El 27 de junio de 1960, la niña Begoña Urroz, de 20 meses de edad, murió como consecuencia de la explosión de una bomba colocada en la estación de Amara, en Donostia. Durante dos décadas, desde instancias oficiales españolas se construyó una mentira en torno a este caso y se aseguró que era la primera víctima mortal de ETA, y no el guardia civil José Pardines, ocho años más tarde. Contaron con el apoyo de varios medios de comunicación, en especial ‘El Diario Vasco’ y ‘El País’.
En contra de la tesis oficial, sin embargo, el historiador Iñaki Egaña ha venido explicando en repetidas ocasiones en GARA y NAIZ durante los últimos años que el atentado fue obra del Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación (DRIL). También reveló que la Policía franquista estuvo infiltrada en el DRIL. Sin embargo. las informaciones publicadas por GARA y NAIZ fueron ninguneadas en el Estado español.
Además, hace siete años, el periodista Xavier Montanya obtuvo nuevos datos policiales que confirmaban la autoría del DRIL. Mientras, el Gobierno español llegó incluso a elevar su versión hasta la ONU.
Hace justo un año, el 25 de junio de 2019, un informe del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo titulado ‘Muerte en Amara. La violencia del DRIL a la luz de Begoña Urroz’, presentado en rueda de prensa, concluía que la bomba que mató la niña no fue colocada por la organización armada vasca, sino por el DRIL. El Gobierno español reconocía por fin la autoría de la organización antifranquista.
Ahora, un año después, ‘El País’ se hace eco de «un informe policial inédito» que «ratifica» la autoría del DRIL en el atentado de Amara y asume la mentira que se creó en torno a este caso y que ese medio ayudó a sostener durante años.
Iñaki Egaña lo recordaba en este artículo: ‘El triunfo de la verdad’.