@imanolintziarte

Un muro rojo para cimentar el Grand Slam y las 14 victorias seguidas de Gales

Gales se ha llevado el Seis Naciones 2019 gracias a una férrea defensa, sin sumar un solo bonus ofensivo. El nivel de juego mostrado –mucho pico y pala, poco fuego artificial– ofrece escasas esperanzas para los conjuntos europeos de cara al Mundial de Japón, al menos si el objetivo es derrocar la dictadura de los All Blacks.  

Los jugadores de Gales festejan el título conseguido el pasado sábado. (GEOFF CADDICK / AFP)
Los jugadores de Gales festejan el título conseguido el pasado sábado. (GEOFF CADDICK / AFP)

«Se busca rival digno para derbi decente», rezaba una pancarta exhibida hace unos años en el Santiago Bernabéu, en plena racha de victorias del Real Madrid sobre su vecino el Atlético.

En ello anda buena parte de la prensa especializada de rugby en Europa, a la caza y captura de un mirlo blanco que pueda plantar batalla a los todopoderosos All Blacks en el Mundial del próximo otoño.

Primero fue Inglaterra y su larga racha invicta, cuando Eddie Jones tomó las riendas. Luego la Irlanda capaz de doblegar a los de negro en Chicago y Dublín, con el Grand Slam en 2018 entre medio. Ahora es el turno de Gales, gracias a su triunfo inapelable y meritorio en el Seis Naciones recién finiquitado.

Tercer Grand Slam (2008, 2012 y 2019) para un Warren Gatland que tras la cita mundialista de Japón dirá adiós a los dragones. Han sido once buenos años para los de rojo, pero basta repasar un par de cifras para advertir la osadía . En este periodo de tiempo, los once enfrentamientos contra  Nueva Zelanda se han saldado con otras tantas derrotas, con 158 puntos anotados (14,36 por partido) frente a 377 encajados (34,27 de media).

Más emoción que juego

Difícilmente pasará a la historia este Seis Naciones por la exhuberancia de su juego. Más bien al contrario. Gales, Inglaterra e Irlanda le han puesto al menos picante a la lucha por el título. El torneo arrancó con el machetazo de Inglaterra en Dublín y, tras arrollar a Francia, los de la rosa se colgaron el cartel de favoritos.

Eso duró hasta la visita a Cardiff, donde se toparon con la muralla galesa. Porque los dragones han ganado los cinco partidos sin conseguir el bonus ofensivo en ninguno de ellos, posando diez ensayos en total. Pero solo han encajado 65 puntos, una media de 13 por partido. El 25-7 ante Irlanda ha sido su marcador más amplio. Los del trébol han estado por debajo de las expectativas.

Dos de estas victorias llegaron en sendas remontadas. En París fueron capaces de voltear un 16-0 en contra, mientras que ante Inglaterra marchaban 3-10 por debajo y firmaron en la segunda mitad un parcial de 18-3.

Gales llegaba a este torneo con una racha de nueve victorias seguidas, y no eran pocos los que les señalaban como los ‘tapados’ de la competición. Acertaron de lleno. Ahora la cifra, nada desdeñable, se eleva a catorce.

En Japón se las verá en el grupo D con Australia, Fiji, Georgia y Uruguay. Probablemente se jugará el primer puesto con los wallabies, y en cuartos el cruce será contra Inglaterra, Francia o Argentina. Pero de aquí a septiembre tiene que pasar aún mucha agua por debajo del puente.

La clase baja

Otra batalla es la que han disputado Francia, Escocia e Italia. Les bleus comenzaron con una bisagra formada por Parra como medio melé (30 años) y Lopez de apertura (29), y han terminado con Dupont (22) y Ntamack (19). Sangre muy joven que necesitará tiempo, un bien escaso en el entorno de los del gallo.

Escocia se cayó de la carrera a las primeras de cambio, castigado por las lesiones de algunos jugadores clave. No obstante, el empate en Twickenham tras ir perdiendo 31-0 les hace terminar con buen sabor de boca.

Respecto a Italia, nada nuevo bajo el sol. El Seis Naciones les viene grande y ya suman tres cucharas de madera consecutivas.