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Jan behar ez duguna - Lo que no deberíamos de comer

 

Podemos hablar todo el día acerca de “comer con moderación”, pero si lo que estamos comiendo con moderación consiste en alimentos procesados, a base de ingredientes azucarados y conservantes, podemos llamarlo por su nombre: envenenamiento gradual de alimentos tóxicos

Si su dieta se compone de poco más que de comida rápida, pollo frito, dulces y aperitivos envasados, usted podría estar en camino de convertirse en una de tantas personas obesas  y que sufren de enfermedades del corazón. Con base en estudios científicos recurrentes que demuestran su toxicidad para nuestra salud, aquí hay cinco comidas que debe dejar de consumir desde hoy mismo.

 

Soda

Todo lo que digamos acerca de la soda es poco. Es una receta para la enfermedad disfrazada con una bebida deliciosa y burbujeante. Analicemos los ingredientes que se encuentran en una lata de refresco tradicional, convencional. 

  • El benzoato de sodio es un conservante que se encuentra en los refrescos y que se ha relacionado con la tríada fantasma de las alergias, el asma y el eczema
  • El ácido fosfórico, es el elemento químico que le da al refresco  su sabor metálico, se ha demostrado que causa la osteoporosis y la caries dental (que causa más daño a los huesos que el ácido de una batería, afriman algunos  expertos). Este ácido, sí ácido, agota el calcio y otros minerales del cuerpo, ya que se excreta por la orina, llevándose consigo las sustancias de las que están formados nuestros huesos y dientes. Debido a la alta cantidad de minerales que se eliminan del cuerpo, el ácido fosfórico también daño a los riñones y está relacionado con problemas renales en los bebedores
  • La mayoría de los refrescos tradicionales todavía están endulzados con jarabe de maíz de alto contenido en fructosa, un edulcorante que ha sido objeto de muchos estudios en los últimos años, vinculándoselo con el síndrome metabólico, la obesidad, la diabetes y las enfermedades del corazón
  • Para los fabricantes de refrescos que se utilizan “la caña de azúcar natural”, los consumidores deben tener en cuenta que los azúcares que se encuentran aún en cantidades tan elevadas en los refrescos producen caries y obesidad. De hecho, se estima que los bebedores regulares de refrescos tienen un 80% más de probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2 que los no bebedores. Pásese al agua, por favor.

Los alimentos fritos


Ha habido una gran cantidad de investigaciones sobre los efectos en la salud de los alimentos fritos. Diversos estudios en todo el mundo han encontrado correlaciones entre los alimentos fritos, las carnes en particular, y la prevalencia de los cánceres desarrollados en el cuerpo. 

Si bien muchos estudios han sido considerados “no concluyentes”, un estudio muy interesante y reciente en el año 2010 determinó que las carnes muy hechas, especialmente las carnes fritas, duplican los riesgos de una persona de desarrollar cáncer de vejiga en comparación con la carne poco hecha. El autor principal del estudio, el profesor Xifeng Wu, informó que , “Estos resultados apoyan con fuerza lo que sospechamos de las personas que comen mucha carne roja, sobre todo la carne roja muy hecha, como frita o a la parilla, parecen tener una mayor probabilidad de padecer cáncer de vejiga “. Curiosamente, los alimentos fritos también aumentar la prevalencia de asma en los pacientes, según diversos estudios.

 

Comida rápida

La comida rápida contiene tan pocos alimentos que bien podría ser llamada “comestibles rápidos”. La empujamos a través de nuestras gargantas y, finalmente sale, pero ¿eso es suficiente para calificarla como alimento?.

Lo gracioso es que la comida debe alimentar el cuerpo (es decir, nutrirlo de alguna manera). La comida rápida hace otra cosa más que alimentar, simplemente satisface el hambre hasta la hora de la comida siguiente. Para empezar, la comida rápida es ridículamente alta en grasa, calorías y sodio

En un estudio, la comida media comprada por los clientes de comida rápida encuestados contenía 827 calorías. Para aquellos que necesiten un recordatorio, el adulto promedio necesita sólo de 1.800 a 2.000 calorías en un día completo. Esas 827 calorías suponen aproximadamente la mitad de las calorías que la mayoría de los adultos necesitan en un día completo, dejando poco espacio para el desayuno, cena, snacks, postres y otros alimentos que en realidad aportan nutrientes esenciales (cereales integralesverdurasfrutas y proteínas magras).

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