Oihane LARRETXEA

LA MEMORIA DE JOSU ZABALA PERVIVE 40 AñOS DESPUÉS

Hondarribia homenajeó ayer a Josu Zabala, muerto a manos de la Guardia Civil en 1976, en plenas fiestas. Con motivo del 40 aniversario que se cumple hoy, el grupo Zabala Gogoan ha elaborado varios proyectos para que el relato traspase generaciones.

El joven Josu Zabala Erasun nació en Irun, era el menor de seis hermanos y tenía 24 años cuando en el transcurso de una manifestación en Hondarribia dos tiros disparados a bocajarro atravesaron su cuerpo y acabaron con su vida en la calle San Pedro. Era el 8 de setiembre de 1976, el mismo día en que la localidad guipuzcoana celebraba su día grande. El guardia civil que lo mató fue sentenciado y amnistiado en el 77. Jamás pisó la cárcel.

En el pueblo nunca han olvidado aquel fatídico suceso, especialmente las personas que lo presenciaron y las que pertenecen a cierta generación y, por supuesto, sus familiares. De hecho, cada 8 de setiembre se honra allí la memoria del joven fallecido. Sin embargo, este año el homenaje se celebró ayer; al tratarse del 40º aniversario deseaban destacarlo, que no quedara difuminado con las noticias del resto de celebraciones de la jornada. En ello se ha afanado Zabala Gogoan, que además del acto de ayer, ha organizado la exposición que ha estado abierta en Itsas Etxea. A través de la misma se ha relatado lo sucedido con testimonios y material gráfico. El objetivo es preservar la memoria y garantizar que el relato traspase las generaciones; que los jóvenes, especialmente los del pueblo, sepan que aquello ocurrió.

Muestras de cariño

A estas dos iniciativas se le suma el &bs;documental que con la colaboración el Ayuntamiento ha realizado la plataforma Zabala Gogoan. Han recogido testimonios directos de familiares, de vecinos y de testigos como Juanjo Larrarte, que corrió junto a Zabala para escapar de la carga de la Guardia Civil. «Yo me caí en una esquina, y él pegó con una acera, y también cayó. Intentamos escapar por un callejón entre dos casas. Escuché un sonido fortísimo. Intuí que se trataba de un tiro, y así fue», recuerda.

La entonces alcaldesa Mercedes Iridoi se emociona 40 años después. «En aquella época en todas las fiestas pasaba algo, y le pedí al gobernador que no viniera, y que tampoco mandara a la Guardia Civil, a nadie. Me prometió que así sería. Era un chaval que tenía toda la vida por delante», se lamenta.

El día siguiente a su muerte Hondarribia salió a la calle. La presencia policial fue enorme, incluso volvieron a cargar con pelotas de goma, causando más heridos. En la esquina donde lo mataron pusieron una enorme ikurriña y flores, muchas flores. La gente se turnaba para custodiar ese rincón y recolectaron donativos, parte de los cuales la madre de Zabala, mujer de mucha fe, invirtió en misas, el panteón y una placa de recuerdo, apunta su sobrina Maribel Tejedor.

Las muestras de cariño no cesaron, y se propagaron por todo el territorio. Hubo huelgas, protestas y los comercios y bares también cerraron. Tras enterrarlo, la tumba estuvo custodiada de noche por cuatro guardias civiles, que soportaron frío y lluvia, según recuerda Patxita Puy, cuñada de Zabala. Y pese a la vigilancia, a la mañana siguiente una enorme ikurriña «grande grande» que «no se sabe quién la colocó, apareció entre las flores» custodiando el panteón.

en la autopsia, realizada por militares, no hubo ni rastro de las dos balas

La muerte de Zabala sucedió tras el Alarde de la tarde, en la manifestación que tuvo lugar en la Marina para denunciar la desaparición del miembro de ETA Eduardo Moreno «Pertur». La Guardia Civil la disolvió con pelotas de goma y balas, hiriendo con arma de fuego a dos personas.

El cuerpo fue trasladado a Donostia, pero impidieron a los médicos realizar la autopsia; la hicieron los militares, que concluyeron que falleció a causa de «una fractura de la columna vertebral» y un« gran hemiperitoneo». Ni rastro de las balas que le atravesaron el pecho.

El suceso provocó enorme conmoción en el pueblo, además de en Irun, Errenteria y Donostia, donde se oficiaron misas multitudinarias. El Ayuntamiento tampoco fue ajeno al dolor. El Gobierno local dimitió en pleno y la alcaldesa, Mercedes Iridoi, pasó aquella noche cerca de la familia Zabala-Erasun.GARA