Beñat Zarrabeitia

Guardiola, una maravilla para el City

 

 

«Today was going to be the day
But they'll never throw it back to you
By now you should've somehow
Realized what you're not to do
I don't believe that anybody feels
The way I do about you now
»

Es la estrofa de la canción más conocida del grupo Oasis: «Wonderwall». O lo que es lo mismo, maravilla. Uno de los temas emblemáticos de los hermanos Gallagher. De noches sinuosas, actuaciones brillantes y sonoros episodios en los tabloides, ambos comparten el éxito de sus hits, salidas de tono y la pasión por el Manchester City.

Un club que aprendió a vivir a la sombra de su gigante vecino. Y es que no es fácil competir contra un triple ganador de la Champions envuelto en la trágica mística de un reloj detenido a las 15:04 del 6 de febrero de 1958, el fatídico instante de su terrible accidente aéreo que sufrieron Múnich. El enemigo juega en el Teatro de los Sueños, ha tenido a Busby y Ferguson como entrenadores, leyendas como Charlton o Giggs y ha convertido al dorsal número «7» en un icono. El distintivo sello de calidad que han portado George Best, coetáneo de los Beatles pero más cercano a las noches de The Doors, Bryan Robson, Cantona, Beckham o Cristiano Ronaldo. Casi nada. Eso con el balón, en la música, los Gallagher habían encontrado otro rival, Blur y su líder Damon Albarn.

 

 

Las leyendas van vestidas de rojo pero el cielo es azul pensaban los hinchas del City. Entre ellos, Noel y Liam Gallagher. Acostumbrados a vagar por la zona media de la clasificación, incluso purgando errores en Segunda, su suerte cambió igual que aquel que le toca la lotería. El premio gordo del fútbol moderno, con todos sus peros.

En 2003, el club abandonó su mítico estadio de Maine Road para trasladarse al estadio City of Manchester. Una muestra de las ambiciones del club con la llegada del nuevo. No fue el único cambio ya que en 2007, el sueco Sven-Goran Eriksson se convirtió en el primer extranjero en dirigir al club, hito que ya había conseguido antes al dirigir a la selección inglesa, combinado que siempre había contado con preparadores locales. Las libras comenzaron a fluir con la llegada del magnate y ex primer ministro tailandés Thaksin Shinawatra al club. Se gastó 121 millones en adquirirlo como si de un juguete se tratase. Pronto llegaron las críticas por las astronómicas inversiones realizadas en jugadores que no dieron el rendimiento esperado. Asimismo, las sospechas de corrupción, blanqueo de dinero y vulneración de los DDHH salpicaron de lleno a Shinawatra. Finalmente, el 1 de septiembre de 2008, el grupo inversor conocido como Abu Dhabi United Group for Development and Investment, procedente de Emiratos Árabes y con Sulaiman Al-Fahim como parte visible del grupo, más la figura de Mansour bin Zayed-Al-Nahyan como máximo accionista, se hizo con el control del club por unos 250 millones de euros.

 

 

Un cambio en el destino, de la sombra al brillo

Lo dicho, la lotería, el euromillón, la Lotto UK y el bote completo. Como si de un videojuego se tratase y con un pozo económico inagotable, únicamente mitigado en parte por el conocido como fair play financiero, situaron el hasta entonces hermano pobre de la ciudad en otra dimensión. El primer nombre y fracaso sonado fue el de Robinho, pero la caja no se agotaba y pronto llegaron los golfes de efecto reales. Tanto que Tévez dejaba de ser un diablo rojo para ver el cielo azul. Bajo la dirección de Mancini y con futbolistas del talento de Silva, Yaya Touré, Dzeko, Agüero o el propio apache, los títulos no tardaron en llegar. Primero fue la FA CUP en 2011 y después llegó el increíble último minuto final de la Premier League de 2012. Con todo en su mano para proclamarse campeones, los citizens empataban en casa contra el Queens Park Rangers en el tiempo de descuento. El punto no les valía, ya que sus vecinos habían ganado al Sunderland a domicilio. Y allí emergió la figura del Kun Agüero como un golpe del destino, arrebatando de las manos el campeonato a Ferguson. El mismo entrenador que había ganado una Champions en menos de un minuto, en aquella prolongación que amargó al Bayern en el Camp Nou.

 

 

Y más que una casualidad, pasado el tiempo, el momento es representativo de un cambio de ciclo. La risa va por barrios, los imperios nacen y crecen, unos se estabilizan, otros progresan, mientras que los que toman decisiones erróneas decrecen. Algo que parece aplicable a la ciudad de Manchester. El United decidió, tras una retahíla de calabazas, encomendar su banquillo a David Moyes en lo que resultó un sonoro fracaso. Después, ayudado por los acuerdos televisivos y un sustancioso contrato con Adidas, decidió apostar por lo teóricamente seguro firmando a Louis Van Gaal. De la mano del veterano preparador holandés, los red devils han hecho un enorme gasto de dinero en futbolistas pero de momento parece lejos del éxito, tanto en la Premier como en Europa. Sus vecinos del City confiaron en Manuel Pellegrini, experimentado técnico chileno, cuyo paso por el Real Madrid quedó marcado por el Alcorconazo, pero de seria trayectoria en River o ingeniero jefe del mejor Villarreal de la historia. Aquel que jugaba al ritmo de Riquelme y goleaba al son de Forlán.

 

Reencuentro con Txiki Begiristain



Pese a volver a ganar la Premier en 2014 y alzarse también con la Copa de la Liga, a los archimilllonarios dueños del Manchester City les parecía faltar algo. Un anhelo con nombre y apellidos: Champions League. Hasta el momento, ni siquiera se han podido acercarse a la orejona, ya que por el camino se han topado con el Barcelona. Un rival demasiado poderoso en lo deportivo. Porque los catalanes han sido capaces de fabricar unos talentos que el City tiene que comprar. No sorprende por tanto que los skyblues hayan situado su referente principal en la capital catalana. Para ello, se han hecho con tres piezas clave en los éxitos del conjunto blaugrana en los últimos quince años. En primer lugar, contratando a Ferran Soriano, antiguo vicepresidente con Laporta, conocido empresario catalán presente en buena parte de las operaciones de fichajes del Barcelona de Rijkaard. Tres cuartos de lo mismo con Txiki Begiristain.

El de Olaberria es uno de los más listos de la clase, arquitecto desde los despachos del mejor Barcelona de la historia, primero con Rijkaard y después con Guardiola. La apuesta más arriesgada, la carta ganadora. El giro en la historia, el recogepelotas que siendo su niño se abrazaba a Terry Venables, el eje del Dream Team, la vuelta a unas esencias en constante movimiento. Aquel que es capaz de absorber como una esponja lo exterior para mejorar lo interior. Las raíces que miraban al mundo, desde el centro del campo, el banquillo y las habitaciones de La Masia con canciones de Llach y poemas de Miquel Martí Pol. El que responde en cinco idiomas en las ruedas de prensa.

Ayer, el City anunciaba la contratación de Guardiola como nuevo entrenador a partir del 1 de julio. El técnico catalán, principal embajador del proceso independentista en su país, volverá a cruzar su camino con Soriano y Begiristain. Los tres, emblemas de un nuevo rico con la billetera caliente y un plan estratégico en sus oficinas. Y es que para empezar, la entidad ha priorizado el trabajo en su fútbol base con la construcción de una de las ciudades deportivas más modernas del mundo, con los últimos recursos tecnológicos y una serie de preparadores y canteranos llegados de todo el mundo. 18 campos de fútbol, instalaciones pensadas para albergar a casi 600 jugadores y situar también a su equipo femenino como uno de los mejores del continente. El scouting es magnífico pero hasta ahora la mayoría de clubes de la Premier no han conseguido convertirlo en futbolistas de impacto. En su apuesta por la cantera, su nueva ciudad deportiva ha costado la friolera de 360 millones de euros.

 

 

Con la mente puesta en generar talentos en su factoría, el City mira al mundo y se ha expandido con diferentes equipos franquicia por todo el mundo, siendo uno de ellos el New York City en el que juegan Pirlo, Lampard, Villa o Andoni Iraola. Sus éxitos le han convertido en un club de impacto mundial, con un notable crecimiento en lo que a hinchas se refiere. El dinero y los títulos otorgan visibilidad en unos nuevos mercados a los que miran las transnacionales futbolísticas. Sin embargo, tampoco ha querido descuidar el otrora estadio City of Manchester, cuyo nombre es patrocinado ahora por una aerolínea de los Emiratos Árabes. Tanto, que continúan con sus labores de ampliación, en una obra que busca superar los 70.000 espectadores.

¿Baile de banquillos en la Premier League?

Con todo, visto lo visto sobre los terrenos de juego, es posible que la Premier esté sobrevalorada y que la mayoría de equipos pague cantidades desorbitadas para contratar jugadores, pero el producto sigue siendo muy atractivo. Por eso simplemente pensar en una Liga que cuente con Guardiola en el banquillo del City, tal vez Mourinho en el del United y quizá Pellegrini en el del Chelsea alimenta la atracción. Lo cierto, es que Pep ya ve el cielo azul. De propina, no hay que olvidar que Klopp está en el Liverpool y Wenger en el Arsenal.

 

 

Tras ganarlo todo en el Barça, ha convertido la Bundesliga en un monólogo del Bayern, pero no ha conseguido igualar a Heynckes o Hitzfeld conquistando la Champions. Veremos qué ocurre esta temporada y hasta donde llegan tanto los bávaros como el City todavía bajo las órdenes de Pellegrini. Al chileno, sea cual sea su destino, seguramente le acompañará el pasaitarra  Xabi Manzisidor, mientras que Guardiolara continuará su camino junto a Domenec Torrent. Una figura muy cercana el nuevo presidente de la Generalitat Carles Puigdemont.

Lo que está claro es que el técnico de Santpedor se marcha al City con el objetivo de reinar en Europa. Y no, para seguir creciendo, no mirará atrás. Sus críticos dirán que es relativamente sencillo entrenar a los más poderosos. El tiempo dirá si es su última apuesta millonaria y después abre la puerta a dirigir selecciones o afrontar otros retos con menor capacidad financiera.

 

 

No habrá término medio. Mientras tanto, los hinchas de los skyblues se frotan los ojos para seguir con su sueño, para ellos la llegada de Guardiola es una maravilla, igual que la mítica canción de Oasis que entonan al ganar títulos. Las fiestas de los Gallagher son otra cosa desde que su equipo, además de jugar, también gana.

 

Beñat Zarrabeitia

 

pd: Artículo en Marakana Txikia con motivo del fichaje de Guardiola por el City en 2013