Maite Ubiria

Blanquer autoriza clases a distancia en Bachillerato en vísperas de la protesta sindical

Desde la vuelta a clase tras las vacaciones de Todos los Santos, el malestar es patente en la escuela. Los sindicatos anuncian una jornada de huelga, en primaria y secundaria, para el martes. El Ministerio de Educación abre ahora la puerta a una enseñanza desde casa, al menos al 50%, en Bachillerato.

Alumnos del colegio Estitxu Robles de Baiona en un repleto Tram'Bus, de vuelta a casa tras la jornada escolar. (Guillaume FAUVEAU)
Alumnos del colegio Estitxu Robles de Baiona en un repleto Tram'Bus, de vuelta a casa tras la jornada escolar. (Guillaume FAUVEAU)

En su última comparecencia ante la prensa, en vísperas del reconfinamiento, del que se cumple hoy una semana, el prefecto de Pirineos Atlánticos, Eric Spitz, reconocía que la quincena de vacaciones había dado un respiro en las cifras de contagios.

Efectivamente, junto a residencias, clubs deportivos y lugares de trabajo los centros educativos acaparan desde el retorno a las aulas de setiembre los brotes por covid-19.

Los campus universitarios, también en el caso de los de Baiona y Angelu, han acumulado decenas de casos. De hecho, los universitarios no han vuelto a las clases presenciales que arrancaron el pasado lunes, 3 de noviembre.

Ahora la atención está puesta en los liceos (Bachillerato), que podrían ser el siguiente nivel educativo en ser reconfinado, al menos parcialmente, si nos atenemos a las declaraciones realizadas por el ministro Michel Blanquer.

El titular de Educación abrió ayer este jueves a una vuelta a las clases a distancia, siempre que se preserve al menos un 50% de presencial. Igualmente, evocó cambios en la prueba de baca o selectividad en 2021, con mayor peso para la evaluación continua.

Consultas con alumnos y padres

En distintos liceos vascos se han puesto ya en marcha consultas con alumnos y familias cara a explorar la aplicación de un regreso a las clases desde casa que implica resolver carencias, como las derivadas de materiales informáticos o de suministro de internet, que ya marcaron la diferencia entre alumnos en el confinamiento de marzo.

La decisión se tomará en cuestión de días, y centro a centro, porque no todos los liceos disponen de locales o efectivos adaptados para poder cumplir con las preconizaciones del «protocolo reforzado» anunciado por Educación, que aboga por aforos de clase al 50% y una organización más exhaustiva de circuitos separados en lugares de uso común.

Desde el arranque del curso, han sido numerosas las protestas llevadas a casas en diferentes liceos del Hexágono, y la Policía ha respondido con violencia a algunos bloqueos de liceos en localidades del cinturón parisino.

Comedores y transporte

Los profesores han denunciado la falta de efectivos y los alumnos la falta de seguridad que implica la aglomeración de estudiantes, particularmente en los medios de transporte y en los comedores.

Ya con el curso en marcha, Educación plantea ahora que cada liceo elabore su propio plan de continuidad pedagógica, de aquí a las vacaciones de Navidad, con el requisito básico de que se garantice al menos un 50% de enseñanza presencial a cada alumno.

«Cada centro puede organizarse como mejor desee bien privilegiando los grupos más pequeños, bien dividiendo por niveles, bien implantando el trabajo a distancia uno o dos días por semana», plantea el ministro, dejando distintas opciones sobre la mesa.

Por lo que afecta al examen de final de Bachillerato, se suspenden excepcionalmente las llamadas pruebas comunes y se aplicará en su lugar la evaluación continua. La idea esa mantener los exámenes de especialidades, aunque con ciertas adaptaciones.

A la espera de la respuesta al nuevo plan, por el que el Ministerio de Educación enmienda al menos en parte su doctrina del «todo presencial», los sindicatos anuncian ya una «huelga sanitaria».

Quieren hacer patente su queja por las condiciones en que se ha producido el retorna a las aulas. Hablan de carencias en efectivos y de sobrecarga que afecta a los directores de centros, debido a unos protocolos anti covid-19 «poco claros y que cambian a cada minuto».

Una escuela sin profesores en Beskoitze

«La escuela necesita un plan de urgencia que contemple una contratación masiva de profesores a fin de que que se pueda asumir el remplazo de profesores enfermos o que no pueden acudir al centro por ser vulnerables y organizar los dispositivos que permitan respetar el no contacto y las reglas de distanciamiento», aseguran en su comunicado los sindicatos FSU, FO, CGT-educación, Sud-educación y SNALC.

Son los firmantes del llamamiento unitario a «una huelga de advertencia», este martes 10 de noviembre, que pone el foco en el ministro de Educación, al que acusan de poner en peligro la eficacia del confinamiento y de acrecentar con ello «el riesgo de que cierren las escuelas».

Esa eventual parálisis no parece ni mucho menos una amenaza lanzada al aire, ya que ayer mismo, en la pequeña localidad labortana de Beskoitze, la alcaldesa, Fabienne Ayensa, debió gestionar la acogida escolar tras saber, solo unos minutos antes de sonar lel timbre de entrada a clase, que ninguno de los cinco profesores de la escuela bilingue local Ikas Bide había acudido al centro.

La propia alcaldesa ha explicado, en una carta a los padres, cómo se respondió con personal municipal a esa situación. El inspector de Educación ha prometido, también por escrito, remplazar a cuatro docentes, pero de momento este viernes se ha pedido a las madres y madres que, siempre que no sea indispensable, no lleven a sus hijos-as a la escuela.