@aagirrezabal

Alaa al-Dali, el ciclista palestino que nunca podrá correr el Giro

El Giro de Italia arranca hoy, pero lo hace bastante lejos de las fronteras transalpinas. La Corsa Rosa da sus primeras pedaladas en Jerusalem, en un intento del Gobierno israelí de mostrar, durante tres días, una imagen distinta a la del Estado que reprime y dispara contra el pueblo palestino. Precisamente, uno de estos disparos acabó el pasado 30 de marzo con el sueño del ciclista palestino Alaa al-Dali, a quien han tenido que amputar una pierna.

Alaa al-Dali, con sus medallas, tras sufrir la amputación. (@theIMEU)
Alaa al-Dali, con sus medallas, tras sufrir la amputación. (@theIMEU)

12 millones de euros. Es el dinero que ha pagado Israel para llevar la salida del Giro, por primera vez, fuera de Europa. Represión, nuevos asentamientos en las colonias, adolescentes encarceladas… Estas son las noticias que dibujan la imagen de Israel en el viejo continente y Benjamin Netanyahu no ha dudado en hacer tal inversión para tratar de, al menos durante unas horas, emitir otro dibujo del Estado.

Sin embargo, la represión sobre el pueblo palestino no escapa al ciclismo y se ve reflejada en la figura de Alaa al-Dali. Este palestino de 21 años participó en las protestas que iniciaron, con motivo del 70 aniversario de la Nakba, la campaña de 46 días de la Gran Marcha del Retorno el pasado 30 de marzo, cuando recibió un disparo. El corredor se encontraba preparando los Juegos Asiáticos, que se celebran este verano en Indonesia, pero tras nueve operaciones le han tenido que amputar su pierna derecha.

«En el momento en que me dispararon y caí al suelo, supe que nunca más sería capaz de montar en una bicicleta», señaló en declaraciones al Middle East Eye. «He estado entrenando durante meses, durante al menos seis horas al día para representar a mi equipo y levantar la bandera de mi país, Palestina, en los Juegos Asiáticos».

Según los médicos, debieron amputarle la pierna por los daños causados en huesos y tejido, ya que el Ejército israelí disparó las llamadas ‘balas explosivas’ o ‘dum-dum’ diseñadas para fragmentarse y explotar cuando impactan, rompiendo huesos y desgarrando vasos sanguíneos. Su uso está prohibido por el derecho internacional desde 1899.

«Monté en mi bicicleta para dirigirme a la valla fronteriza del este junto con tres de mis amigos ese día», recuerda. «Estaba desarmado. Ni siquiera llevaba piedras. Me quedé a unos 200 metros de la valla de la frontera y me dispararon una bala justo debajo de la rodilla». 40 compatriotas suyos han corrido peor suerte y han fallecido durante esta marcha.

Desde el comienzo de las protestas, otros cinco atletas palestinos en Gaza han perdido las piernas debido a las heridas causadas por municiones explosivas.