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Un tribunal marroquí condena a los líderes rifeños a veinte años de cárcel

Los cuatro principales líderes de las revueltas que sacudieron la región del Rif entre 2016 y 2017 han sido hoy condenados por un tribunal marroquí a veinte años de cárcel, entre ellos su cabecilla, Nasser Zafzafi.

Nasser Zafzafi, durante una entrevista realizada por GARA en 2017.
Nasser Zafzafi, durante una entrevista realizada por GARA en 2017.

El Tribunal de Apelación de Casablanca ha condenado a Nasser a Zafzafi, Mustafa Ahamyik, Wasim al Bustati y Samir Ighir a 20 años de prisión por «atentar contra la seguridad interna del Estado», además de otros delitos como «rebelión y participación en protestas ilegales». Zafzazi ofreció una entrevista a GARA en marzo de 2017.

Ninguno de los procesados resultó absuelto, y las condenas, además de los cuatro casos más graves, oscilaron entre los 15 años (cuatro personas), diez años (siete personas, entre ellos el cabecilla Mohamed Yalul), cinco años (diez), tres años (ocho), dos años (19), un año (uno) y un último condenado a una multa de 5.000 dirhams (unos 450 euros).

El proceso, que ha estado marcado por numerosas protestas de los acusados y de sus abogados defensores, que se quejaban de ver lesionados sus derechos, comenzó el pasado 12 de setiembre y ha sido uno de los más largos de los últimos años en Marruecos.

La lectura de la sentencia ha sido pronunciada en ausencia de los propios acusados (53 en total), que rechazaron usar su último turno de palabra y fueron devueltos al sótano del tribunal, quedando la comunicación del veredicto en manos de un ujier que se ha desplazado hasta ese sótano.

Nada más conocerse los primeros veredictos, los asistentes ha comenzado a gritar y a corear consignas políticas como «Viva el Rif», así como lemas contra el Estado y cánticos religiosos.

De los abogados defensores presentes en la sala, solo uno de ellos, Mohamed Aghanach, ha confirmado que piensan apelar la sentencia, mientras que su colega Mohamed Karrut, en su caso representante del Estado, ha considerado que las penas habían sido «muy leves».

El largo proceso a los líderes rifeños, que se ha desarrollado a más de seis horas de viaje de sus lugares de residencia -la ciudad de Alhucemas y sus alrededores- comenzó en septiembre con dos sesiones semanales, pero la cantidad de acusados y el elevado número de abogados que les defendían hicieron que las vistas fueran aumentando hasta tres, cuatro y hasta cinco días semanales.

Las intervenciones de los acusados rifeños han tenido un marcado carácter político de denuncia contra el Estado marroquí y de cuestionamiento de la motivación de su proceso. Zafzafi, detenido en mayo de 2017, se convirtió en líder inesperado de una revuelta civil sin estructuras claras organizada en torno a un movimiento conocido como Hirak, que capitalizó el descontento de la región por el atraso económico, la falta de oportunidades de la juventud y la carencia de servicios públicos.

Aunque estos problemas eran históricos y estructurales, las protestas estallaron cuando un comerciante de pescado de Alhucemas llamado Mohsen Fikri resultó aplastado por el mecanismo interno de un camión de basura donde las autoridades habían confiscado su mercancía so pretexto de haberla pescado ilegalmente.

Las protestas sacaron a las calles a decenas de miles de personas de todas las edades, que desbordaron a la clase política local y nacional, y nunca tuvieron veleidades independentistas, logrando de hecho un gran apoyo en un primer momento en el resto de Marruecos.

Sin embargo, la irrupción de Zefzafi en una mezquita, donde interrumpió un sermón del imán, desató una espiral de represión policial que llevó a la cárcel a cientos de personas y se ha saldado con duras condenas de cárcel.