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El BCE adopta nuevas medidas pero pide a los gobiernos que aprueben estímulos fiscales

«Todos los intrumentos estaban sobre la mesa y los hemos usado». De esta forma ha resumido Mario Draghi el paquete de medidas adoptado hoy por el Banco Central Europeo. Sin embargo, el banquero italiano, a punto de despedirse del cargo, ha asumido la menguante capacidad del BCE y ha apelado a la política fiscal de los estados.

Mario Draghi, junto a su sucesora y actual presidenta del FMI, Christine Lagarde    (Alberto PIZZOLI I AFP)
Mario Draghi, junto a su sucesora y actual presidenta del FMI, Christine Lagarde (Alberto PIZZOLI I AFP)

El Banco Central Europeo (BCE) ha aprobado hoy un nuevo y contundente paquete de medidas para hacer frente a una situación económica que es más tormentosa de lo que se preveía hace tan solo unos meses, aunque también ha instado a los gobiernos de la eurozona a que tomen partido mediante estímulos fiscales.

La institución con sede en Frankfurt ha sorprendido a los mercados anunciando un pack completo de estímulos: bajada del tipo de facilidad de depósito, segmentación a la hora de aplicar los tipos sobre el exceso de reservas, modificación de la orientación a futuro, reinicio de las compras de activos y modificación de las próximas subastas de liquidez.

«Draghi se ha despedido con un ‘big bang’. A pesar de que, oficialmente, hoy era su penúltima reunión del BCE, probablemente ha dejado atada la política monetaria para los próximos años», ha explicado el economista jefe de ING Alemania, Carsten Brzeski, a la agencia Europa Press, en referencia a la próxima salida del presidente de la institución, Mario Dragui. «Todos los instrumentos estaban sobre la mesa y listos para ser usados. Bien, eso es lo que hemos hecho», ha dicho este en la rueda de prensa posterior al encuentro del Consejo de Gobierno del BCE.

Apela a la política fiscal

Sin embargo, el banquero italiano ha reconocido que el BCE cada vez tiene más difícil influir en el crecimiento económico y los precios por sí solo, y desveló que entre todos los bancos centrales de la eurozona había un «consenso unánime» en que la política fiscal se debía convertir en la herramienta principal.

De hecho, Draghi ha subrayado que, si se pusieran en marcha medidas fiscales expansivas en la eurozona, el impacto del paquete de medidas anunciado sería mayor, mientras que el tiempo que necesitaría estar en vigor sería menor.

Malas perspectivas

La puesta en marcha de esta nueva batería de medidas para estimular la economía ha sido la respuesta a que la inflación siga por debajo del objetivo del BCE de mantenerse cerca, pero por debajo, del 2%. Y es que el organismo central ha revisado a la baja sus pronósticos trimestrales en lo que se refiere a inflación y crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB).

De este modo, las nuevas previsiones del BCE contemplan un crecimiento del PIB de la zona euro del 1,1% para 2019, una décima menos que antes, mientras que el pronóstico para 2020 se ha revisado en dos décimas a la baja, hasta el 1,2%. Para 2021, el instituto emisor ha decidido mantener la cifra en el 1,4%.

«Los riesgos al pronóstico siguen alineados a la baja por factores geopolíticos, el aumento del proteccionismo a nivel mundial y las debilidades de los países emergentes», ha explicado Draghi.

En lo que respecta a la inflación, el BCE ahora espera que cierre 2019 con un incremento del 1,2%, una décima menos que la estimación anterior. Para 2020, la revisión ha sido más abultada, ya que la entidad espera que la inflación sea del 1%, cuatro décimas menos. Para 2021, el BCE considera que el alza de los precios será del 1,5%, una décima menos que antes.