La ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, ha comparecido este miércoles en la Cámara de Holyrood para actualizar sus planes sobre la convocatoria de un segundo referéndum de independencia, para lo que se ha dado un plazo de dos años, periodo que coincide con el final de la actual legislatura en el Parlamento de Edimburgo.

Para Sturgeon, el Brexit ha puesto en evidencia la «profunda crisis democrática» de la Cámara de Westminster, un parlamento que «no responde a los intereses de Escocia». Por ello, considera que la causa independentista es «más sólida que nunca».

No obstante, aboga por una opción pausada a la hora de llamar de nuevo a las urnas, al considerar que una convocatoria inminente «no permitiría una elección informada». Por ello, prefiere esperar a ver lo que da de sí el Brexit, pero sin esperar eternamente.

En ese sentido, el Gobierno escocés introducirá la legislación necesaria para la celebración del referéndum antes de final de año, pero sin proceder a la petición a Westminster de los poderes –Artículo 30– para la convocatoria de la misma. Sobre una posible negativa del Gobierno británico a una nueva consulta independentista en Escocia, Sturgeon ha afirmado que esa posición sería «insostenible».

A su vez, el Ejecutivo de Edimburgo impulsará la formación de una Asamblea Ciudadana para promover un debate público sobre el futuro del país.

Cabe recordar que, en marzo de 2017, en los meses posteriores al Brexit, la propia Sturgeon convocó un referéndum que tenía que haberse celebrado entre otoño de 2018 y primavera de 2019. Sin embargo, unos discretos resultados del SNP en las elecciones generales británicas celebradas el 8 de junio del 2017 obligaron a la ministra principal a aplazar la consulta independentista sine die. Hasta hoy.