Arnaitz Gorriti

Una victoria del Barça de mucho karma que mantiene la final de la ACB viva (78-77)

El Real Madrid ha dominado el tercer partido de la serie de la Final de la Liga ACB, pero entre Heurtel, la defensa barcelonista y una canasta milagrosa de Singleton ha forzado el cuarto envite.

Campazzo ha maldecido el tropezón de última hora que ha sufrido en el ataque final del Real Madrid. Ahí ha llegado el triunfo del Barça (D. GRAU / ACB PHOTO)
Campazzo ha maldecido el tropezón de última hora que ha sufrido en el ataque final del Real Madrid. Ahí ha llegado el triunfo del Barça (D. GRAU / ACB PHOTO)

Lo comido por lo servido. Con 48 horas de distancia, el Barça ha pasado de perder un partido ganado a ganar un partido perdido. Si ha sido por Justicia Divina, el karma o porque el destino está de parranda, nadie lo sabe, pero lo cierto es que el Barça ha conseguido forzar el cuarto partido de la Final de la Liga ACB casi cuando peor lo ha hecho.

Ha ido a remolque del Real Madrid desde el segundo cuarto, al punto de tener que levantar hasta 11 puntos de desventaja eventualmente.

En el último cuarto, aunque sus desventajas han sido menores, solo Heurtel lo ha salvado de la derrota segura, pero hete aquí que, cuando perdía por 71-77, el Barça, prescindiendo del propio Heurtel en los últimos segundos, ha conseguido darle la vuelta al marcador y ganar por 78-77, siendo Singleton el autor de la canasta de la victoria y la fe colectiva en la defensa la responsable de que el Real Madrid no haya sido capaz de replicar.

Por tanto, blaugranas y merengues se verán las caras el viernes a las 21.00 en el Palau Blaugrana, y habrá que ver si el Real Madrid acusa o no este inesperado golpe, y si el Barça es capaz de remontar el vuelo tras haberse visto eliminado durante largas fases del tercer partido.

De la calma a la histeria

Svetislav Pesic ha propuesto cambios, metiendo a Kuric y Oriola en el quinteto titular en lugar de Ribas –totalmente ignorado por su entrenador en este tercer partido– y Tomic. Así el norteamericano como el de Tárrega han tenido mucho trabajo en este arranque de partido, en el que el dominio reboteador culé ha hallado cumplida respuesta en un Real Madrid capaz de encestar triples de todas las formas posibles.

Con todo, la labor de equipo del Barça le ha valido terminar el primer cuarto con un 19-18 a su favor, provocando en el empeño un buen número de faltas al Real Madrid, destacando los dos que rápidamente ha cometido Rudy Fernández.

En cualquier caso, no se ha visto ningún exceso de ansia en el Barça, sorprendente viendo el 2-0 adverso con el que ha tenido que afrontar el partido. La entrada de Heurtel le ha dado , en cualquier caso, un impulso que ha estirado el marcador hasta el 27-21, pero Pablo Laso ha sabido reaccionar con habilidad, metiendo en la cancha a los pequeños Campazzo, Llull y Carroll, más la movilidad de Thompkins y Ayón, para reequilibrar el encuentro.

Ante todo, el técnico gasteiztarra ha mirado por que sus jugadores no se limitaran al tiro de tres, recurso que les dio el segundo triunfo, pero que en este tercer choque, después de un acertado inicio, se ha convertido más en un problema que en la solución.

Los cambios de Laso han traído consigo un parcial 2-16, con lo que el Real Madrid ha vuelto a ponerse por encima ante un Barcelona que ha ido perdiendo el sitio, así en la pista como en la grada.

En el Real Madrid ha asomado Thompkins a su mejor nivel, anotando tanto de cerca como desde lejos, mientras que el Barça solo se ha aferrado a su mal momento con un triple a tablero de Heurtel. Poca cosa para lo que requería el partido y para una grada que, entre ánimos y protestas a los árbitros, ha vuelto a acordarse de sus presos políticos, al punto de que también ha exigido la independencia de Catalunya.

Ajeno a lo que sucedía a escasos metros, Campazzo y Thompkins han tejido una jugada que ha terminado con el tercer triple en el haber del norteamericano, elevando un 32-40 para el Real Madrid, preludio de un descanso en el que los de Pablo Laso se han ido 34-40, después de que Heurtel, con dos tiros libres, haya aliviado un poco la delicada situación barcelonista.

Perdiendo la calma

La primera crisis seria del Barça ha llegado en el arranque del tercer cuarto, al punto de que el Real Madrid ha llegado escaparse 38-49, con el añadido de una antideportiva absurda de Heurtel sobre Rudy Fernández.

Los de Pesic, después de un arranque muy malo, han entrado en el partido merced a un rectificado de Hanga y un triple de Kuric que ha metido al Palau Blaugrana en plena faena. Para postre, han conseguido cargar con faltas a Tavares. Un parcial de 10-0, cerrado por un triple de Singleton, ha colocado el 48-49 con el que ha retornado cierta normalidad.

La reacción blaugrana también ha sido física, sobre todo en defensa. Ello ha provocado un sinfín de protestas del banquillo del Real Madrid, con advertencia de técnica del trío arbitral.

Con todo, el Barça se ha sobrerrevolucionado y ha errado varios ataques casi sin tirar a canasta, hasta que dos tiros libres de Tomic ha supuesto la voltereta definitiva de su peor momento: 50-49, aunque Randolph ha respondido con una suspensión fácil de tres metros, seguido de un triple de Llull, corrigiendo un mal ataque merengue: 50-54.

Los culés han comprendido que su opción en este tercer partido tenía que llegar de enloquecer el choque. O eso es lo que ha entendido Heurtel, siempre dispuesto a jugarse a la heroica, para poder empatar a 54 y estar a punto de ganarse una técnica segundos después.

La aparente calma se ha ido diluyendo, mientras que el Real Madrid ha sabido buscar sus distintos anotadores, como el enésimo triple de Carroll, que ha establecido el 54-58 a 30 segundos para el final de un tercer cuarto que ha terminado con 56-58, después de una canasta tras rebote de ataque de Roland Smits.

La hora de la verdad

Con los nervios a flor de piel, el duelo ha entrado en su cuarto definitivo, siendo una bandeja de Campazzo la primera anotación. La ventaja madridista se ha estirado hasta los seis puntos, pero entre Oriola y Smits no han tardado en responder con un 5-0.

Por un lado, el Real Madrid no ha sido capaz de volver a distanciarse, pero por el otro, el Barça nunca ha jugado bien en las posesiones en las cuales ha podido hacerse con la delantera del marcador.

Y en estas, el Real Madrid ha vuelto a hacer gala de su acierto en el triple. Ahora Thomopkins, ahora Rudy Fernández, mientras que el Barça ha tenido que compensar desde la línea de tiros libres, pero cada vez más apurado y a merced ddel acierto o el error merengue.

Y para postre, hasta en las contras se han equivocado los culés, como la canatsa que ha perdido Claver gracias a la providencial mano de Campazzo, que ha provocado la pérdida de balón al alero barcelonista, tan eficaz en el rebote y en la defensa y tan inocente en tareas ofensivas: 71-74, seguido por un triple de Campazzo para encender todas las alertas: 71-77.

Kuric ha sabido responder con un triple tras «carretón» –típica serie de bloqueos indirectos para el triple del tirador– y Heurtel ha encedtado el 76-77, a menos de 100 segundos para el final, obligando al tiempo muerto a Pablo Laso.

A resultas de ello, el Barça ha conseguido una milagrosa canasta a 29 segundos, después de hacer fallar a Llull primero y de que Tomic haya rescatado un mal ataque de Hanga; todo ello sin Heurtel en cancha. O lo que es lo mismo, casi un milagro, porque la falta de ideas de los culés sin el base galo ha sido angustiosa.

La hora de la verdad, tras tiempo muerto, ha correspondido al Real Madrid, al tiempo que el Barça ha podido cometer hasta dos personales sin castigo de tiros libres. Claver ha podido con Llull en la defensa, pero Hanga, a 10 segundos, ha cedido ante el trap defensivo merengue y ha perdido el balón.

El Real Madrid ha vuelto a recurrir a Carroll, pero el hombre de Laramie no ha podido ni tocar el balón. Primero lo ha intentado Campazzo pero se ha resbalado en el último apoyo y su tiro ha quedado lejos de entrar.

Entonces Thompkins ha podido ser el héroe del Real Madrid, pero su tiro a la desesperada no ha entrado, dejando el marcador en un definitivo 78-77 que fuerza el cuarto partido y, sin duda, después del atolondramiento culé durante muchos minutos, refuerza la moral de los de Pesic.