Natxo MATXIN
EL ALAVÉS GANA EN EL SADAR

Otro detalle marca la diferencia

Se habló en la previa de que el derbi podía decidirse por detalles. Y así sucedió. Una pérdida de balón de Oier, quien hasta entonces estuvo intachable, trajo consigo un penalti de David García sobre Theo –se pudo pitar también fuera del área–, que inclinó la balanza del lado albiazul cuando apenas faltaba un cuarto de hora para el final.

OSASUNA 0

ALAVÉS 1


El Alavés cotiza al alza después de cuatro jornadas en las que el triple les había resultado esquivo, mientras que Osasuna tampoco pudo a la sexta intentona romper la maldición que le persigue en su estadio, donde todavía no ha ganado. Cierto es que el derbi se decantó en una jugada aislada cuando el encuentro parecía encaminado hacia el empate, pero no lo es menos que la historia se viene repitiendo en este primer cuarto de campeonato por el lado rojillo y que en esta ocasión fue el cuadro de Mauricio Pellegrino quien sacó petróleo de tal circunstancia..

Llueve sobre mojado por la parte navarra, lo que no debería dar a entender que los babazorros se hicieron con los tres puntos por deméritos del oponente. Más bien al contrario, fueron los pupilos de Mauricio Pellegrino quienes pusieron el tono ambicioso al choque y mostraron mayor calidad que los anfitriones, a los que de momento parece quedarles muy grande la máxima categoría.

Esa diferente predisposición se palpó sobre el verde, saltó más codicioso el Alavés, con un Theo ejerciendo de carrilero, que dejó muestras de su velocidad y calidad en los primeros compases del choque. Los locales, que salieron con lo previsto, optaron por conservar la posición y tratar de salir rápido. Con esa tesitura, los albiazules fueron quienes mandaron más en el tapete, aunque las ocasiones, si seguimos el criterio del grado de peligro, estuvieron muy compartidas por ambas escuadras vascas.

Eso sí, el primer aviso llegó del lado alavés. Una colada del cedido colchonero acabó en el otro vértice del área rojilla, desde donde Toquero se sacó un chut que Nauzet, de manera muy apurada, tuvo que abortar con los pies en la misma línea de gol. Estaba claro que el cuadro babazorro había entrado mejor al derbi y disponía de más llegada frente a un Osasuna contraído en sus acciones.

Hasta un cuarto de hora les costó a los de Enrique Martín despertarse y situarse a la altura de lo que el encuentro requería. Sendos chuts elevados de Roberto Torres y Kodro confirmaron que los rojillos no estaban desaparecidos en el apartado ofensivo. Ni tampoco el Alavés, que siguió a lo suyo, creando con paciencia y metiendo miedo a balón parado. De esta faceta llegó una doble oportunidad visitante en las botas de Dani Torres, que rebotó en un defensa primero y después la detuvo Nauzet con una felina estirada.

Fue el tramo de un envite bastante plano en su conjunto en el que más disfrutó el espectador. Un disparo con intención de De las Cuevas abrió la espita de las aproximaciones a ambas áreas. Sendos cabezazos mál dirigidos de Santos y otras dos ocasiones de Sergio León, una de ellas sacada bajo palos por Toquero, bien pudieron propiciar el movimiento del luminoso.

Cambio de sistema rojillo

Quedó en nada y con las espadas en todo lo alto se inició una segunda parte en la que se presagiaba que el partido acabaría rompiéndose por algún lado. Y el viento cambió de orientación, Osasuna salió, ahora sí, más enchufado y mejor situado, con ganas de disponer del cuero y de llevar la iniciativa, una dinámica que se vio acrecentada por el cambio de esquema con la entrada de Otegi.

Una sensación que, sin embargo, no se tradujo en nada material. Porque ahí estuvo Pacheco para sacar el lance en el que más trabajo le dieron los locales, cuando un Kodro que pasó bastante desapercibido enganchó una volea que se envenenó en su trayectoria, pero a la que pudo hacer frente el guardameta extremeño con un despeje que evitó males mayores para los intereses albiazules. Camarasa puso la réplica, dejando patente su zancada, pero no estuvo fino en cuanto a puntería. El choque, en todo caso, comenzó a entrar en ese itinerario en el que lo más importante empieza a ser el no perder.

El juego se fue trabando en mayor medida, el cansancio ya afloraba –el campo estaba muy pesado tras la incesante lluvia de toda la jornada– y la mayor noticia estaba en el manejo de los banquillos, a los que ambos técnicos echaban mano para refrescar a los suyos e intentar que la intensidad no decayese. Es también el momento en el que suelen aparecer los fallos, esos que tanto están baqueteando a Osasuna.

Se entraba en el último cuarto de hora y Oier, que hasta ese momento estaba firmando un encuentro de notable alto, se lió a la hora de sacar una pelota en la parte de atrás. Como una flecha, Theo tiró de verticalidad ante el regalo y David García solo pudo frenarlo en una falta que, viendo varias repeticiones televisivas, podría iniciarse fuera del área.

Santos transformó con impecable precisión la pena máxima y ahí se acabó todo. La alegría se fue para Gasteiz, que ve cómo el Alavés se aleja de los puestos de descenso.