Aritz INTXUSTA

Más de 3.000 personas pelean en Iruñea contra el cierre de la planta de Gamesa en Agoitz

Los trabajadoras de la fábrica de palas de molino de Siemens-Gamesa en Agoitz han realizado una importante movilización en Iruñea. El comité pelea contra el cierre anunciado por la transnacional y que se ha fijado para el día 8 del mes que viene. Los 238 trabajadores, sus familias y toda la zona prepirenaica de Nafarroa están en lucha. 

Un cartel sobresale de entre los manifestantes de hoy en Iruñea. (Iñigo URIZ/FOKU)
Un cartel sobresale de entre los manifestantes de hoy en Iruñea. (Iñigo URIZ/FOKU)

La manifestación ha recorrido el centro de la capital navarra a paso lento, con sirenas, bombos y bocinazos. «Esta planta no la cerraréis», «Gamesa está en lucha», «Siemens, cabrón, devuelve la subvención» y «No es crisis, es capitalismo». Estas frases, tan de siempre, han sonado con un peso especial, como si fueran más verdad que nunca. La dignidad de unos trabajadores peleando por sus empleos y por sus familias reviste todo de una solemnidad. 

Había una pancarta principal, enarbolada por el comité, pero también se venían hijos e hijas de trabajadores con pancartas más pequeñas, así como gente muy mayor echada a la calle. El golpe que supone para Agoitz y la comarca prepirenaica la marcha de la fábrica de palas de molino sería terriblemente duro y son conscientes de ello. 

Los miles de personas han salido desde autobuses y por la Avenida Baja Navarra y han torcido en Carlos III para llegar a las puertas de la Diputación, exigiendo al Gobierno que haga lo que tenga que hacer, pero que pare los pies a una empresa que llegó a Agoitz a golpe de subvención. El nombre del consejero Manu Ayerdi se ha colado en muchas de los lemas que se gritaron. 

Junto a la puerta de Diputación, la manifestación se ha cerrado con un acto sencillo, en el que dos de los trabajadores recordaron cómo se ha llegado a este punto, los porqués y el negro futuro que les espera si la transnacional consume su amenaza. Han recordado que la planta tiene diez años solo, que es capaz de adaptarse y que, sin ella, la despoblación de la zona prepirenica se agudizará todavía más. 

Hay que recordar que muchos de los 238 empleados en lucha llevan más tiempo trabajando en la fábrica que los que tiene la propia planta. Buena parte de ellos llegaron allí recolocados de Altsasu o de Imarkoain. Pero esta vez, la transnacional no quiere dar un salto tan pequeñito. Los rivales de Agoitz están en Tánger y Portugal, donde la productividad es menor pero los salarios son mucho más bajos. La globalización trae precariedad.

Los trabajadores han dicho que tienen ganas de pelea, pero también han advertido que Siemens (que se hizo con el control de Gamesa hace tres años) no tiene escrúpulos. 

La planta que quieren cerrar en cuestión de semanas tenía garantizada carga de trabajo hasta bien entrado el año 2021.