TERESA MOLERES
SORBURUA

Pérgolas y glorietas

Pérgolas y glorietas son útiles algunas veces como protección de miradas indiscretas, aunque en la mayoría de los casos su función es meramente estética. Son elementos arquitectónicos que modelan, dan volumen y crean perspectivas en el espacio del jardín a la par que acogen y se adornan con plantas trepadoras floridas. Pueden ser de materiales naturales o sofisticados, de líneas sobrias o trabajadas.

La mayoría de las pérgolas son de madera, concretamente de pino tratado, o maderas exóticas como teca e iroco de naturaleza muy resistente. Con el tiempo el color varía y la madera se vuelve verdosa o blanquecina, hasta fundirse con el color de la vegetación.

Sea cual sea el material de la pérgola, es necesario que sea fuerte para soportar el peso de la vegetación, la lluvia y el viento. Además, determinadas plantas como las glicinias y actinias, que tienen ramas muy robustas, necesitan una estructura más sólida que un rosal trepador. Una terraza cubierta con una estructura de vigas de madera, por la cual trepa y corre una viña, permite claros y sombras tamizadas. También son apropiados otros frutales como las fresas, frambuesas y grosellas en sus variedades trepadoras.

El anclaje al suelo o a un muro de una terraza debe hacerse pensando que no bascule con el viento y el peso. Es conveniente que los postes principales sean de cemento, después se taparán con plantas cobertoras.

Las glorietas tradicionalmente se fabrican con hierro forjado o materiales adaptados a la decoración moderna como cañas de bambú o castaño. La vegetación llenará los intersticios, y las hojas y las flores recubrirán la glorieta formando refugios vegetalizados de sombra ligera o bien cenadores perfumados con madreselvas y rosas.

Una buena idea es crear un túnel de rosas. Al pie de cada estaca de sujeción de la estructura se plantan rosas trepadoras de floración escalonada. Lo mejor es alternar variedades no-remontantes con abundancia de flores y remontantes que florecen durante más tiempo. Las no remontantes cubrirán el techo de la pérgola, las segundas los postes de cemento. La distancia entre los soportes hace que la luz penetre y forme claroscuros interesantes en el césped y también permite que este se desarrolle mejor.