Imanol INTZIARTE

Guardia Civil, cuerpo militar o no, una de galgos y podencos

¿Debe la Guardia Civil seguir siendo un cuerpo militar? ¿O debe convertirse en un cuerpo civil? Diferentes miembros del Gobierno español discrepan de la cuestión. Unidas Podemos apela a los derechos sindicales y laborales de los agentes, pero el PSOE no está dispuesto a abrir ese melón. Y ni unos ni otros dicen nada sobre modificar sus modos de actuación o sus funciones.

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en una visita al cuartel de la Guardia Civil de Iruñea (Jagoba MANTEROLA/FOKU)
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en una visita al cuartel de la Guardia Civil de Iruñea (Jagoba MANTEROLA/FOKU)

El impulso a una hipotética reforma del carácter militar de la Guardia Civil –lo que le ofrece una estructura jerárquica más rígida, similar a la del Ejército– tendría como objetivo ampliar los derechos laborales de los agentes. En ningún momento se ha puesto sobre la mesa un cambio en su modo de actuación o en sus funciones. Como en la fábula de Samaniego, no importa si son galgos o podencos.  
Fue Pablo Iglesias, vicepresidente y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, quien apuntó el martes que le parecería «bien» que los agentes del instituto armado pudieran «reunirse, manifestarse o sindicarse».

Iglesias puntualizó que hacía esas declaraciones como máximo representante de su partido, no como integrante del Gobierno, ya que él es ministro de Derechos Sociales y la Guardia Civil no es un cuerpo de su competencia. Unidas Podemos ya recogía en su programa electoral propuestas para reconocer los derechos sindicales de los agentes y suprimir la aplicación del Código Penal Militar, así que tampoco se trata de un nuevo conejo sacado de la chistera por la formación morada.

Su compañero Alberto Garzón, ministro de Consumo, ya removió las aguas la pasada semana al apuntar que en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado podían existir «elementos reaccionarios» que «asumen como propio el discurso que invita al golpe del Estado». Todo ello en un contexto de ceses de altos mandos e informes que tratan de endosar al Ejecutivo la responsabilidad por la pandemia.

Tanto el titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska; como la de Defensa, Margarita Robles; se han apresurado a zanjar la cuestión con el clásico «eso no se toca». Preguntado al respecto por la diputada vizcaina del PP, Bea Fanjul, Grande-Marlaska apuntó ayer que el mantenimiento del carácter militar no está reñido con la mejora de los derechos de los agentes. «Algo tan importante para la Guardia Civil y que forma parte de su espíritu y sus 176 años de historia, como es la naturaleza militar, no es obstáculo para la asunción de derechos. Seguiremos trabajando para que esos derechos vayan incrementándose dentro de su naturaleza militar, que no está discutida por este Gobierno», sentenció.

Este jueves ha sido el turno de su homóloga de Defensa, quien además opina que se trata de «un debate que no interesa a la mayoría de los ciudadanos. No opino de lo que dicen otros compañeros de gabinete: cada uno sabe lo que hace. Lo que me corresponde es poner en valor el carácter de la Guardia Civil volcada en los ciudadanos. Las opiniones son de cada uno pero el Gobierno actúa con arreglo a un programa y en eso (la desmilitarización) no está», ha remarcado Margarita Robles.