Iñaki Vigor

‘El Carrascal’, un campamento en ruinas vendido por el Ejército español

El campamento militar de ‘El Carrascal’ ha sido utilizado durante décadas para el adiestramiento de reclutas. Tras ser abandonado por el Ejército español, sus barracones se fueron deteriorando progresivamente, hasta quedar en estado ruinoso. El año pasado el Ayuntamiento de Tiebas-Muru Artederreta compró todo el recinto, y sus vecinos decidirán ahora qué hacer con él.

Cartel que prohíbe el paso al ruinoso campamento militar de ‘El Carrascal’. (FOTOGRAFÍAS: Iñaki VIGOR)
Cartel que prohíbe el paso al ruinoso campamento militar de ‘El Carrascal’. (FOTOGRAFÍAS: Iñaki VIGOR)

Encinar hermoso. Eso es lo que significa en euskara la palabra Artederreta, topónimo que fue castellanizado con el nombre de ‘El Carrascal’. Se trata de un pequeño puerto situado a unos 14 kilómetros de Iruñea, en la ruta que comunica la capital navarra con Orbaibar y Tafallaldea.

Al campamento militar se accede desde la carretera N-121, tras atravesar la localidad de Arrizabalaga (Campanas). Un viejo y estrecho carretil se adentra en una zona llana y con escasa vegetación, flanqueada por las canteras de la sierra de Alaitz y por Muru Artederreta, pequeño pueblo que conservó el euskara hasta finales del siglo XVIII y cuyo nombre también fue castellanizado bajo la denominación de Muruarte de Reta. Su casco urbano está a medio centenar de metros del recinto castrense, delimitado en esta zona por una alambrada de espinos rota y oxidada.

Poco antes de llegar a una barrera metálica de color rojo y blanco, una señal de circulación advierte que está prohibido el paso, «salvo campamento militar». Ese acceso norte pasa junto a una garita de vigilancia desde la que se controlaba el paso de vehículos, ya que era una carretera pública utilizada por vecinos de los pueblos de la zona antes de que fueran construidos nuevos accesos por el exterior del campamento.

A ambos lados de esta vieja carretera se ven barracones de diversos tamaños, todos en estado ruinoso y con sus paredes cubiertas de grafitis y pintadas. La mayoría de ellos no tiene puertas ni ventanas, aunque casi todos conservan sus techos de uralita o de tejas. Junto a algunos edificios crecen matorrales que ocultan basuras y escombros acumulados durante años, así como restos de la alambrada en espiral que bordeaba algunos tramos del campamento.

Los barracones son de una sola planta. En ellos se alojaban los jóvenes reclutados para hacer el servicio militar, pero también fueron utilizados por los miembros de la Compañía de Esquiadores-Escaladores de la División de Montaña Navarra nº 6, creada en 1961 y activa hasta su disolución en 1995. Esta compañía, que contaba con una unidad de élite, estuvo ubicada sus cuatro primeros años en Iruñea, en 1965 pasó a Lizarra y en 1979 se instaló en Aizoain, al pie del monte Ezkaba.

En sus 34 años de existencia esta compañía militar tuvo varias denominaciones, todas ellas muy parecidas. Si bien comenzó realizando sus prácticas de escalada en las peñas de Etxauri, a mediados de los años 60 los mandos militares decidieron que se hicieran en la zona de Artederreta porque se encuentra muy próxima al campamento de El Carrascal. Las unidades de soldados esquiadores-escaladores podían trasladarse en pocos minutos hasta Peñartea, un desfiladero abierto en la cara sur de la sierra de Alaitz cuyas paredes rocosas cuentan con decenas de vías de escalada de variada dificultad.

En la actualidad, la autopista AP-15 impide el acceso directo a Peñartea desde el abandonado campamento militar, pero un desvío de la carretera N-121 permite llegar por pista hasta la zona de escalada, situada cerca de las enormes canteras de la sierra de Alaitz.

Al otro lado de la autopista, entre campos de cultivo, grandes aerogeneradores empequeñecen todavía más al pequeño pueblo de Muru Artederreta, encaramado a una loma. Desde la parte más elevada se contempla en su totalidad lo que queda del campamento, situado en un paraje que debió ser hermoso hasta que llegaron los militares. Además de barracones, fueron levantadas otras edificaciones para abastecerles de agua y electricidad, sumando en total 10.188 metros cuadrados de superficie construida.

Al recinto también se puede acceder desde el sur, penetrando por la antigua carretera hasta que se ve cortada por otra barrera metálica roja y un cartel con la inscripción «Prohibido el paso excepto campamento militar». Otro cartel cercano insiste en la misma prohibición y advierte de que se trata de un «edificio en ruinas».

No es solo un edificio el que está en ruinas, sino todos. Unos cuarenta barracones se van desmoronando poco a poco en este recinto castrense totalmente abandonado, cuya superficie asciende a 231.434 metros cuadrados.

A finales de 2016. el Ejército español decidió desafectar los terrenos del uso militar y sacarlos a subasta, incluidos 5.812 metros cuadrados que habían sido cedidos en su día por el Gobierno de Nafarroa tras la desafectación de la carretera que conduce desde el puerto de Artederreta hacia Marcilla. Esa subasta quedó desierta, y el pasado año el Ayuntamiento de Tiebas-Muru Artederreta decidió comprar esos terrenos por 471.430 euros a INVIED (Instituto de Vivienda, Infraestructura y Equipamiento de la Defensa).

De momento, no está claro el uso al que será destinada la zona del campamento militar, pero es evidente que el propio Ayuntamiento deberá correr con los gastos de derribo de los barracones, ya que el Ejército español ni siquiera se ha preocupado de derruirlos y dejar limpia la zona. «Haremos una consulta a los vecinos y entonces decidiremos», anuncia la alcaldesa de este municipio, Yolanda Obanos.