Afiladooooooorrrr!!

Escuchar el peculiar chiflo del afilador y volver a la infancia es casi algo automático para muchas generaciones, pero oírlo en pleno centro donostiarra produce hasta sobresalto. Pues bien, no es algo tan inhabitual, según refiere José Luis, que cada tres meses viene por estos lares y se dedica a afilar cuchillos, tijeras y demás utensilios de quienes responden a su típica llamada. Asegura que ahora, «por la crisis, se afila más» y que «da para vivir».

En su periplo, que dura ya más de 45 años, este burgalés ha llegado a la capital guipuzcoana desde Málaga. Se quedará un par de semanas y dormirá en el coche junto a su útil de trabajo, la bicicleta donde tiene montado el esmeril mecánico «accionado con estas», dice golpeándose las piernas con las manos. ¡Ah! Y al día siguiente no llovió.