Ramón Sola

Txingurri, Chimy, Txiki... la huella del fútbol vasco en el derrumbe del Barcelona

El fin de ciclo consumado en el Barcelona por la brutal derrota ante el Bayern (2-8) ha revalorizado indirectamente varios nombres del fútbol vasco. El primero por lo cercano es el de Valverde, destituido cuando el equipo aún era líder, pero se le pueden sumar Txiki Begiristain en los despachos o Chimy Avila o Mikel Merino en el césped.

Valverde, junto a Imanol semanas antes de ser destituido en el Barça. (Jon URBE | FOKU)
Valverde, junto a Imanol semanas antes de ser destituido en el Barça. (Jon URBE | FOKU)

Las diferentes claves del desastre del Barcelona en Lisboa, que zanja un ciclo exitoso de doce años, conducen a pistas vascas que quedaron abortadas por decisiones de club o azares del destino. ¿Pudieron estos nombres evitar la debacle ante el Bayern de Munich? Es fútbol-ficción, pero resulta oportuno preguntárselo.

En el banquillo está la cuestión más evidente. Ernesto Valverde fue destituido el 13 de enero, víctima de la acusación de que estaba traicionando el estilo del club, con un fútbol que no sacralizaba la posesión y cometía la herejía de intentar adaptarse a los rivales.

El relevo ha sido un fiasco. Quique Setién llegó prometiendo «buen fútbol», pero su Barcelona ha jugado más feo aún que el del Txingurri. Y se ha estrellado en resultados, perdiendo la Liga en la que Valverde dejó al Barça líder, siendo eliminado en cuartos de la Copa en San Mamés y con esta sonrojante e histórica claudicación en Champions. El problema, está claro, no era Valverde.

En el terreno de juego, el Barça se mostró en Lisboa como un equipo anquilosado en lo físico y en lo táctico. El Bayern jugó dos marchas por encima y desplegó una presión en todo el campo a la que hace tiempo renunció el Barça por la dejación de funciones de Messi y en ocasiones Suárez en esas tareas. A Arturo Vidal se le fichó para tapar este déficit evidente ya en Roma o Liverpool, pero una pieza no puede cambiar todo un engranaje. Y aquí cabe recordar que un especialista en presión y carácter se les escapó el 25 de enero por una lesión en un Osasuna-Levante: el Barcelona ya había contactado con los representantes de Chimy Avila y estaba dispuesto a pagar los 25 millones de cláusula. El rosarino no es su convecino Messi, quizás no hubiera reparado la derrota, pero seguro sí el 8-2. (En la imagen de Jagoba Manterola, el momento de la lesión)

El desplome delata también la falta de relevos a tiempo para jugadores muy venidos a menos. Se apunta a Busquets o Rakitic en el centro de campo y en la defensa el propio Piqué se ha autoinculpado. Aquí cabe recordar que el Barcelona tuvo en su agenda el año pasado a Mikel Merino, que ha despuntado esta temporada con la Real en la parcela central, y hace tres años se lo pensó con Iñigo Martínez. No los fichó y quizás ahora lo lamente. En la foto de Jon Urbe, Merino ante Busquets y Messi en diciembre pasado en Anoeta.

Esto remite a otro foco de la crisis culé: los despachos. Las decisiones de fichajes de los últimos años no solo han sido erróneas, sino además despilfarradoras: en Lisboa había tres jugadores por los que el Barça pagó 430 millones en total, pero uno solo salió de suplente (Griezmann), otro no jugó (Dembelé) y el tercero lo hizo... en el Bayern (Coutinho).

El gran Barça de Guardiola lo tejió desde la dirección deportiva un vasco, Txiki Begiristain, primero encarrilando el estilo en la era de Rijkaard y después dando cuerpo a uno de los equipos más deliciosos de la historia del fútbol. El goierritarra dejó el Barcelona cuando se marchó el presidente Laporta, pero desde 2012 está invirtiendo bien el dinero de los jeques en Manchester y hoy, de nuevo con Guardiola, ha ganado dos Premiers y emergido como uno de los grandes de Europa.