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Toman al asalto la sede del Ministerio de Exteriores en Beirut

Un grupo de manifestantes escoltados por militares en retiro ha tomado al asalto la sede del Ministerio de Exteriores en Beirut, proclamándola como el «cuartel general de la Revolución». Todo ello en el contexto de la multitudinaria protesta por la explosión del martes, que ha incluido un frustrado intento de entrada al Parlamento. El primer ministro propone adelantar los comicios.

La Policía dispersa a los jóvenes ante la sede del Parlamento. (Amwar AMRO-AFP
La Policía dispersa a los jóvenes ante la sede del Parlamento. (Amwar AMRO-AFP

El asalto a la sede del Ministerio de Exteriores de Líbano, a cargo de un grupo de manifestantes escoltados por oficiales en retiro, ha sido difundido en directo por la televisión.

Mientras tanto, la Policía estaba concentrada en  reprimir el intento de asalto del Parlamento en el marco de la manifestación que exige la dimisión de las autoridades tras la devastadora explosión, que dejó un saldo de 158 muertos, más de 6.000 heridos y 21 desaparecidos.

En la Plaza de los Mártires, epicentro histórico de las protestas en Líbano, miles de manifestantes han convergido con un lema, «el Día del Juicio», donde están instaladas guillotinas de madera, y a donde la gente llevaba cuerdas con nudos.

El hashtag «#Pendez-les« (colgadlos en francés) circula desde hace días en las redes sociales.

Para muchos libaneses, asolados por una crisis económica devastadora, la explosión del martes ha sido la gota que colma el vaso, y todo apunta a que relanzará y radicalizará unas protestas que estallaron en octubre para denunciar la corrupción e incompetencia de la clase política, pero que se había desinflado con la pandemia.

«Venganza, venganza, hasta la caída del régimen», gritaban los manifestantes, algunos con máscaras, otros con banderas y los últimos con fotos de víctimas de la explosión del martes, que arrojaba a día de ayer un saldo de 158 muertos, más de 6.000 heridos y 21 personas aún desaparecidas.

La concentración se ha desarrollado pacíficamente en la Plaza de los Mártires, testigo de todas las protestas que han marcado la historia del país, primero contra la Sublime Puerta otomana, luego contra el mandato francés y más tarde para denunciar la intervención extranjera en la guerra civil, hasta llegar a la última oleada de protestas.

Tensión ante el Parlamento

Un grupo de jóvenes ha tratado de forzar la entrada a la sede del Parlamento y ha sido disuelto con gases lacrimógenos y granadas de gas por la Policía. Los heridos se elevan ya a más de un centenar.

«Tras tres días trabajando entre los escombros y curando nuestras heridas, es hora de hacer estallar nuestra cólera y de castigarles por matar a la gente», afirmaba, Farès al-Hablabi. «Debemos dirigir nuestras fuerzas contra todo el sistema (...) el cambio debe tener las mismas dimensiones que la amplitud de la catástrofe», añadía este joven de 28 años.

«Vengo como un ciudadano que quiere asegurar su futuro», ha declarado otro joven de 18 años, que llevaba una flor blanca como símbolo de las almas de los muertos en la explosión.

«Hablamos y hablamos, pero nadie nos escucha», ha señalado una de los manifestantes, que ha acudido indigado por la explosión de 2.750 toneladas de nitrato ni amonio almacenados desde hace seis años en el puerto de Beirut.

Propuesta de elecciones

El primer ministro de Líbano, Hasan Diab, ha afirmado que la forma de salir de la crisis actual es a través de unas elecciones anticipadas y se ha mostrado dispuesto a liderar un Gabinete durante dos meses para llegar a los comicios.

Por su parte, el presidente del país, el cristiano Maronita, Michel Aoun, rechaza una comisión internacional de investigación y sigue abonando la hipótesis de una intervención extranjera, aduciendo un eventual ataque aéreo con aviones o un misil.

Hizbullah niega toda relación con el almacén que contenía miles de toneladas de nitrato de amonio, un fertilizante que se utiliza como explosivo, aireada por medios libaneses y árabes.