Dabid Lazkanoiturburu
Dabid Lazkanoiturburu
Nazioartean espezializatutako erredaktorea

Coronavirus y gepolítica: el Brexit

La decisión del primer ministro británico de no seguir la vía china de atajar la propagación de la pandemia con medidas draconianas de aislamiento y confinamiento de la ciudadanía ha generado estupefacción en buena parte de la comunidad científica mundial.

Pero el excéntrico exalcalde de Londres tiene sus propios asesores, que le habrían aconsejado optar por la estrategia de un «contagio controlado», lo que supondría que decenas de millones de británicos se infectarían en las próximas semanas, logrando así una suerte de «inmunidad de grupo».

Por lo que toca a la población mayor, el grupo de mayor riesgo en esta pandemia, el gobierno ha puntualizado que planea ahora aislar a las personas de edad y a las vulnerables durante un período de hasta cuatro meses. Todavía deberán de agradecérselo, porque en un primer momento el Ejecutivo que lidera Johnson instó a la población a resignarse a perder a sus seres queridos de edad antes de lo que pensaban e incluso habló de fosas comunes, e incluso de una inmensa morgue en Hyde Park.

La estrategia británica marca distancias con Europa y se alinea con los EEUU de Trump, que están primando la economía sobre la salud al apostar por medidas que afecten lo menos posible al desenvolvimiento económico.

Estrategia aislacionista que seguro que encandila a no pocos que votaron Brexit y que siempre acogerán de buen grado todo lo que separe aún más a la isla del «resto del continente». Aunque tenga un riesgo enorme. Y es que los expertos auguran que si con semejantes niveles de contagio colapsara el ya debilitado sistema de salud británico, estaríamos ante una crisis de incalculables consecuencias.

Como la estrategia le salga bien a Johnson, este elevará al Brexit a la categoría de «verdad revelada» y los países europeos se pondrán en fila hacia la salida. Pero como le salga mal ya les veo a los británicos  tocando la puerta de Bruselas. Aunque, a este paso, y con la espada de Damocles del coronavirus, no sé si para entonces quedará alguien al otro lado.

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