Maite Ubiria

Etchegaray aguarda, mientras Alain Iriart y Claude Olive marcan terreno

Se da por seguro que Jean-René Etchegaray aspirará a la reelección como presidente de la Mancomunidad Vasca el próximo 17 de julio, aunque de momento no ha oficializado su candidatura. Tras una declaración de intenciones a cargo del alcalde abertzale de Hiriburu, Alain Iriart, el tenor de la derecha local, el primer edil angeluarra Claude Olive, ha dado a su vez un paso de cara a hacer valer los resultados obtenidos el 28J. Euskal Herria Bai celebra esta tarde-noche una asamblea que debe arrojar nuevas pistas.

Claude Olive recibió, en marzo de 2017, en Angelu al entonces presidenciable y hoy condenado François Fillon. (Bob EDME)
Claude Olive recibió, en marzo de 2017, en Angelu al entonces presidenciable y hoy condenado François Fillon. (Bob EDME)

A una semana vista, el ambiente es bastante diferente del que marcó, en enero de 2017, la creación de la Mancomunidad Vasca. Entonces, una figura de consenso, el centrista Jean-René Etchegaray, se hizo con las riendas de la recién creada institución y moldeó un Ejecutivo a su propia manera.

No se puede decir que la Mancomunidad contara con respaldos siempre entusiastas, pero los pactos entre diferentes sirvieron para quitar agua a ese espacio poco compacto formado por los reacios y los dubitativos.

Así las cosas, la «misa de salida» transcurrió en calma y se abrió la puerta a una muy incipiente representación política de Ipar Euskal Herria.

La falla democrática de partida –la Mancomunidad Vasca no se elige por sufragio universal– dejó al presidente la facultad de repartir responsabilidades, tomando como punto de partida los equilibrios territoriales, pero, según defiende hoy el propio Etchegaray, buscando además desactivar las posiciones menos favorables a la nueva entidad administrativa.

Un método personalista al que es legítimo poner reparos, pero que Etchegaray asume. «Puse al frente de tareas importantes a personas que no eran precisamente partidarias de crear una Mancomunidad en Iparralde y creo que el resultado ha sido globalmente positivo», confesaba el dirigente centrista a las puertas del último Consejo Comunitario de la institución, celebrado el pasado 22 de febrero en el anfiteatro de la Universidad de Baiona, el ágora en que sesiona el «biltzar» de la Mancomunidad.

Completado el proceso electoral de las elecciones municipales, se ha puesto de nuevo en marcha el movimiento de peones de cara a la votación del próximo 17 de julio.

De momento, Jean-René Etchegaray no ha movido ficha públicamente. Aunque, por aquello de abrir apetito, desde su equipo se remarcó, ya en la misma noche electoral del 28 de junio, que «había recibido muchas felicitaciones de electos, también del interior de Iparralde (alusión velada a las alcaldías en manos abertzales), que le solicitaban que volviera a presentarse para dirigir la Mancomunidad».

Etchegaray ganó la Alcaldía de Baiona con 1.000 votos de diferencia frente al aspirante socialista Henri Etcheto y utilizó una entrevista, al día siguiente, en una emisora de radio para declararse tranquilo respecto a la liza por la presidencia de la Mancomunidad «a diferencia de algunos que al parecer sienten ya un cosquilleo en las piernas».

Alusión, esta vez menos velada, a un alcalde de éxito, Alain Iriart, que logró revalidarse en el puesto en primera vuelta en Hiriburu sin necesidad de hacer campaña, ya que no se presentó más lista que la suya.

Biltzar con mascarilla en Uztaritze

Las declaraciones del abertzale, entre dos vueltas, admitiendo que estaba en «reflexión activa» para presentar candidatura, provocaron una reacción en dominó. Y un barullo considerable en el seno de Euskal Herria Bai, que esta tarde-noche celebrará una asamblea general extraordinaria que sobre el guion debería ser un cónclave jubiloso, a la vista de los resultados obtenidos en las elecciones municipales, a condición de que se encauce correctamente la cuestión de la estrategia a seguir con vistas a la Mancomunidad.

La candidatura aún hoy todavía virtual de Iriart y la reacción por medio de misiva pública de una veintena de personalidades abertzales que consideran que no es bueno un duelo «entre dos impulsores de la dinámica Batera» han marcado los prolegómenos de la reunión, que se desarrollará de forma presencial, a puerta cerrada, y bajo estrictas medidas de seguridad sanitaria, señalan desde EH Bai.

No se prevé que se comuniquen hasta mañana los resultados sobre las votaciones en las que participarán los asistentes a la reunión, que tendrán en muchos casos la responsabilidad de ejercer el voto delegado en nombre de otras personas que no podrán estar presentes en la sala.

Ese movimiento, aun siendo muy incipiente, en torno a una eventual candidatura abertzale, tuvo el efecto secundario de hacer que «el tercer hombre» al que todos esperaban asomara finalmente en la escena.

El alcalde de Angelu, Claude Olive, ha salido a la palestra para dejar sentado que si los abertzale ha echado sus cuentas, él también tiene cartas para jugar la partida.

Dos alcaldías sobre tres del BAB (Biarritz-Baiona-Angelu) están en manos de la derecha, con el peso político y demográfico que eso otorga. Por el momento, la nueva alcaldesa de Biarritz, Maider Arosteguy, se ha limitado a solicitar una de las vicepresidencias de la Mancomunidad, que ya ocupaba su predecesor en el cargo, y habrá que ver si el heredero de otra Alcaldía de peso, el alcalde de Donibane Lohizune, Jean-François Hirigoyen, se anima a jugar un papel más activo.

De la acción a la reacción. Si Olive diera finalmente el paso, las dudas de Iriart, a lo que parece, se disiparían, y tomaría cuerpo una liza por la Presidencia que algunos sectores del movimiento abertzale creen que «todavía no toca», mientras que otros enmarcan en una normalidad democrática.

Etchegaray ha mantenido en los últimos días reuniones de trabajo con los distintos actores que tendrán que decidir sobre el gobierno de la Mancomunidad en un periodo grave, marcado por las secuelas en todos los órdenes generadas por la pandemia. Cree que hay terreno para el pacto.

Las bases de Euskal Herria Bai deberán marcar hoy el siguiente movimiento de una partida compleja, valorando oportunidades, pero sobre todo midiendo aún mejor los riesgos.

Finalmente, de lo que se trata, señalan fuentes de esa formación, es de «abordar un debate sereno que nos permita encontrar la fórmula más efectiva para transformar en influencia política el avance en votos».