Beñat Zarrabeitia

El portero que detuvo la guillotina

 

Gorka Iraizoz abandonará el Athletic después de 10 años y con 392 partidos con el dorsal número 1 a su espalda. La tercera cifra más alta de un guardameta en la historia del club tras Iribar y Carmelo, siendo el mejor cancerbero de la entidad tras la salida de Zubizarreta. Se despedirá con la tranquilidad de haber levantado la Supercopa y haber conseguido superar la enorme presión que supone estar debajo de la portería de San Mamés.

 

 

Cuenta Andoni Zubizarreta, que lo ha vivido en primera persona, lo difícil que resulta heredar determinadas camisetas. Heredó el número 1 de Iribar en el Athletic, de Arkonada en la selección española y de Urruti en el Barcelona, tres leyendas. Y los mitos, una vez que dejan su actividad tangible, se engrandecen en el imaginario colectivo, siendo una referencia constante para la comparación. A Zubizarreta, uno de los primeros consejos que le dio Joxe Anjel Iribar fue no vestir de negro, que fuera un portero diferente, con estilo y carácter propio. Le hizo caso y acabó triunfando.

Tras la salida del portero de Aretxabaleta, traspasado al Barcelona. Únicamente Bixente Biurrun había gozado del favor constante de la afición del Athletic. La complicada situación deportiva que vivió el club entre 1986 y 2011 fue especialmente perjudicial para los porteros. La irregularidad deportiva, acompañada de decisiones estratégicas tardías o equivocadas y la presión ambiental acababan siendo una especie de trituradora para los guardametas.

El run-run de San Mamés, que también afectó a otros jugadores de campo y que, poco a poco ha ido desapareciendo en el nuevo estadio, suponía una guillotina para los porteros. Los errores, fallos por alto o por bajo, la altura de unos, el golpeo con el pie de otros, los discretos resultados deportivos o la necesidad de novedades con las que ilusionarse provocaban un carrusel de cambios. Y el que caía, difícilmente volvía a levantarse u obtener la confianza de la afición. Todo tenía un punto de partida: Las expectativas. El portero del Athletic debía continuar la estirpe de Lezama, Carmelo, Iribar o Zubizarreta y así es complicado resistir la comparación, sobre todo, si no la contextualizas.

La guillotina fue implacable, Patxi Iru, Kike Burgos, Juanjo Valencia, Jorge Aizkorreta, Imanol Etxeberria, Iñaki Lafuente y Dani Aranzubia la vivieron en primera persona. A la par que la presencia de porteros vascos en otros equipos de la Liga, algo muy habitual durante décadas, iba disminuyendo de forma exponencial después de la Ley Bosman y la burbuja futbolística del inicio de siglo. Progresar una vez fuera de Lezama, una vez que el club enseñaba la puerta de salida, tampoco era sencillo. Es más, muchas veces los jugadores que continuaban con su progresión y carrera en equipos de Segunda no eran tomados en cuenta. Algo que, afortunadamente, también ha cambiado.

Todo esto es algo que Gorka Iraizoz ha vivido en sus carnes. El de Antsoain, pequeño municipio Iruñerria con alrededor de 10.000 habitantes, contiguo a los barrios de Arrotxapea, Ezkaba o la Txantrea. Antiguo alumno de la Ikastola Jaso, dio precisamente sus primeros pasos en el Txantrea, club convenido del Athletic y por el que también han pasado entre otros los hermanos Cuéllar, Javi Gracia, Eneko Romo, Iker Muniain, los hermanos Goñi, Borja Ekiza, Iñigo Pérez, Mikel San José.  Entidad de un barrio particular, descrito por Barricada en su canción ochentera, cuyo club con ha tenido que padecer presiones y situaciones complicadas por su vinculación con el Athletic y otros elementos de la cultura vasca.

 

 

De Lezama a Ipurua y de allí a Montjuic

De ese caladero, el mejor de Nafarroa, llegó Gorka Izaizoz al Athletic. Tras pasar por el Baskonia o el Bilbao Athletic, el club le cedió al Gernika, entonces en Segunda B. De allí, a Barcelona para firmar por el Espanyol, donde estuvo trabajando a la sombra, hasta que le llegó la primera gran oportunidad. Fue de la mano de José Luis Mendilibar en el Eibar. En el conjunto armero, junto a Antonio Karmona, Gaizka Garitano, David Silva y Joseba Llorente, estuvo a punto de hacer historia. Se quedaron a un paso de subir a Primera y la carrera de muchos de ellos se relanzó.

Mendilibar fichó por el Athletic y gustosamente se hubiera llevado consigo a Iraizoz, Garitano y Llorente, pero las cosas no salieron como el de Zaldibar quería. Recientemente aseguraba en una entrevista en Onda Cero que «me llegó pronto la oportunidad de entrenar al Athletic. Yo venía de un equipo pequeño, de Segunda como era el Eibar al equipo más grande del País Vasco, en afición y en todo. Y lo que pasó es que los jugadores no creyeron en mi propuesta. Es muy difícil si no creen en ti, aunque juegues mal si los resultados te acompañan a la larga pueden creer, pero si no te acompañan los resultados y no creen, no hay nada que hacer». Así fue, el Athletic padeció una temporada tormentosa, a la par que futbolistas que había salido de la puerta de atrás de la entidad como Aduriz o Iraizoz crecían. El primero fue reclamado de urgencia en diciembre de 2005 para ayudar a salvar al equipo.

Al tiempo, Miguel Ángel Lotina decidía tomar una controvertida decisión alineando al de Antsoain como portero titular del Espanyol relevando a Carlos Kameni. El camerunés, portero revelación de la temporada anterior, gozaba además de la confianza del mítico Tommy N’Kono, mítico portero periquito y entrenador de porteros de la entidad. Iraizoz respondió con un rendimiento extraordinario -le paró un penalti a Aduriz en el antiguo San Mamés- en un curso contradictorio. El Espanyol ganó la Copa, con Kameni en el once ya que Lotina rotaba los porteros, y marcada por el agónico gol de Coro en la última jornada para una sufrida salvación.

Primera posibilidad de regreso en 2005

En Primera por los pelos y con el billete europeo en el bolsillo, el Espanyol tomó la determinación de iniciar una nueva época de la mano de alguien estrechamente ligado al Athletic: Ernesto Valverde. Mientras tanto se sucedían los rumores y contactos, uno de ellos en la gala de los premios del Deporte entre Gorka Iraizoz y Fernando Lamikiz, sobre el futuro del portero navarro. Iraizoz era una petición expresa de Javier Clemente para reforzar el equipo. La voluntad del de Antsoain no era otra que volver a casa.

Sin embargo, las posibilidades se frustraron tras la destitución del de Barakaldo en plena pretemporada. Aquello no fue más que el inicio de una temporada horrorosa, salvada en el último instante ante el Levante. Para Iraizoz, en cambio, supuso el curso de su confirmación. No fue titular en Liga, pero fue uno de los puntales de la maravillosa aventura del Espanyol en Europa. Los pericos pasaron rondas hasta plantarse en la final, por el camino el de Antsoain fue determinante con actuaciones extraordinarias como la que tuvo en el Estadio Da Luz ante el Benfica. En la final, los penaltis volvieron a apear a los catalanes del título, al igual que había ocurrido en 1988, entonces con Valverde de jugador.

 

 

Iraizoz terminó la temporada con la intención de fichar por el Athletic y jugando con la selección vasca en Venezuela. Las elecciones en el club le obligaban a esperar, casi hasta desesperar. Y es que la nueva junta presidida por Fernando García Macua llegó a exasperar al Espanyol. Quien suscribe estas líneas tuvo la posibilidad con Paco Herrera, entonces director deportivo de los pericos, que se mostraba enfadado por las maniobras de dilación y filtración de los nuevos dirigentes de Ibaigane. Los catalanes querían vender e Iraizoz ir al Athletic, pero querían garantías económicas y deportivas. El Espanyol había llegado a un acuerdo con el también navarro Javi López Vallejo, que finalmente no pudo esperar más y firmó por el Zaragoza. La presencia de la Copa de África en mitad del calendario, obligaba a los catalanes a contar con un relevo de garantías para Kameni. Así las cosas, en agosto de 2007, Athletic y Espanyol llegaban a un acuerdo por Iraizoz, en torno a los cuatro millones de euros y la cesión de Iñaki Lafuente.

Lesión y renovación

Iraizoz partía como portero titular del nuevo proyecto que comenzaba el Athletic con Joaquín Caparrós como entrenador. Una etapa que tenía como objetivo dejar atrás el sufrimiento padecido por el equipo en las temporadas anteriores. Para ello, se buscaba gozar de solidez defensiva, mucha agresividad -rompiendo el récord histórico de tarjetas en el club-, y un juego directo. El portero navarro fue uno de los más destacados en las primeras jornadas, ofreciendo un extraordinario rendimiento.

Sin embargo, una lesión muscular en un partido de Copa en Alicante frente al Hércules frenó su proyección. Regreso un mes después ante el Sevilla en Liga recayendo de su lesión, rotura del recto anterior de su pierna derecho. Tenía que ser operado y se perdería lo que resta de temporada. Postrado en una silla de ruedas en Barcelona, el trabajo que le esperaba por delante no iba a ser fácil, pero lo superó. Mientras tanto, el club echó mano de Armando, veterano portero del Cádiz. El de Sopela ofreció un buen rendimiento y se ganó la renovación.

En la temporada 2008-2009 volvió a la titularidad y el equipo pudo regresar a una final tras la apoteósica semifinal de Copa ante el Sevilla. En Mestalla, Toquero encendió la ilusión rojiblanca pero el Barcelona de Guardiola acabó arrollando a los leones en la segunda parte. Fue el inicio de un ciclo ganador para el club y que el propio Iraizoz, Susaeta o Iturraspe han vivido de forma completa.

Dos años más tarde, en vísperas de un proceso electoral, Fernando García Macua renovó a Gorka Iraizoz, con unas cifras convenientemente filtradas al medio de comunicación al que se le trasladaban de forma constante todas las cuestiones vinculadas al club. Aquello generó cierto recelo por parte de la afición respecto al portero, cosa que pagaría después.

 

 

«Me hice preguntas muy potentes»

Josu Urrutia ganó las elecciones en julio de 2011 con la carta de Marcelo Bielsa bajo el brazo. Aquel curso, el Athletic vivió una temporada extraordinaria e inolvidable. El club no pudo culminar el sueño del doblete y acabó perdiendo las dos finales, pero buena parte del trayecto fue maravilloso. Y en el mismo, Iraizoz tuvo un papel determinante bajo la nieve y sobre el hielo de Moscú, aguantando las ganas de sangre en Gelsenkirchen o parando las embestidas finales de un Sporting de Lisboa que había remontado en el José Alvalade.

Sin embargo, la resaca emocional de aquel curso fue brutal y afectó a todos los estamentos del club, incluida la junta, el cuerpo técnico y los jugadores. Estos últimos, agotados física y mentalmente en muchos casos, desorientados tras las derrotas, el esfuerzo y los precipitados cambios, padecieron una temporada muy dura. Uno de los que más los sufrió fue Gorka Iraizoz, que no tuvo su mejor rendimiento. Un desafortunado partido contra el Espanyol provocó una de las situaciones más desagradables de los últimos años.

En un contexto de críticas constantes hacia el portero por parte de algún medio escrito, con la frustración acumulada por las finales perdidas, los malos resultados o la situación de Llorente, el portero vivió un viacrucis ante los periquitos. La bufa, burla y humillación que un sector de San Mamés le dedicó aquel día fue un capítulo esperpéntico.

Todos los predecesores de Iraizoz no habían superado ese examen, se habían venido abajo, no pudiendo superar el golpe. La situación generó malestar dentro del club, tanto que el responsable de prensa respondió desde su cuenta personal de Twitter. En ocasiones se habla de las formas, pero en el fondo estaba cargado de razón.

Bielsa relevó a Iraizoz por Raúl Fernández unos días después ante el Málaga, pero los errores del portero de Indautxu ante la Real devolvieron la titularidad al navarro ante Osasuna. En El Sadar, en un partido muy complicado, el de Antsoain volvió a ofrecer un rendimiento solvente. Fue un momento muy complicado en lo personal para Iraizoz, tocado compareció ante los medios entre sollozos, destacando la válvula de escape que había supuesto el nacimiento de su hija.

El pasado jueves en su multitudinaria y honesta comparecencia ante los medios de comunicación en Lezama, Iraizoz admitía que entonces había padecido «una crisis» y que «se hizo preguntas muy potentes a su cabeza». Encontró el camino correcto, se levantó y logró parar la guillotina que había caído sobre muchos porteros del Athletic. De la mano de Valverde, Iraizoz fue determinante para obtener el billete para la Champions en 2014 o el título de la Supercopa, con extraordinarias paradas en el partido de ida. Un buen rendimiento, compaginado con una sana rivalidad en su competencia con Iago Herrerín, que se ha mantenido hasta la presente temporada, en la que empezó como titular.

 

 

«Ezer ez da betiko»

Y ahí reside la clave del legado de Iraizoz, haber sido capaz de sobreponerse a los malos momento, detener el run-run, mantenerse durante 10 años durante un arco muy complicado y ser pieza clave de un proyecto ganador con seis finales, un título y numerosas clasificaciones europeas en 10 años. La cadena no se detiene, primero fue Iraola, luego Gurpegi y ahora Iraizoz. No queda mucho para vivir la despedida de Aduriz. Cuatro caras de la misma moneda, modelo de futbolistas que busca proyectar el club para el futuro. Ahora, el relevo está garantizado con Kepa Arrizabalaga.

Hoy, San Mamés tributará su particular despedida a Gorka Iraizoz, el tercer portero con más partidos en la historia del club, capitán del equipo y parte esencial de una etapa fantástica para el Athletic. Ahora, en medio de una transición ordenada, toca el reconocimiento personal para un meta que ha marcado una época superando todas las dificultades por el camino.

El fútbol, como la vida, es un escenario de cambio constante. Iraizoz lo sabe y eso transmitía durante su comparecencia del jueves: Serenidad, tranquilidad y felicidad. Fan de Ken Zazpi sabe perfectamente que «ezer ez da betiko». Porque ha sido una aventura positiva para el club y el jugador: «Badakit ulertzen duzula; zinez ziur nagoena; merezi izan duena; gu saiatzeak...». Ahora, su trayecto seguirá en otro lugar ya que quiere continuar jugando.

 

Beñat Zarrabeitia

 

Fotos: Argazki Press, AFP, Getty Images