El vencedor de la Copa de Gaza –esta año ha sido el Khadamat Rafah– debía enfrentarse al ganador de la Copa de Cisjordania, el Balata FC, para disputar el encuentro de vuelta. En el de ida, jugado el domingo en Gaza, ambos equipos empataron a uno. El partido de vuelta, que se debia jugar en las inmediaciones de la ciudad cisjordana de Nablús, era por tanto decisivo para determinar al campeón nacional palestino.

La directiva del Khadamat Rafah había solicitado a las autoridades israelíes permisos para que 35 personas se desplazaran desde Gaza a Cisjordania.

Sin embargo, las autoridades ocupantes únicamente han aprobado cuatro autorizaciones, de las que tres correspondían a directivos del club de la ciudad gazatí de Rafah, según ha explicado a France Presse Susan Shalabi, vicepresidenta de la Asociación Palestina de Fútbol.

«Los israelíes han sido intrasigentes en su postura», ha lamentado Shalabi, que ha señalado que las autoridades sionistas habían justificado su decisión en «cuestiones de seguridad», sin precisar más detalles.

«Estamos preparados. Si tenemos los permisos, podemos estar en Nablús en media hora», ha señalado Hodaifa Lafi, responsable del club Khadamat Rafah.

En la Copa Palestina este tipo de circunstancias son habituales, ya que Israel impone un férreo bloqueo al territorio de Gaza. Durante quince años el torneo no pudo celebrarse, hasta que se recuperó en 2015 a instancias de la FIFA.

Desde instancias palestinas acusan a la FIFA de no presionar a Israel para que no impida el normal desarrollo de la competición nacional. Además, se quejan de que permitan la existencia de clubs israelíes reconocidos oficialmente con sede en las colonias sionistas ocupadas ilegalmente.

«La manera de actuar de la FIFA con los israelíes les anima a la impunidad», ha añadido Shalabi.