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Un 30% de adolescentes tiene al porno como única fuente de información sobre sexualidad

Save the Children ha dado a conocer este martes un informe en el que analiza el consumo de pornografía por parte de los adolescentes en el Estado español y el impacto que ello tiene en sus relaciones y su desarrollo, realizado a partir de entrevistas a 1.753 jóvenes. 

Una joven con el ordenador en su habitación. (www.savethechildren.es)
Una joven con el ordenador en su habitación. (www.savethechildren.es)

El consumo de pornografía está ampliamente extendido entre los adolescentes y, según el director general de Save the Children, Andrés Conde, el fácil acceso de los menores a la tecnología está detrás de este adelanto en la edad de inicio, con una media de 12 años de edad y un 9% que lo ha hecho antes de los 10 años.

El 62,5% de los jóvenes de entre 13 y 17 años consume porno, aunque con importantes variaciones por sexo –el 39% de las chicas frente al 87,5% de los chicos– y la visualización de estos contenidos es, en la mayoría de los casos, individual.

La forma más habitual de llegar hasta el porno es a través de los amigos. Así, en un 51% de los casos se produce a través de fotografías o vídeos de contenido sexual compartidos a través del móvil.

Un 29% de los adolescentes de entre 13 y 17 años consultados aseguran que buscaron estos contenidos por curiosidad, mientras que en un 17% de los casos el acceso es accidental y normalmente se produce a través de anuncios en páginas de descargas gratuitas de series o películas.

El placer, la satisfacción de los instintos, la curiosidad y la búsqueda de referentes son los motivos principales que llevan al consumo de pornografía, un consumo que, en el caso de los varones es «inaceptablemente elevado»: el 82% de los chicos reconoce que lo ve a diario, mientras que ellas declaran que lo hacen de forma semanal o mensual.

Llevarlo a la práctica

El informe analiza también la repercusión que tiene este consumo en los más jóvenes y pone de manifiesto que más de la mitad de ellos –especialmente los chicos– cree que la pornografía da ideas para sus propias experiencias sexuales y al 54,9 % le gustaría poner en práctica lo que ha visto.

El 47,4% de los adolescentes que ha visto contenido pornográfico ha llevado alguna escena a la práctica, algo especialmente preocupante para la directora de Políticas de Infancia y Sensibilización de Save the Children, Catalina Perazzo, porque cuando intentan imitar lo que ven, no siempre solicitan consentimiento previo a su pareja. Un 5% de las chicas ha reconocido que su principal motivación es satisfacer el deseo sexual de su pareja masculina.

«El peligro no es que vean pornografía, sino que su deseo sexual se esté construyendo sobre unos cimientos irreales, violentos y desiguales propios de la ficción. También es peligroso que crean que su consentimiento, sus deseos y preferencias, o los del resto, no tienen por qué ser tenidos en consideración», ha advertido Perazzo.

Una fuente de información

Uno de los problemas es que para el 30% de los encuestados el porno es su única fuente de información sobre sexualidad. Por eso, Perazzo ha destacado la importancia de una educación afectivo-sexual incluida en el currículo «ante un mundo tecnológico lleno de posibilidades en el que la pornografía se ha convertido en profesora y consultorio de sexualidad para los adolescentes».

La pornografía actual –ha detallado– representa relaciones ficticias, con cuerpos irreales y en muchos casos marcada por la violencia y el dolor físico provocado a las mujeres como algo erótico. Además, el colectivo LGTBI  no encuentra referencias en estos contenidos.

El estudi de Save the Children pone de relieve que casi la mitad de la población adolescente (el 46,1%) no utiliza siempre métodos de protección y que el 13,7% no lo hace nunca o casi nunca.