Ramón SOLA
DONOSTIA

EA denunciará la entrada en su sede porque «no fue un error»

Una vez pasadas las detenciones y la movilización por Herrira, Eusko Alkartasuna remarca que la Guardia Civil irrumpió en su oficina pese a estar perfectamente identificada y de modo simultáneo al asalto al piso inferior.

La sede de EA es perfectamente identificable desde la calle. (Jon HERNAEZ/ARGAZKI PRESS)
La sede de EA es perfectamente identificable desde la calle. (Jon HERNAEZ/ARGAZKI PRESS)

Hace ahora ocho días, la primera noticia de la operación policial llegó desde la sede de EA en Bilbo, ubicada en el piso superior del mismo número, el 2 de la calle Arenal. La Guardia Civil había irrumpido allí. Pasadas ya las detenciones y la manifestación de protesta, este partido ha decidido hacer público que, como se intuía desde el primer momento, en ningún caso se trató de una equivocación, y en consecuencia baraja qué acciones judiciales tomar. Un asalto a la sede de un partido político sin orden judicial debe considerarse como algo muy grave.

Cabe destacar que la sede de EA es perfectamente identificable desde la calle, porque su logotipo está en todas las ventanas. También aparece en el portero automático. Y si no se percibiera desde allí, cuando ya no hay dudas es al salir del ascensor, dado que el logotipo figura en la puerta de la sede.

Tres trabajadores estaban allí en aquel momento. Guardias civiles -de paisano pero armados- irrumpieron en el local, según han detallado a GARA, y se identificaron como tales. Se ha constatado que la entrada se produjo justo al mismo tiempo que ocupaban Herrira en el piso segundo (EA está en el tercero), en ese caso con la presencia de la secretaria judicial.

El elemento de la simultaneidad (en ambos pisos escucharon perfectamente lo que ocurría en el otro) ya hace increíble que se tratara de un fallo. Quedarían otras hipótesis, pero improbables, como la de que la Guardia Civil hubiera querido comprobar si en esa sede de EA estaba alguno de los miembros de Herrira a los que iba a detener.

La telefonista de EA fue conminada contundentemente a dejar de hablar por teléfono. Los guardias civiles permanecieron en el local unos diez minutos, es decir, tiempo más que sobrado para percibir el supuesto fallo. No fue hasta entonces cuando un mando indicó que se habían equivocado y los trabajadores retenidos fueron liberados. En cualquier caso, tampoco se les permitió salir de la sede hasta cerca de las 13.00, unas dos horas y media después del asalto. Un agente permaneció en la entrada del piso hasta entonces.

El secretario general de EA, Pello Urizar, subrayó en ETB que por todo ello «en ningún caso fue un error», y añadió que la sede sufrió «un pequeño registro» -evidentemente no comparable con el de Herrira- dado que los guardias civiles repasaron habitación por habitación.

Urizar confirmó a GARA que no han recibido posteriormente ninguna explicación oficial. Y recalcó que ayer mismo, en la reunión semanal de la Ejecutiva, se iba a analizar la cuestión para decidir qué iniciativa judicial cabe tomar por este asalto.

Tampoco la senadora Amalur Mendizabal (Amaiur) ha recibido llamada alguna en relación a la agresión que sufrió por parte de un ertzaina en el registro de Hernani, y que se ha saldado con ocho puntos de sutura en la cabeza y lesiones cervicales. Mendizabal presentó ayer denuncia en el juzgado de guardia de Donostia.

Dos tipos de responsabilidad

Ante la entrada -donde estuvo acompañada de compañeros de coalición como Alberto Unamunzaga, Maite Aristegi o Iñaki Goioaga, además de la presidenta de Juntas de Gipuzkoa, Lohitzune Txarola-, Mendizabal hizo hincapié en que nadie se ha comunicado con ella, «no ya para pedir perdón, sino tampoco para dar una mínima explicación» por el ataque.

El objetivo de la denuncia judicial es doble. Por un lado, lógicamente trata de esclarecer los hechos y quién fue el autor. Y en paralelo, de señalar la responsabilidad política, dado que nadie la ha asumido por ahora.

En el primer capítulo, Mendizabal recordó que solicitó insistentemente al ertzaina agresor y a sus compañeros y mandos que le dieran el número de placa, sin conseguirlo. Por eso, extiende la responsabilidad no solo a quien le hirió, sino a los que no lo impidieron. «En ningún momento le pararon», recalcó. Desconoce si la carga fue fruto de una orden superior o no.

En cuanto a las responsabilidades políticas, Mendizabal apuntó a las consecuencias que tiene dejar impunes este tipo de acciones. Recordó que se acaba de cumplir año y medio de la muerte de Iñigo Cabacas por un pelotazo sin que la investigación prospere. «Si las cosas no se aclaran, el camino queda abierto para que pasen de nuevo», indicó. Por tanto, espera alguna respuesta de la consejera de Interior, Estefanía Beltrán de Heredia, y su partido, el PNV.

En cuanto a su estado, a Mendizabal le han quitado por ahora dos de los ocho puntos de sutura. Tendrá que hacer ejercicios de rehabilitación por los problemas de cervicales producidos por el porrazo.