Carlos Gosch (EFE)
LONDRES

El día en que Paul McCartney apagó la luz

Imagen de su gira por el Reino Unido en 1963.
Imagen de su gira por el Reino Unido en 1963.

«Yo no dejé a los Beatles, pero nadie quiere ser el que dice que la fiesta ha terminado», se defendía Paul McCartney tras anunciar, hace ahora 50 años, el final de uno de los grupos más grande de la historia. Sus compañeros siempre le reprocharon que lo hubiera hecho sin contar con ellos a través de un comunicado enviado a la prensa para promocionar su primer disco en solitario.

En realidad los cuatro Beatles llevaban sin trabajar juntos desde el 20 de agosto de 1969, día en que concluyeron la grabación del álbum ‘Abbey Road’. «Pero no dijimos: ‘Vale, se ha acabado, último disco, última canción, ultima toma‘», recordaba en su día Ringo Starr, para quien «siempre existía la posibilidad» de que los Beatles hubieran seguido juntos.

Hasta que McCartney, con motivo de la publicación de su debut en solitario, distribuyó una nota de prensa que incluía una serie de preguntas y respuestas. En ellas hablaba de su «ruptura» con los Beatles y descartaba volver a trabajar con el grupo.

El 10 de abril de 1970 los diarios británicos titulaban en sus portadas que McCartney dejaba los Beatles, lo que inmediatamente se interpretó como el anuncio oficial de la separación del grupo, cuyos miembros estaban por entonces inmersos en varias batallas internas en las que Paul se había quedado solo frente a los otros tres.

Primeras discrepancias

McCartney se había opuesto –y el tiempo le dio la razón– a que Allen Klein, un «tiburón» que había trabajado antes como mánager de los Rolling Stones, se convirtiera en representante del grupo. Después criticó públicamente el trabajo que el productor Phil Spector hizo con las grabaciones del álbum ‘Let It Be’ –una de las grandes controversias artísticas de los Beatles–. Y tampoco se mostraba de acuerdo con que su disco en solitario se publicara después del de Ringo y de ‘Let It Be’.

En ese clima de enfrentamiento, Paul decidió que había llegado el momento de compartir con «todo el mundo» la cruda realidad de que los Beatles no existían como grupo desde hace meses, en concreto desde el momento en el que, según McCartney, John Lennon había dicho a sus compañeros: «lo dejo». Y es cierto que Lennon, que por entonces ya había comenzado a actuar y publicar por su cuenta junto a Yoko Ono, ni siquiera estuvo presente en la última sesión de grabación de los Beatles, en enero de 1970.

El sueño terminó

Pero no era la primera vez que Paul McCartney revelaba públicamente que los Beatles habían terminado. Ya lo había hecho unos meses antes, en noviembre de 1969, en una entrevista a la revista ‘Life’ desde su granja de Escocia. Sorprendentemente, el anuncio pasó desapercibido para los periodistas de la revista y para el mundo en general.

Arrastrada por el bulo que circulaba en aquellos días de que McCartney había fallecido y que su muerte se mantenía en secreto, ‘Life’ tituló su reportaje: «El caso del beatle desaparecido: Paul está aún entre nosotros». La sensacional exclusiva mundial quedó relegada a un párrafo que nadie leyó con la atención suficiente, pese a confesar que «el asunto de los Beatles se ha terminado».

El anuncio de McCartney publicado el 10 de abril tuvo, entonces sí, un efecto demoledor sobre el público y sus propios compañeros, que apenas podían disimular su malestar por el modo en el que se había comunicado el final del grupo. Este sentimiento perduraba 25 años después, cuando se reunió con George y Ringo para contar la historia del grupo en el proyecto documental ‘Anthology’.

Bastaba escuchar a George Harrison: «Mientras los demás nos limitábamos a aceptar el hecho de que nos habíamos separado, él sacó partido: ‘Oh, acabo de sacar mi álbum. Y por cierto, se me olvidaba, The Beatles se han separado’». Por si no fuera suficiente con aquello, John Lennon intervino públicamente para reclamar su protagonismo en la creación y disgregación del cuarteto: «Yo formé el grupo y yo lo disolví. Así de sencillo. Mi vida con The Beatles se había convertido en una trampa».