El arresto, el pasado 16 de mayo en Sallanches (Alta Saboya), del exdirigente de ETA Josu Urrutikoetxea, quien comparecerá mañana ante el Tribunal de Apelación de París, ha dado lugar a diferentes pronunciamientos, tanto en medios de comunicación convencionales como media campañas de solidaridad vía redes sociales.

Tras las tribunas de opinión aparecidas semanas atrás en el diario "Libération" y el digital "Médiapart", esta tarde el prestigioso rotativo ‘Le Monde’ ha publicado un artículo de opinión suscrito por tres expertos en resolución de conflictos de alcance internacional.

Se trata de Andy Carl, cofundador de la ONG británica Conciliation Resources, de Véronique Dudouet, investigadora y experta del norteamericano Instituto por la Paz, y de Jean-Marie Muller, filósofo, escritor y miembro fundador del Movimiento por una Alternativa No Violenta (MAN).

En ese artículo, los tres expertos reconocen que la detención de Urrutikoetxea es una «cuestión delicada para el Gobierno francés», a la luz de su «papel decisivo en las negociaciones de paz destinadas a poner fin al conflicto vasco», tras lo que desgranan su participación en los intentos para llegar a un acuerdo negociado en Argel, Ginebra y Oslo.

«Creemos que la criminalización de quienes han llevado a cabo una transición desde la lucha violenta hacia la lucha política pacífica es problemática desde el punto de vista ético y estratégicamente resulta contraproducente», aseveran estos expertos, que aluden a experiencias de salida de conflictos como las de Irlanda o Colombia.

Tras aludir al carácter especial del conflicto vasco, remarcan el papel jugado por sociedad civil y electos, no sin recordar que en un proceso de cese de las armas más al uso, en base a un acuerdo negociado, Josu Urrutikoetxea «se habría beneficiado de gestos de reconciliación de la parte del Estado, de cara a permitirle contribuir al trabajo de construcción de una paz duradera, que incluye el difícil camino de la búqueda de la verdad, la reconciliación con todas las víctimas del conflicto y la educación de las generaciones futuras sobre el pasado doloroso del País Vasco».

De ahí que estos expertos consideren que «privilegiando una lectura exclusivamente penal, focalizada sobre actos violentos cometidos hace 30 años, y rechazando reconocer los esfuerzos realizados para salir de la lógica de la guerra, el Gobierno francés perdería una ocasión crucial de demostrar su liderazgo y expresar su valentía con respecto a un proceso de paz inacabado».

Finalizan solicitando a la opinión pública francesa que anime a su gobierno a «tener el coraje político de poner todo de su parte para resolver los últimos obstáculos que dificultan una resolución duradera de conflicto vasco, que incluya la cuestión de los presos y de los exmilitantes, asi como el diálogo y la escucha de las víctimas de cara a construir entre todos la paz y la democracia en esa región».