Aritz INTXUSTA
Iruñea
JAVIER ESPARZA, EN LA TRAMA DE LOS CURSOS FALSOS

Esparza encubrió personalmente el fraude de la UAGN

El líder de UPN, Javier Esparza, fue informado del fraude que se estaba cometiendo con fondos de su Departamento en el año 2013. En lugar de dar credibilidad a las trabajadoras, el exconsejero del Desarrollo Rural puso sobre aviso a los responsables del sindicato agrario. Su carta desmonta la versión de la cúpula de la UAGN, hoy investigada.

El presidente de UPN, Javier Esparza, intervino personalmente en la ocultación del fraude de los cursos de la UAGN. Durante su etapa anterior, cuando era consejero de Desarrollo Rural, trabajadoras que destaparon el caso le hicieron entrega de una carta en la que se relataban las irregularidades que analiza ahora la Guardia Civil y por las que la cúpula del sindicato agrario está hoy investigada por presunta falsificación y estafa.

Esparza no solo no atendió ni investigó los hechos allí denunciados (se mencionaban fraudes en ayudas a la mujer rural), sino que encima traicionó a la persona que entregó el escrito dando cuenta del soplo a los responsables de la UAGN. Y eso, pese a que en los hechos concretos que se relatan se citan programas que obtuvieron una subvención de 131.763 euros del Departamento que dirigía. El fraude –admitido por la UAGN tras las revelaciones de este periódico– se había producido durante la etapa de su compañera, la consejera Begoña Sanzberro. De hecho, a Esparza se le informa formalmente, con una instancia que generó registro de entrada, después de que Sanzberro se reuniera en persona con las trabajadoras de la UAGN para después guardar su denuncia en un cajón.

La carta a la que tenido acceso GARA tiene una importancia capital en el reparto de responsabilidades en lo sucedido. Por un parte, porque fue firmada por Esparza, lo que implica su participación directa en el encubrimiento. Rebosa, asimismo, de un enorme cinismo. Supuestamente, Esparza asegura haber abierto una investigación interna que desmiente lo denunciado. Lo poco que averiguó, en realidad, corrobora parte de lo denunciado en lo relativo a las charlas ficticias en el Valle del Queiles y la Zona Media que jamás se realizaron y a las que, según Esparza, el sindicato «renunció».

Lo más grave que hace el líder de UPN no es enterrar el chivatazo, sino delatar a las denunciantes. El exconsejero responde que sus técnicos aseguran que todo es legal y les advierte de que pone sobre aviso a AMUR (Asociación de Mujeres Rurales dependiente de UAGN, a través de las que se accedía a las ayuda), dándoles así los datos de las tres trabajadoras que denunciaron el fraude y abriendo la vía a acciones penales por parte de la UAGN contra ellas. Esparza apunta que «se ha considerado oportuno dar traslado de la instancia presentada y de este oficio a la Asociación de Mujeres Rurales de Navarra» como remate a su respuesta.

No obstante, a quien acaba condenando el consejero es a la propia Junta de la UAGN, ya que la carta llegó directamente a la vicepresidenta del sindicato, Miren Sanz, que es la responsable de AMUR. El jueves pasado, en respuesta a las irregularidades destapadas, la UAGN convocó una rueda de prensa de urgencia. En ella, su máximo responsable, Félix Bariáin, aseguró que ellos eran los «políticos» y que el fraude era cosa de la parte «técnica» del sindicato. Bariáin afirmaba en esa rueda de prensa que ellos no habían tenido constancia del fraude hasta que les llamaron del juzgado hace unos meses, a la par que se dolía diciendo que también habían falsificado su firma sin su consentimiento. Una aseveración que, por otra parte, no se la cree ni la juez, que por eso le mantiene como imputado (al igual que al secretario general, David Lezáun y a la vicepresidenta, Miren Sanz).

Bariáin y la Junta mienten, ya que como prueba el documento que ilustra la información, los «políticos» del sindicato agrario conocían el fraude, al menos, desde el 9 de octubre de 2013, que es cuando les llegó la carta del consejero. Y mienten también porque, en 2012, el Servicio Navarro de Empleo les descubrió falsificando firmas. Lo único que queda por probar es si mienten cuando dicen no saber que sus firmas se estaban falsificando. Pero eso es cosa ya de los tribunales.