Ainara LERTXUNDI
DONOSTIA
Entrevista
CRISTINA ESCOBAR
PERIODISTA CUBANA

«Hay que empezar a construir una relación con EEUU desde lo básico»

Cristina Escobar es periodista de la televisión cubana especializada en las relaciones de su país con EEUU, sobre las cuales ha venido a hablar a Euskal Herria invitada por Cubainformación y Euskadi-Cuba. Tiene, además, un programa en Telesur.

Pese a su juventud, Cristina Escobar es comentarista política en la televisión cubana, un espacio habitualmente reservado a periodistas de más edad. Nunca olvidará aquel histórico 17 de diciembre de 2014, cuando el presidente estadounidense, Barack Obama, reconoció el fracaso del bloqueo y anunció el inicio de las discusiones para restablecer las relaciones con Cuba. De todo ello y del papel de los medios de comunicación cubanos conversó con GARA en Bilbo.

¿Qué diagnóstico hace del periodismo cubano?

Los periodistas estamos viviendo un excelente momento en Cuba. Es un país desde el que se están generando muchas noticias y la forma de enfrentar la manipulación mediática que sufre Cuba es que los medios de la isla sean capaces y estén más presentes en los eventos que son de importancia noticiosa para mí país. El hecho de haber copiado un poco elementos del modelo soviético de prensa, trajo consigo que la prensa tuviera, quizás, un vínculo demasiado estrecho con las instituciones, por lo que, en muchos momentos, la prensa no estaba dando las respuestas ni descubriendo verdades que eran necesarias para identificar las razones del funcionamiento incorrecto en determinadas estructuras del Estado. A eso se une un escrutinio muy estrecho por parte de la prensa en español del sur de la Florida, que toma cualquier hecho en Cuba para decir que es un fracaso del sistema socio-político. Esto ha traído consigo que los medios hayan tenido, por momentos, un discurso un tanto defensivo y justificativo, porque cuando te están agrediendo, tiendes a defenderte. En 2013, se celebró el Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba, donde a camisa quitada, el gremio criticó todo esto que te estoy contando y con mucha claridad dijo que había que cambiarlo.

No podemos seguir quedándonos a la zaga en las noticias que son de Cuba y permitir que otros las cubran por nosotros, porque entonces vendrán a llenar esos espacios personas con agendas políticas distintas a las que necesita el Gobierno cubano, la revolución y el pueblo. El presidente Raúl Castro ha criticado a la prensa varias veces. De hecho, ha pedido abandonar el secretismo y ser más críticos.

Otro elemento catalizador del porqué la prensa en Cuba ha de cambiar es el hecho de que las personas en Cuba no tienen como única fuente de información los medios públicos. La gente se informa de muchas otras maneras; a través de internet, de los correos electrónicos, de formas alternativas de comunicación o del traspaso de información audiovisual que se pasan de mano a mano en un pendrive por toda Cuba.

¿En qué aspectos se percibe ese deseo y necesidad de cambio?

Por ejemplo, hay un aumento de la crítica; del cuestionamiento a las instituciones y funcionarios públicos; hay voces muy críticas que tienen espacios en los medios cubanos y una redistribución de las tareas dentro del periodismo. Si las audiencias te desconectan, tienes que ser capaz de tener a personas que sean interesantes para las audiencias. Por eso, la delegación cubana que cubrió las conversaciones entre Cuba y EEUU tanto en Washington como en La Habana así como la apertura de ambas embajadas, fue un grupo de muchas edades y orígenes capaces de hacer esa cobertura con un discurso sin prejuicios y cercano a las nuevas generaciones. Nací en 1987. Mi generación tiene compromisos y formas de hacer distintas a las que, a lo mejor, tenían mis padres o mis abuelos. Traemos un discurso comprometido con la revolución, pero también con el presente y el futuro. La revolución es un producto de ideas, no de personas, y para que perdure en el tiempo tiene que ser capaz de actualizarse de acuerdo al modo en el que se está moviendo el mundo y está cambiando la sociedad cubana. Cuba está reinventándose y rediseñándose en muchas cosas y dentro de esa amalgama están los medios.

Esta reflexión junto al alto nivel de preparación académica de la sociedad cubana contrasta con los contenidos de los informativos de la televisión.

Muchas veces, cuando Raúl, Fidel o cualquier otro líder de partido participaba en una inauguración, la noticia se ha centrado en la persona y no en la utilidad de lo que se está inaugurando. Yo, personalmente, quiero ir a lo que inaugure el líder partidista y averiguar lo que ha inaugurado y su impacto socioeconómico, y volver dos meses después y contarle tanto al pueblo como a ese líder partidista si lo que inauguró funciona. Mi función también es la de ayudar al líder político, al cuadro, al funcionario a que sepa cómo está marchando el país. ¿Cómo te puedes enterar de cómo está marchando el país si tus medios no te lo cuentan? No se trata de ocultar que la persona estuvo sino de darle otro enfoque, porque de otra forma ¿si no estuvo esa persona, no es importante el evento?

¿Qué desafíos plantea este nuevo escenario de relaciones?

En el ambiente periodístico, explicar mejor la realidad política de EEUU y Cuba. Antes todo parecía estar muy claro –«estos son los buenos, esos los malos», pero esa concepción ha cambiado. Ahora tienes un presidente que, por un lado, dice que quiere levantar el bloqueo y tiene un Congreso que no lo hace, y a congresistas que viajan a Cuba con su mejor intención de conocer la realidad de la isla y congresistas que han hecho de la industria anti-Cuba su medio de vida. Debemos desmembrar y desfragmentar las diferentes estructuras en las que dentro de EEUU hay rostros amistosos, buenas intenciones… siempre desde la seriedad. En lo que respecta a Cuba, debemos explicar bien cómo funciona Cuba. La prensa norteamericana está constantemente mirándonos, cubriendo a diario historias distintas, desde las más folclóricas hasta las más profundas y maniqueístas. Los periodistas cubanos debemos tener capacidad de respuesta frente a eso y no dejar que nos roben los símbolos. Cuando lees la prensa estadounidense, te dicen que ellos van a llevar a Cuba los derechos humanos, la democracia, un mercado desarrollado, el confort… entonces, yo me pregunto; ¿Eso lo van a traer los estadounidenses? ¿Acaso, nosotros no tenemos todo eso? Esa no es la agenda de los americanos, es la agenda de la revolución y de los cubanos, porque los cubanos saben y quieren confort, democracia, derechos humanos fortalecidos… todo lo que ya tenemos, pero aún mejor.

No ha habido en América Latina revolución más democrática que la cubana, porque para empezar, empoderó a la gente. Todo el mundo tuvo el derecho de tener la oportunidad de estudiar, de formarse, de tener una voz; desde el negro postergado en la sociedad de antes del 59 hasta el pobre al que lo desahuciaban o el campesino analfabeto que veía a su hijo morir de hambre sin soñar con el acceso a la comida y a la salud. Todas esas personas fueron empoderadas por la revolución. No nos podemos dejar robar esas agendas y esos símbolos.

¿En algún momento pensó que llegaría a cubrir el deshielo en las relaciones Cuba-EEUU?

Para empezar, ni siquiera me había imaginado aquel 17 de diciembre. Casualmente, aquel días estaba en Miami, en casa de unos familiares de mi padre que salieron de Cuba a principios de los años 60. Los clásicos cubano-americanos, republicanos, católicos y conservadores que no estaban de acuerdo con la revolución y, por supuesto, tampoco lo están con Obama y su política de acercamiento. Pero son buenas personas y ese viaje era una especie de reencuentro. Ellos estaban tristes al escuchar las noticias. Yo no me lo podía creer cuando vi a Obama diciendo que había que quitar el bloqueo y a Raúl explicando que había conversando por teléfono con el presidente Obama. Pensé que estaba soñando, que no podía ser que los tres héroes cubanos, con quienes se identifica mi generación, habían sido liberados. Pero, tenía que contener toda esa emoción por respeto a esas personas que estaban realmente tristes por lo que estaba pasando. Por la tarde, me fui a casa de la amiga donde me alojaba. Una periodista que se fue de Cuba hace cuatro años y celebramos. Fue una noche de celebración. Esto también te da la idea del cambio generacional dentro de Florida; una chica que nació en Cuba, estudió en la isla y se fue a EEUU. Era un ejercicio de comparación entre la contención de la mañana en casa de mis familiares paternos y, la celebración por la tarde. Los medios, de repente, le dijeron a mi país «Gobierno». Fue algo tan emocionante que me hubiera gustado haberlo vivido en Cuba. Con el tiempo, los medios cubanos hemos tenido que llevar a planos de mayor realismo las ilusiones y expectativas que se generaron en ese momento.

Un periodista me preguntó por qué los periodistas quieren llevarse bien con EEUU. Estamos a 90 millas, no tenemos por qué ser enemigos. Un compañero de profesión cubano dice que es como acordar las condiciones de un divorcio. EEUU y Cuba están divorciados pero esas condiciones no están establecidas.

Hay dos millones de cubanos en EEUU que quieren ir y venir; familias con hijos, hermanos, padres… en EEUU que quieren que haya un flujo normal de vuelos y que las comunicaciones sean directas.

Recuerdo las historias de mi mamá cuando iba a la Unión Soviética, donde no se veían películas estadounidenses, y yo aprendí inglés escuchando pop americano y, en Cuba, la mayoría de la televisión que se ve es americana. Hay un vínculo cultural natural. El estadounidense no es raro. Nosotros sabemos más de las series estadounidenses que ellos mismos.

Como casi todo el mundo tiene un muerto español en la familia, casi todo el mundo tiene un familiar que se fue a EEUU. No tiene por qué haber una enemistad; Cuba nunca ha sido hostil. Tenemos que empezar a construir una relación de confianza desde, algo tan básico, como el correo postal. El envío de cartas todavía hay que hacerlo a través de terceros países.

¿Cuáles son los retos más inmediatos para Cuba?

Coincido con el propósito que se ha trazado el presidente cubano, Raúl Castro. La economía. Debemos mejorar la calidad de vida de la gente. Hay una responsabilidad que tiene que ver con la situación en EEUU, pero hay otras muchas cosas que se pueden hacer y que pueden repercutir en una mejoría de la calidad de vida. Debemos recordar la economía, resolver el problema de la doble moneda en el comercio minorista… Es la prioridad de este quinquenio que termina el año que viene. Cuba no tiene petróleo ni gran grandes recursos naturales; tiene gente bien formada y no puede ser que la opción de tener una calidad de vida digna o coherente con tu profesión, con tu esfuerzo y con lo que has dado a la sociedad, sea la de emigrar. La opción necesariamente tiene que ser la de poder quedarse en Cuba pero con los medios para vivir mejor en Cuba.