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Celestino Córdova, 100 días en huelga de hambre: «Será un orgullo dar la vida por mi pueblo»

El machi Celestino Córdova, autoridad espiritual mapuche condenado en 2014 a 18 años de cárcel tras ser juzgado bajo la Ley Antiterrorista, ha cumplido 100 días en huelga de hambre reivindicando cumplir la pena dentro de su comunidad y poder asistir a los rituales. Ha emitido un mensaje ante el agravamiento de su estado de salud: «Para mí será un orgullo dar la vida por mi pueblo mapuche».

Mapuches, durante una protesta el domingo en Curacautin. (Martin BERNETTI/AFP)
Mapuches, durante una protesta el domingo en Curacautin. (Martin BERNETTI/AFP)

«Lamento mucho que tenga que entregarles mi último mensaje dentro de mis últimos días», afirmó Celestino Córdova en un audio difundido ayer en redes sociales, cuando cumplía 100 días en huelga de hambre y ante el agravamiento de su estado de salud.

«Para mí será un orgullo dar la vida por mi pueblo mapuche, por nuestra creencia espiritual, que es sagrado por sobre todas las cosas», añadía el líder comunero. 

Córdova aludió a su condición de machi, que le otorga «mandato sobrenatural en el mundo espiritual», para expresar que es su «deber» realizar este «sacrificio definitivo».

«Para que mi muerte sea más rápido me he colocado a la disposición de retomar huelga seca en cualquier momento y así mi desenlace no será lento como se lo esperan los actores de todos los poderes del Estado», agregó Córdova.

El líder espiritual se encuentra en el Hospital Intercultural de Nueva Imperial, cerca de la ciudad de Temuco (Wallmapu, territorio mapuche, bajo administración chilena), donde fue trasladado desde prisión debido a su huelga de hambre.

Córdova, juzgado bajo Ley Antiterrorista y denunciando irregularidades en el proceso, fue condenado en 2014 a 18 años de cárcel por la muerte en 2013 del empresario agrícola Werner Luchsinger, de 75 años, y su esposa, Vivianne McKay, de 69, que fallecieron por asfixia en el incendio de su vivienda, ataque durante el que se defendió a balazos, según medios locales. Luchsinger formaba parte de una familia enfrentada desde hace décadas a los mapuches, que reclaman esas tierras, y propietaria, entre otros, del predio en el que  cinco años antes los Carabineros mataron al joven Matías Catrileo.

Desde entonces, el machi Córdova ha llevado a cabo periódicas huelgas de hambre en demanda de un permiso para ir a renovar su rewe, un rito que anualmente deben cumplir las autoridades espirituales mapuches.

Según la cosmología mapuche, el rewe es el punto de conexión entre el mundo material y el mundo inmaterial, en el que están los muertos. Desde ahí, el machi, que puede ser hombre o mujer, toma contacto con los espíritus.

«El Estado chileno, a través de su institución policial, me despojó de mi rewe, de mi familia, de mi comunidad, de mi territorio, de todos mis pacientes, que les brindada sabiduría, les daba vida y salud, siendo una autoridad espiritual mapuche», expresó el machi en su audio.

En esta ocasión, la defensa de Córdova solicitó que el preso pueda salir de la cárcel por seis meses o hasta que dure la pandemia y cumpla su condena en arresto domiciliario en el área rural en el que habita.

La demanda se ampara en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, que desde 2009 ha sido parte de la legislación chilena.

«Deberá darse la preferencia a tipos de sanción distintos del encarcelamiento (a los miembros de pueblos originarios)», sostiene el Convenio 169 de la OIT, según lo recoge la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile.

El caso de Córdova es el más mediático de entre los mapuches encarcelados y el ascendiente que la figura de un machi tiene en su pueblo acentúa la solidaridad con su reclamo y al menos otros 26 comuneros que se encuentran recluidos en distintas cárceles entraron también en huelga de hambre.

Además, los activistas mapuches apoyan la causa y vienen protagonizando en las últimas semanas diversas protestas, como la quema de maquinaria agrícola en tierras ancestrales ocupadas, el corte de carreteras o la toma de varios edificios oficiales en los municipios.

En paralelo, algunos grupos han elevado proclamas racistas contra el pueblo mapuche, llegando a agredirles.

Son hechos que han recrudecido el conflicto mapuche, que enfrenta desde hace décadas a comunidades mapuches con el Estado chileno y con empresas agrícolas y forestales establecidas en las tierras ancestrales de este pueblo originario.

«Sólo espero que al Estado de Chile le sigan exigiendo, de todas las formas, devolver nuestro territorio ancestral mapuche», dijo Córdova, que concluyó su audio pidiendo que no se le realice autopsia después de su muerte.