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Tokio-Moscú

Japón prueba un test PCR con muestras de saliva y Rusia ensaya una vacuna en militares

La lucha científica contra el nuevo coronavirus se desarrolla en distintos frentes. En el de la detección precoz, en Japón están desarrollando un PCR con muestras de saliva, lo que reducirá el riesgo para el personal sanitario que realiza los análisis. En la búsqueda de una cura, en Rusia, el Ministerio de Defensa ha seleccionado a 50 voluntarios para probar una vacuna desarrollada localmente.

Una demostración de la recogida de una muestra nasofaríngea para un test PCR. (Philip FONG/AFP)
Una demostración de la recogida de una muestra nasofaríngea para un test PCR. (Philip FONG/AFP)

El Gobierno japonés ha aprobado este martes el uso de un nuevo tipo de test PCR basado en muestras de saliva de los pacientes, con el que aspira a ampliar el número total de pruebas realizadas y reducir el riesgo de contagio para el personal médico.

Los nuevos test estarán cubiertos por el seguro sanitario público y se realizarán a pacientes que hayan tenido síntomas de la covid-19 durante un máximo de nueve días, el período durante el cual el virus permanece detectable en la saliva de los infectados.

Este método «aliviará de forma significativa la carga tanto sobre los pacientes como sobre las instituciones que recogen muestras, al aliviar el riesgo de infecciones», ha resaltado en una rueda de prensa el ministro de Sanidad, Katsunobu Kato.

El método más usado para el PCR (siglas en inglés de reacción en cadena de la polimerasa) requiere una muestra nasofaríngea tomada por el personal médico, lo que conlleva riesgo de tos o estornudo del paciente y la consiguiente exposición potencial al virus para los trabajadores sanitarios.

Para los nuevos test, los pacientes deberán colocar una muestra de saliva en un recipiente y entregarlo al personal sanitario. El ministro ha señalado que la fiabilidad de esta prueba es equiparable a la basada en muestras nasofaríngeas.

Críticas por el reducido número de test

El titular de Sanidad no ha detallado en qué medida se desplegará este nuevo método y cómo impactará en el número total de test realizados, tras las críticas que han recibido las autoridades niponas por efectuar pruebas a menor escala que otros países.

Japón ha realizado hasta la fecha más de 292.000 test PCR, y ha registrado 19.949 contagios y 898 fallecidos por la covid-19.

Durante el mes de mayo se realizaron en torno a 5.000 PCR diarios de media, un número que se ve limitado por la escasez de kits PCR con precisión suficiente, por la necesidad de equipar al personal médico con guantes y gafas protectoras y por la estrategia de no sobrecargar el sistema sanitario, según el Ministerio.

El primer ministro, Shinzo Abe, se comprometió a incrementar de forma significativa el volumen de test a nivel nacional el 24 de mayo, cuando anunció el levantamiento de la alerta sanitaria en todo el país.

Ademas, el Ministerio de Sanidad comenzó este lunes a tomar unas 10.000 muestras de sangre en todo el país para analizar la presencia de anticuerpos contra el SARS-CoV-2, una iniciativa dirigida a estimar el número de contagios asintomáticos y estudiar si existe inmunidad colectiva.

Militares rusos voluntarios

Por su parte, Rusia ensayará una vacuna contra el coronavirus en militares voluntarios, según ha anunciado este martes el Ministerio de Defensa, que ha confirmado hasta el momento más de 410.000 casos de la covid-19 y casi 5.000 muertes.

«El Ministerio de Defensa ha finalizado la selección de voluntarios para ensayos clínicos de una vacuna única, desarrollada localmente, contra la nueva infección de la covid-19», ha indicado el Gobierno en un comunicado.

En concreto, se han escogido 50 voluntarios. Según las previsiones, el primer grupo de voluntarios llegará este miércoles al Instituto Central de Investigación Científica número 48, anexo al Ministerio de Defensa, para someterse a una revisión médica a fondo y prepararse para el experimento.

En ese centro científico, según el comunicado, «se han estudiado y ensayado con éxito la seguridad, la inmunogenicidad y la eficacia de vacunas de ingeniería genética contra la fiebre hemorrágica del ébola, el síndrome respiratorio de Oriente Medio o MERS, así como de una vacuna universal contra la gripe».