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El pintor Fermín Alvira presenta en Iruñea una reflexión sobre lo cotidiano

Paisajes y retratos conforman la exposición ‘Fluidez’ que el pintor iruindarra Fermín Alvira presenta en la planta baja del Pabellón de Mixtos de la Ciudadela de Iruñea. Una reflexión sobre lo cotidiano a través de los contrastes del lenguaje artístico. Se trata de la tercera muestra individual del autor en el recinto expositivo, después de las realizadas en 2004 y 2009. Se podrá visitar hasta el 18 de marzo.

La directora de Cultura y Educación, Maitena Muruzábal, y el pintor Fermín Alvira han presentado la muestra que el propio autor enmarca en el concepto de fluidez, clave en su investigación y en sus trabajos de los dos últimos años, período aproximado que abarcan las obras que se exponen.

Ese concepto de fluidez, como elementos que se mueven, corren y se adaptan, descubre una pintura que desde hace años eliminó disolventes, por lo que son obras realizadas sobre óleo al agua, acrílico, tinta y acuarela. Esas técnicas le permiten trabajar con pulverizador y grandes cantidades de agua que llevan a Alvira a buscar en el azar relativo y el propio comportamiento del material, alegorías sobre la falta de control en la vida.

El trabajo más reciente de Alvira está lleno de aspectos que tienen que ver con el propio lenguaje plástico: contrastes que conectan con las tensiones internas, con la vida, fluidez – densidad, vacía – lleno, ligero – pesado, azar – control, orden – caos, luz – sombra, color – no color.

En su obra, el gesto, la mancha y el azar forman parte del proceso de trabajo, atendiendo al dibujo y la composición como ejes fundamentales, y al color como vehículo de expresión emocional. El autor reflexiona en sus obras en torno a ideas procedentes de lo cotidiano, trascendiendo su propio significado hasta hacerse universales. Lo cercano adquiere una dimensión espiritual, imágenes metafóricas sobre el amor, aspectos sociológicos y conceptos psicológicos y románticos.

La exposición se divide en dos series que presentan paisajes y retratos. Alvira encuentra en el paisaje valores eternos. En él, lo humano y lo divino se dan cota. El género del paisaje aprehende la sencillez y grandiosidad de la naturaleza... como se refleja en los puentes, naturaleza, mar o árboles pintados. En el caso de la figura humana, en ella reside la fuerza misma del ser humano, sus pasiones y sus valores. Un retrato es psicológico porque el modelo se ofrece a él, pero sobre todo porque la psique del pintor está en él más presente que nunca. De ahí, las obras que plasman hombres, mujeres, niños, niñas, gestos, miradas, posturas... y que atraen al espectador por su fuerza y realismo.