábamos: «¿A qué cojones suena esto?, ¿qué hemos hecho?». No creo que hayamos inventado nada nuevo, pero te soy sincero si te digo que no soy capaz de citarte ninguna referencia concreta. Últimamente escucho a los clásicos, Dylan, Cohen, Young, Laboa... A veces siento que no se ha superado lo que este tipo de músicos consiguieron en aquella época, pero evidentemente no ha salido un disco de esa onda. Los músicos sí que están más puestos en cuanto a lo que se hace en la actualidad. Creo que la esencia es clásica, pero los vestidos tienen toques muy actuales, quizá sea una mezcla de todo.

No obstante, las canciones tienen un sonido contemporáneo, ¿no tuvo la tentación de tender hacia esos autores citados?
Esa duda ha sido una constante en todo el proceso. Y no la he resuelto. Pero bueno, a estas alturas no tiene sentido darle más vueltas. Sí tengo la sensación de que al final me he complicado, sobre todo recordando cómo concebí las canciones en un principio. Pero tendría que ser así. Estoy contento de todo el proceso Aun así arrastro inercias que me llevan a la complejidad, y de las cuales me estoy cansando. El disco es como una foto de un instante de mi vida, pero me siento en un proceso abierto, no resuelto, que me inquieta, pero me hace sentir vivo.

¿Son canciones compuestas y guardadas a lo largo de los años o escritas en un tiempo dado para un tiempo determinado y una forma concreta?
Es el resultado del trabajo de los dos últimos años. Le he dedicado muchas horas y mucho mimo. Lo siento como un primer mojón. Pero, ¿quién sabe qué me depara el futuro o cómo pensaré dentro de un tiempo? Ahora, siento ganas de seguir trabajando en ello. Quiero y necesito cantar para vivir y vivir cantando.