Dabid LAZKANOITURBURU

La carrera por el control del noreste de Siria es ya cosa de dos (por delegación)

Con la milicia kurda ya a la orilla del Éufrates frente a Deir Ezzor, sus aliados tribales árabes reivindican la gestión de la ciudad, en el punto de mira de la ofensiva de las fuerzas pro-Assad.

Mientras las ofensivas sobre los feudos del ISIS en Raqa y en Deir Ezzor prosiguen con lentos pero immparables avances pese a las contraofensivas puntuales yihadistas, la lucha por el control del noreste de Siria el día después de la derrota del ISIS presagia un resultado más incierto pero no menos decisivo.

Así, mientras las fuerzas pro-Assad concentraban más tropas y equipamientos para el asalto final a la ciudad de Deir Ezzor – y el ISIS lanzaba un desesperado contraataque para recuperar el control del cercano campo petrolífero de Al Tim–, responsables tribales suníes aliados con la alianza entre la milicia kurda y rebeldes árabes (FDS) anunciaba la creación de un consejo civil para gestionar la ciudad, en abierto desafío a Damasco.

El régimen, con el apoyo de Rusia, aspira a controlar Deir Ezzor y la frontera con Irak. Las FDS, con el apoyo de EEUU (antes de Obama y ahora de Trump) controlan ya la mayoría de Raqa y han lanzado estos días una ofensiva para expulsar al ISIS de la ribera oriental del Éufrates, que corta en diagonal la provincia de Deir Ezzor.

La milicia kurda de las YPG señaló, por boca de su portavoz Nuri Mahmud, que mantienen contactos con Moscú en el marco del objetivo común de derrotar a Daesh pero advirtió de que no descartan cruzar el río y entrar en Deir Ezzor para «salvar a los civiles» en manos del ISIS.