Maite Ubiria
Hazparne

Los migrantes de Hazparne, libres, pero con una orden de expulsión sobre sus espaldas

Alassane y Mamadou, dos jóvenes originarios de Costa de Marfil, aunque residentes desde hace un año en Hazparne, han salido en libertad, pasada la 01:00 de la Gendarmería de la localidad, a la que fueron conducidos tras su detención, en la tarde del domingo, a las puertas del caserío del barrio de Zelai en el que viven tras ser acogidos por el profesor retirado y antiguo edil abertzale, Xarlo Etxezarreta.

Hazparneko komisaldegia, jendez lepo. (Isabelle Miquelestorena)
Hazparneko komisaldegia, jendez lepo. (Isabelle Miquelestorena)

La persona que les acoge, el ex edil abertzale y profesor retirado, Xarlo Etxezarreta, ha mostrado esta mañana a NAIZ su satisfacción por la puesta en libertad de Alassane y Mamadou, aunque se reconoce inquieto por el futuro de sus dos huéspedes. Los gendarmes entregaron a los dos migrantes un pesado dossier en el que se señala que cuentan con un plazo de 45 días para «abandonar territorio francés».

Los dos jóvenes deberán comparecer semanalmente ante la policía y sobre ellos pesa una orden de abandonar «territorio francés», ejecutable en 45 días, que vuelve a teñir de sombras el horizonte de dos jóvenes que ya sufrieron el calvario de abandonar su país, alcanzar la costa magrebí y cruzar en una balsa el Mediterraneo, antes de cruzar la muga y recalar en el norte de Euskal Herria.

Así las cosas, la organización Cimade se hará cargo del dossier de ambos jóvenes cara a articular la respuesta administrativa y judicial a esa orden de expulsión que les sitúa ante una difícil disyuntiva: echar marcha atrás en su periplo, y volver a pasar la muga en dirección al estado por el que entraron en Europa, tras jugarse la vida en el Mediterraneo, y tratar de registrar allí una demanda de residencia, o pasar a la clandestinidad.

Mamadou y Alassane son desde hace un año parte del paisaje de Hazparne, por más que su color de piel les convirtiera, el domingo, en una diana fácil a ojos de la policía gala que, todos los cuerpos confundidos, se emplea a fondo, desde el pasado verano, particularmente entre Irun y Hendaia, para tratar de impedir que las personas migrantes atraviesen Euskal Herria y prosigan viaje hacia ciudades como Burdeos o París.

Son decenas las personas que, como ocurrió el domingo por la tarde a Mamadou y Alassanne, son objeto de controles de identidad, por criterios de raza, y expulsadas de vuelta a Irun sin que medie procedimiento administrativo o garantía judicial alguna. Es más, el ex suprefecto de Baiona y hoy secretario de Estado de Interior, Laurent Nuñez, se congratulaba la semana pasada de que las operaciones en frontera «han aumentado en un 60% y los rechazos de entrada en el país otro tanto», en su respuesta a una pregunta de la parlamentaria angeluarra Florence Lasserre-David.

Los dos jóvenes detenidos en Hazparne llevaban hasta su detención una vida plenamente pública. Remarca Etxezarreta que «uno de ellos juega al fútbol en el equipo local y el otro está en el euskaltegi, además de que han mejorado mucho su francés -explica este antiguo profesor- ya que su idea siempre ha sido seguir viaje a París, aunque a la vista de la acogida, hayan decidido quedarse más tiempo en Hazparne».

Hoy descansan de la enésima experiencia traumática ligada a sus jóvenes vidas, en casa de su protector, y con la seguridad de que esa solidaridad que llevó a un centenar largo de personas a acompañarles durante su retención, a las puertas de la Gendarmería, seguirá siendo su pilar más fuerte cara a afrontar también el futuro próximo.