XANDRA ROMERO
SALUD

El pueblo que lleva medio año adelgazando

De vez en cuando me gusta abandonar el estilo crítico y escribir sobre cosas que sí funcionan, como por ejemplo sobre esos sanitarios realmente comprometidos no solo con curar y medicar sino también con el papel fundamental que tiene la prevención.

Por eso hoy quiero escribir sobre el municipio gallego de Narón, un pueblo que lleva literalmente medio año adelgazando. La media está en 2,5 kg al mes.

Cuando hablamos de logros de este calibre, sea en el área que sea, siempre tendemos a pensar que se trata de un golpe de suerte o de éxito. Sin embargo, en términos de peso y/o hábitos saludables, no existe la suerte, existe la implicación, la decisión, la motivación y, sobre todo, la buena organización, porque recuerdo que adelgazar, algo que suena tan simple nunca lo es, pues implica cambios no solo de la persona afectada sino de su entorno, más si cabe, si hablamos de mayores y niños.

Por eso, me ha gustado esta historia, porque tiene como base todas y cada una de estas premisas y por eso, quizás, está siendo tan exitoso.

Como digo, hace nueve años un doctor de atención primaria del Servicio Galego de Saúde, observando la elevada prevalencia de sobrepeso y obesidad de la zona (seis de cada diez vecinos padecían alguna de estas patologías), comenzó a tejer un plan intersectorial que no se limitase solamente a su consulta de médico de familia y que abarcase a todos los implicados: desde el Ayuntamiento hasta la comunidad educativa, e incluso las empresas de la zona. Recuerden, organización e implicación.

Así comenzó “100.000 motivos de peso”, el programa que pretende que los 40.000 habitantes de Narón que sufren sobrepeso u obesidad reduzcan 100.000 kg de peso en dos años. Una expectativa, sin duda, muy ambiciosa dadas las cifras de obesidad mundial y estatal.

Esta propuesta se puso en marcha el pasado febrero y, de momento, 4.100 vecinos y vecinas del pueblo se han apuntado a este plan que tiene como base una dieta colectiva. Pero no se confundan, ya les decía al principio que otra de las claves era la adecuada puesta en marcha. Bajo esta premisa, las dietas se realizan de forma personalizada y se han añadido facilidades que, siguiendo estas ideas, facilitan el cambio de hábitos de todo un pueblo. ¿Cómo? Han fomentado la práctica de la actividad física, gracias a la creación de paseos, rutas y mapeo de áreas deportivas a través de las cuales los vecinos inscritos en el programa salen a realizar ejercicio en grupo. Sin duda, se trata de otra gran motivación, puesto que, como ya se sabe, la sensación de pertenencia a algo grupal favorece una mayor adhesión al tratamiento en sí.

Otro punto clave de esta estrategia es la implicación de todos los agentes, desde la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, a los centros educativos y las asociaciones de mayores e incluso doce restaurantes del municipio que ofrecen menús basados en productos locales y platos equilibrados.

No obstante, hay que trabajar duro, hay que organizar bien y tenemos que estar todos implicados en el cambio, porque este no es solo un problema de salud, sino de educación.