Dabi Lazkanoiturburu
cronista de oriente medio

«La irrupción del Estado Islámico fue una sorpresa y su futuro es una incógnita preocupante»

Lleva años informando desde Oriente Medio, lo que le convierte en una voz autorizada sobre la zona más caliente del planeta. Desde hace cuatro vive en Jerusalén con su compañera y sus dos hijos y sus directos televisivos, desde una azotea con la Explanada de las Mezquitas al fondo, le han convertido en alguien de casa en muchos hogares vascos.

Pero yerra quien crea que esta es la principal razón por la que llena todos los auditorios en los que ofrece charlas y conferencias en sus periódicas visitas a Euskal Herria. Mikel Ayestaran (Beasain, 1975), quien acaba de publicar su último libro sobre el Estado Islámico (“Las cenizas del Califato”, Ediciones Península), explica con un lenguaje sencillo, que no duda incluso en adornar con comparaciones futbolísticas, lo que pasa en el área geopolítica más convulsa de la actualidad, desde Afganistán hasta Egipto, pasando por Irán y Siria.

Se podrá estar más o menos de acuerdo con sus análisis, pero no es una exageración decir –lo sé de primera mano– que, con su estilo llano –campechano, en el mejor sentido del término– y lejano de cualquier tipo de afectación, las crónicas de Ayestaran han adentrado a no pocos en los complejos arcanos de la realidad internacional. Y no hay mayor alabanza que esa para un periodista.

Las cenizas del califato...

El título hace referencia a la destrucción total de las zonas que estuvieron en manos del ISIS tras la guerra contra el califato. Y apela a la vez a la ruptura total en el tejido social de Irak y Siria, un cisma entre etnias y sectas que llevaban muchos años conviviendo, juntas, es cierto, pero no revueltas.

¿Sigue habiendo rescoldos bajo esas cenizas?

Hay llamas. Lo que hemos presenciado ha sido el final de una batalla, no de la guerra. Militarmente hemos conseguido acabar con un califato físico, con su seudoestado, pero ahora mismo hay combates abiertos en todo el desierto de Siria e Irak. Lo que ocurre es que ya no hay nadie allí, ha vuelto a caer en un agujero negro informativo.

¿Qué es el ISIS?

Seguimos teniendo muchas más preguntas que respuestas. Está rodeado por todas las teorías de la conspiración, siempre en boga en Oriente Medio. Pero no hay duda de que su irrupción sorprendió a todos, empezando por los propios iraquíes y sirios.

En cualquier caso, esa gente no surge de la nada, sino de una política nefasta de EEUU que, tras la desastrosa invasión de Irak, consistió en desintegrar un estado e intentar establecer una democracia a golpe de catálogo de Ikea. Y por si esto fuera poco, las dos grandes prisiones que EEUU abre en Irak, Camp Bucca y Abu Ghraib, se convierten en su punto de reunión.

Tenemos un grupo con una fuerte presencia de una minoría suní que se siente frustrada por el derrocamiento de Saddam y por el trato a manos de la mayoría chií, lo que le nutre de oficiales con mucha experiencia rebotados del Ejército iraquí. A todo ello se le añade un creciente impulso religioso que, poco a poco, se convierte en el eje de su discurso. Y llega un momento en el que deciden dar el salto, pasar de la insurgencia iraquí a establecer el sueño del califato, un rubicón que Al Qaeda no se atrevió a cruzar.

Por muy contradictorio que parezca, el origen del ISIS es una especie de baazismo yihadista.

¿Cómo es posible que en unas pocas semanas conquistaran un territorio similar al de Inglaterra?

Hay otro aspecto que les distingue de la red de Bin Laden, el de la superpropaganda.. la superproducción. Parecía, por momentos, que realmente el califato contaba con fuerzas regulares capaces de hacer frente a ejércitos como el de EEUU y Rusia. Pero era mentira, era un globo totalmente inflado. Y así se han hundido militarmente. Pero han vuelto a sus orígenes, donde se mueven como pez en el agua, y por eso creo que esto durará. No sabemos la forma que tomará pero están en su salsa, aunque es cierto que las estructuras que labraron durante años han sufrido un duro golpe.

Washington acusó a Saddam Hussein de apoyar al yihadismo, lo que era mentira, pero, con la invasión, EEUU habría provocado finalmente lo que precisamente denunciaba falsamente: la fusión entre yihad y baazismo. ¿Se puede decir que el Estado Islámico es una profecía autocumplida por parte de EEUU?

Así es. Y en conflictos como el de Afganistán no solo lo provocaron sino que apadrinaron al yihadismo de Al Qaeda. Eso ha pasado siempre. Son grupos que puedes alquilar, y siempre con fecha de caducidad, pero no comprar. Puedes manejar el juguete, pero llega un momento en que se te va de las manos. Con esta gente ha pasado un poco eso. Hasta cierto punto ellos han tenido un apoyo exterior importante, sobre todo en Siria, en cuanto a que combatían a un enemigo común, que era el Gobierno de Bashar al-Assad. Pero, ¿qué haces luego, cuando el problema te estalla en la cara?

¿Realmente cree que EEUU apoyó al ISIS en Siria?

No exactamente. Lo que ocurre es que el ISIS es una marca, una franquicia. Y en países como Siria o Irak llega un momento en que la gente combate por comida y los que tenían pasta eran ellos. Aparte de los yihadistas europeos, que estaban superideologizados, los iraquíes y los sirios, que eran los combatientes de base, lo hacían por pura subsistencia, cuando no por miedo o por amenazas a sus familias. Por eso precisamente el califato se ha derrumbado de una forma tan estrepitosa.

Resulta interesante esa distinción entre yihadistas europeos y nativos.

Los que llevaban los centros de torturas y los que decapitaban a los rehenes no eran de Bagdad, Tikrit o Raqa. ¡Eran de Londres!

En «Las cenizas del califato» recoge una entrevista a un miembro del ISIS a quien le presenta un miliciano de la Yihad Islámica. ¿Cómo es posible? ¿No será que, mientras en Occidente estamos siempre clasificando con etiquetas, existe mucha porosidad entre yihadismo, salafismo, islamismo…?

Gaza es otra liga, es un pueblo y todos se conocen. Como por mi trabajo he tenido mucho contacto con la Yihad Islámica, él me lo trajo.

Pero esa porosidad la he visto muy claramente en Siria. En Ghuta, en el cinturón rural de Damasco, tenías a distintos grupos rebeldes y sus milicianos se pasaban de uno a otro por un plato de alubias.

¿Cómo eran esos grupos rebeldes?

Unos muertos de hambre, les pagaban una miseria. Eran la hez de la sociedad, gente rural que emigró al cinturón rural de Damasco, de Alepo… carne para picadora, parafraseando a Evaristo. Ahora Siria se ha convertido en una enorme bolsa de trabajo paramilitar. Y el Gobierno sirio es muy listo, no tiene parangón en Oriente Medio, y siempre intenta que esos grupos se maten entre ellos. De momento, han sido cooptados por Turquía, pero, mañana, si alguien les ofrece un poco más, se van a volver a dar entre ellos.

No hay duda de que el régimen sirio es listo, lo que explica que lleve tantos años en el poder, pero ¿no cree que obedece también a la debilidad de los rebeldes, que acaban pegándose entre ellos?

Tienes razón, pero creo que el Gobierno sirio ha sabido gestionar muy bien la crisis e incluso el surgimiento del califato.

Ahí están las denuncias de que, a comienzos de la guerra, el régimen sirio saca de la cárcel a un montón de salafistas y yihadistas presos...

Todo el mundo juega con ellos. Ya con motivo de la invasión de Irak de 2003, Damasco dejaba entrar a los yihadistas a Irak, como luego hizo Ankara en Siria. Los turcos son unos maestros en este juego, El que finalmente ha inflado este monstruo del ISIS ha sido Erdogan, quien abrió la frontera y dejó que entraran libremente a Siria.

En el libro se pregunta por qué el ISIS no ha atacado nunca a Israel.

Todas las teorías de la conspiración están sobre la mesa. El ISIS es una creación de EEUU, de Israel, de Irán, de los países del Golfo... Hay respuestas para todos los gustos pero lo que está claro es que no han atacado en algunos sitios y uno de ellos es Israel.

Un motivo fundamental es el nivel de seguridad obsesiva que rige en Israel. Y otro es que entre los palestinos no ha cuajado ese extremismo yihadista. El palestino no es un seguidor del ISIS tipo.

Hay grupos salafistas y algún clan en Gaza relacionado con el ISIS. ¿No cree que el yihadismo puede calar en ese inmenso campo de concentración?

Yo creo que Hamas lo mantiene bajo control, y de una forma expeditiva, como se hacen las cosas en Oriente Medio. No en vano los del ISIS en Gaza están comiendo de su mismo plato. Y ahí no hay bromas. Más miedo me da lo que pueda ocurrir con la sucesión de Mahmud Abbas en el seno de Al Fatah. Ahí sí que puede haber un cisma total en Cisjordania.

¿Ve alguna expectativa de reconciliación interpalestina?

No hay nada. Cero. Hamas nunca va a entregar las armas. Si tienes las armas y los túneles tienes la fuerza, y Hamas no va a renunciar a ella.

Desde la llegada de Trump, las cosas en el ámbito internacional le van viento en popa a Netanyahu.

Hay una cosa que no se entiende y es que Israel es política doméstica para EEUU, es una estrella más de su bandera. Hasta con Obama, quien pasará a la historia por haber firmado el mayor pacto de ayuda militar de la historia del país con Israel. Luego no se juntaba con Netanyahu y todo lo que quieras, pero eso son los hechos. Trump ha dado un paso más. Siempre decimos que está loco, pero en el caso de Israel es totalmente predecible, tiene una agenda, unos objetivos y los cumple uno tras otro.

¿Y en el ámbito doméstico israelí?

Tiene esas denuncias por corrupción, pero la gente le apoya en masa, gana una elección tras otra, la economía avanza y hasta los más críticos se posan ante sus éxitos. Paralelamente, la religión cada vez tiene más fuerza, así como el ultranacionalismo, y Netanyahu está utilizando muy bien el miedo a los árabes. La izquierda ha desaparecido. Ese Israel de los kibutz que algunos conocieron y admiraron ya no existe, los kibutz del siglo XXI son los asentamientos en Cisjordania; es así de triste.

Junto a esa deriva, habla de la obsesión de Israel por la seguridad.

Así es. El muro, que es muy efectivo, define al actual Israel. Y avanza. Han hecho otro con Egipto, luego está el de Líbano-Siria, otro en ciernes con Jordania, y planean un muro submarino en Gaza. El país está bunkerizado y el nivel de paranoia es muy fuerte. Están rodeados y saben que, por muchos pactos que cierren, el egipcio y el jordano de a pie no piensan como sus regímenes.

Al otro lado de la frontera de Gaza, el ISIS tiene una wilaya (provincia) en el Sinaí.

Lo del Sinaí es un agujero negro, donde se acumula todo, desde contrabandistas de todo tipo hasta el malestar por el olvido que sufre la población por parte del Gobierno central de El Cairo. Eso sin olvidar que la región está siendo sometida a campañas militares brutales.

Hay una cosa que es clave y es el concepto de «guerra contra el terrorismo». Cuando EEUU la declara en 2001, a partir de ahí todo vale, y los gobiernos sirio, iraquí, egipcio…, que no son tontos, hacen suya la fórmula de George W. Bush y bombardean el Sinaí y lo que quieran. Los americanos pueden arrasar Mosul, Raqa... sin piedad, pero Bashar al-Assad también, porque está luchando «contra el terror». Putin hace lo mismo, como Erdogan… Cada uno utiliza ese recurso en su beneficio y todas las líneas rojas han desaparecido.

Aprovechando su mención a Erdogan (la entrevista fue realizada antes de su última victoria electoral), ¿qué opina de Turquía?

Me decía un diplomático turco que todos los que se han metido en la guerra de Siria contra al Assad lo van a pagar de una forma u otra y Turquía ya lo está pagando: la lira está hundida, Erdogan se ha tenido que autocratizar hasta el límite para modificar la Constitución, para machacar a los kurdos… Turquía estaba mucho mejor en 2011.

¿Quiénes son los grandes vencedores de la guerra en Siria?

El Gobierno sirio ha ganado la guerra, pero el país está hundido y va para largo. La gran vencedora es Rusia, que ha regresado a la escena internacional por la puerta grande. Y no solo por su gestión de la crisis, sino sobre todo porque ha llenado el vacío dejado por EEUU. Obama vio una salida y Putin entró a saco.

Por lo demás, asistimos a un juego de equilibrios entre Israel e Irán en Siria. Yo creo que todos se están probando, a ver hasta dónde cada uno está dispuesto a llegar.

Y Trump, más que de volver, tiene intención de salir.

A mí me parece que los gringos se van. Los kurdos están vendidos. Yo de ellos negociaría con el régimen, aunque fuera a la baja. Pero me temo que EEUU no les va a dejar. Es la zona que más me preocupa de Siria.

¿No cree que el Pentágono se resistirá a irse de una zona de alto interés geoestratégico, a abandonar esa suerte de pica en Flandes para condicionar el dossier iraní, Israel…?

Es verdad que esa zona es puro petróleo-gas, pero vamos a ver. El tablero sirio es muy complicado y otra cosa sería que empezaran a sufrir bajas. Ahora mismo están atrincherados y pertrechados, pero enfrente están los rusos.

¿E Irán?

Si hay unos maestros en la guerra irregular esos son los iraníes. Israel puede presionar con bombardeos pero los iraníes no se van a ir. Han ido a Siria para quedarse e Israel lo sabe. Y los rusos, que no son tontos, también.

Tu vas allí y ves rusos por todas partes, como veías norteamericanos en Irak; en los ministerios, vas a pedir un papel y está un ruso en el ordenador. Se ven banderas rusas, retratos de Putin por todos lados, hasta en las tazas de souvenirs.

A los iraníes ni los ves ni los hueles, pero están. En su concepto de Oriente Medio necesitan el corredor hasta el Mediterráneo, pero sobre todo necesitan soplarle en la oreja a Israel, decirle «estamos aquí». Claro que no van a construir una gran base militar, ellos no trabajan así, pero seguirán. Y en esta situación, seguro que Israel echa de menos los tiempos en los que su frontera más segura era la que tenía con Siria, tanto con Hafez como con Bashar al-Assad.

A los iraníes no se les ve en Siria pero están. ¿Y en Yemen?

Yemen es el Afganistán de Oriente Medio, es un problema puramente tribal. Todos los imperios que han ido allí, incluidos los otomanos, han salido mal parados. Los saudíes se han metido en un berenjenal sin solución. Los huthíes son una tribu luchadora y no van a dar un paso atrás. El problema es que el presidente Hadi y las milicias del sur no han logrado el apoyo de las principales tribus de alrededor de Sanaa. Ryad les está poniendo petrodólares encima de la mesa, pero se niegan a combatir. Yo no veo que estén los iraníes. Antes quizás sí, pero ahora no.

¿Y los misiles que lanzan los huthíes periódicamente contra Arabia Saudí?

Igual estoy equivocado, pero Yemen tiene que ser el país con mayor arsenal de armas del mundo. Yo no he visto nada igual en mi vida, en Yemen te puedes comprar hasta un tanque.

Usted ha cubierto muchas veces la realidad política de Irán. ¿Hay una crisis de legitimidad interna de la República Islámica?

Irán es un país joven, que nació en el 79, pero que está viejo. Ha envejecido. Ante semejante masa de gente joven, tienen un sistema totalmente caduco.

Hay quien habla de que la pugna entre sectores reformistas y esencialistas se está viendo superada por el hartazgo de la población.

Creo que esa distinción responde a nuestra manía, que comentabas antes, de etiquetarlo todo. Es como en Israel, al final todos son del Barça. En la jerarquía iraní todos son del mismo equipo, puedes ser más refinado, más moderado... Ahora bien, coincido en que hay un salto muy grande entre las élites y la gente y la situación económica es preocupante.

Lo que pasa es que en Irán rige un parasistema muy fuerte. La Guardia Revolucionaria, los Pasdaran… controlan el país y tienen la economía, las armas y las fronteras. Sacan a los suyos a la calle y la gente tiene miedo. El Gobierno iraní tiene un poder limitado.

 

Volviendo al ISIS, ¿qué perspectivas augura a este grupo?, ¿qué nos puede deparar el futuro?

A mí me da mucho miedo que se abra otro frente serio en Afganistán otra vez, aunque es verdad que en aquel país el ISIS tiene un papel más residual. Allí son los talibanes los que tienen realmente fuerza.

Hay expertos como el israelí Efrain Imbar, con quien comparte impresiones en el libro, que minimizan la amenaza del ISIS.

A Efraim Imbar, que es la mano derecha de Netanyahu –el primer ministro habla por su boca– no le preocupa un grupo como el ISIS porque son muy porosos. Desde el momento en que tienes un grupo así y aceptas voluntarios, estás vendido ante agencias como el Mossad, la CIA... estos juegan en la Champions.

Pero la otra cara de la moneda es que cuando hay un atentado del ISIS solo pillan a los cuatro chavales. Lo que nunca vamos a saber es quién dio la orden, y eso es inquietante; son grupos absolutamente permeables.

En Irak, donde surgió el califato hace estos días cuatro años, el clérigo chií Moqtada al-Sadr acaba de ganar las elecciones.

Yo creo que ha habido un fraude épico y, con una participación pírrica. Moqtada es lo que es, pero no creo que tenga talla de gran estadista. Con todo, es verdad que las milicias que han estado en primera línea contra el ISIS esperaban ganar por goleada y no ha sido así.

De todos modos, Moqtada iba con el Partido Comunista. Imagínate las reuniones de campaña de los representantes de las barriadas populares chiíes de Sadr City con los escritores, con la élite afrancesada y sensible de los comunistas iraquíes....

¿Cómo se explica eso?

Es Irak. Y se explica porque esos países no están preparados para este sistema impuesto, que allí es disfuncional y no tiene ni pies ni cabeza.

Entonces, ¿qué solución plantea para esos países?

Dictadores clementes. Es así de triste, pero tú no puedes instalar la democracia, un sistema de partidos, de la noche a la mañana.

La reivindicación de democracia tampoco llegó aquí de la noche a la mañana.

Exacto, pero convocar elecciones en 2003 y 2005... Esto no es elegir una estantería azul o amarilla; hay que gestionar un país.

El modelo de Egipto, de una suerte de democracia islámica gestionada por los Hermanos Musulmanes, ¿podría haber sido la alternativa?

Es lo que no vamos a saber nunca, porque no les dejaron.

Es evidente que la revolución francesa no trajo la democracia, pero generó unas dinámicas.

Es verdad que hay que dejar que florezcan esas élites, esa pulsión, pero hay que recordar que vienen de épocas, como las de Saddam, sin alternativas; pero es que antes de Saddam tampoco las había.

Esas cosas llevan tiempo. Por eso digo lo de dictador clemente, entre comillas. Al final es lo que dice allí la gente, no creen en este sistema, sus códigos son más tribales. Siempre vemos las cosas desde nuestro prisma y cuando dices lo de dictador clemente, visto desde aquí, la gente te mira mal.

Usamos nuestro prisma porque los regímenes políticos en el mundo están marcados, aunque cada vez menos, por la agenda de Occidente.

En todo esto hay mucho de hipocresía. Lo que al final importa es que sirva a tus intereses, no el grado de democracia a la hora de gestionar el país. Mira al egipcio Al-Sissi, no importa que tenga las cárceles llenas, sino que sea el que cuida la frontera con Israel.