TERESA MOLERES
SORBURUA

Alumbrado del jardín y la terraza

Entre las técnicas disponibles para iluminar el jardín o la terraza, la primera elección consiste en conectar con la electricidad de la casa. La baja tensión 230 v. permite hacer instalaciones grandes sin límite de distancia entre las luces y la fuente de alimentación. Pero exige una obra costosa que la debe realizar un profesional eléctrico, experto en enterrar el cableado en una zanja con normas estrictas de seguridad para evitar el peligro muy real del contacto entre la electricidad y la humedad.

Sin embargo utilizando un transformador que permite pasar la corriente alterna a continua, las normas de instalación son menos drásticas y las obras, fáciles para un experto “manitas”. Incluso el cableado puede ir por la superficie. Tanto si las luces son halógenas o de led, los proyectores lumínicos pueden utilizarse sin peligro en el exterior. Es una solución económica y duradera. Su inconveniente es que su luz está concentrada en un punto y su claridad, limitada. En un jardín grande sería necesario colocar varios transformadores.

Otra solución es la luz solar, se compone de células fotovoltaicas pequeñas que se cargan durante el día e iluminan automáticamente durante la noche. La intensidad luminosa es débil pero, utilizando leds más potentes, su eficacia mejora. Se utiliza para señalar un camino, poner en valor plantas especiales, en guirnaldas, incluso para iluminar un estanque. Duran mucho tiempo sin gastos de electricidad.

La luz por acumulación es un sistema práctico ya que las lámparas se pueden mover de lugar. Trabaja con baterías recargables o con la ayuda de un puerto USB. Su duración es variable desde un mínimo de luz de diez horas. Son apropiadas para lámparas de mesa al exterior, lámparas colgantes, linternas portátiles por diversos puntos del jardín y, sobre todo, en la terraza.

La iluminación automática permite facilitar el trabajo y en la práctica economiza la energía. Son los programas domóticos que permiten el trabajo a distancia, como iluminar el jardín, programar el riego del huerto o jardín, el trabajo del robot cortacésped, cierre de puertas, ventanas y toldos, entre otros.

Para evitar la contaminación lumínica y que el resultado sea más estético, las luces deben colocarse en lugares altos inclinadas hacia abajo.