Apenas ha habido tiempo en Catalunya para asimilar la resaca de la votación de ayer en el Congreso de los Diputados, ya que esta mañana, el pleno del Parlament ha comenzado con una sesión de control al Gobierno y al president, Artur Mas, con el debate de ayer como elemento estrella. Sin ninguna novedad respecto al discurso de anoche, Mas ha asegurado que la oferta catalana de diálogo sigue en pie, pero ha advertido de que el proceso sigue adelante.

En respuesta a los requerimientos de la líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, que le ha preguntado si acatará la votación del Congreso, dará por acabado el proceso soberanista e iniciará un «diálogo legal» con el Gobierno español, Mas ha repetido las palabras pronunciadas ayer por Duran i Lleida: «Ponga hora y fecha» para la reunión. El president también ha recordado, además, que «el teléfono también funciona en sentido contrario» y ha invitado al PP a «perder el miedo a votar».

El president ha recordado que ayer «solo se votó la transferencia de una competencia» y consideró que «solo es uno de los caminos, entre bastantes otros, para poder votar el 9 de noviembre».

Mas ha calificado de «universos diferentes» las realidades catalana y española. Mientras en Madrid «se atrincheran detrás de leyes prácticamente sagradas», en Catalunya «existe una mayoría que quiere decidir y que sabe que si se quiere, se puede».

Frente a la hostilidad mostrada por el PP, el PSC y Ciutadans, los partidos soberanistas han vuelto a mostrar su unidad en torno al derecho a decidir y tanto el líderes de ERC, Oriol Junqueras, como el de ICV-EUiA, Joan Herrera, han planteado preguntas benévolas en la sesión de control, más dirigidas a la Moncloa que el president. Por su parte, el diputado de la CUP David Fernández ni siquiera ha centrado su intervención en el debate de ayer, que la formación independentista considera de un mero trámite. Agradecido, Mas ha recordado que «la fuerza está en el acuerdo político y la mayoría social.