Koldo LANDALUZE
DONOSTIA

TVE no emitirá «Lolo Rico, la mirada no inventada»

TVE ha optado por la no emisión de «Lolo Rico, la mirada no inventada», un documental dirigido por Julio Suárez, producido por la Guerrilla Comunicacional y basado en la creadora de «La bola de cristal».

A pesar de su dilatada experiencia, Lolo Rico siempre será recordada por un espacio que subvirtió las meriendas de la chavalería allá por los años 80, “La bola de cristal”. El “a pesar” viene motivado por la prolongada sombra que ha supuesto para Rico el gran éxito y el legado que dejó tras de sí este programa infantil cuyas revolucionarias intenciones no cuadraban muy bien con un PSOE que delegó en su por entonces directora de RTVE, Pilar Miró, la misión de cercenar el mensaje de “La bola de cristal”. Gracias al excelente documental dirigido por Julio Suárez y producido por la catalana Guerrilla Comunicacional, que lleva por título “Lolo Rico, la mirada no inventada”, topamos con la labor de una profesional que siempre ha apostado por dignificar el medio televisivo desde una óptica progresista e inteligente.

Censura

La palabra “censura” siempre ha acompañado a Lolo Rico en su constante peregrinar y un documental como el que ha dirigido Julio Suárez tampoco podía eludir esta práctica que hoy en día se aplica de formas mucho más sofisticadas. En esta oportunidad, TVE ha optado por no querer emitir esta producción tras visionarla y descubrir que lo que iba a ser emitido subvertía en exceso las normas de lo “políticamente correcto”. En palabras de su realizador al medio Cubainformación, «antes del rodaje, TVE se mostró dispuesta a ceder gratuitamente algunas imágenes de archivo a cambio de la emisión de dos pases, sin coste, en el canal público. Pero, una vez realizada la edición, cuando en TVE vieron el producto, la cosa cambió radicalmente». Esta rocambolesca odisea comenzó cuando Julio Suárez y su equipo de la Guerrilla Comunicacional enviaron un pre-montaje del documental a TVE para que lo revisara y de esta manera lograr la cesión gratuita de algunas imágenes de archivo. El silencio por parte del ente público se prolongó durante nueve meses hasta que, finalmente,el departamento de programación sentenció que no quería emitir el documental y la Guerrilla Comunicacional se vio en la obligación de pagar el tiempo que invirtieron en la sala de visionado y montaje de TVE. El epílogo cobró forma con la negociación de un contrato que impedía poder vender el documental a otras televisiones o distribuidoras de salas comerciales.