Beñat ZALDUA
BARCELONA
PULSO ENTRE CATALUNYA Y ESPAñA

JxSí asegura que habrá declaración pese a los rumores sobre elecciones

Proclamación de la república, proclamación y elecciones, o elecciones. El president, Carles Puigdemont, tiene tres opciones encima de la mesa y deberá decidir para mañana, cuando arrancará el pleno del Parlament. La última, sin embargo, parece descartada, ya que JxSí asegura que esta semana habrá declaración de independencia.

«Es necesario proclamar la independencia como vía defensiva para que el Estado no nos aplaste. Hacerlo en legítima defensa. Por eso se convoca el pleno del jueves. Para evitar el 155 y también para hacer efectiva la independencia será necesario resistir y no lo podremos hacer solos. Nos hace falta la gente a nuestro lado». Catalunya sigue teniendo forma de signo de interrogación, pero algunas de las preguntas van recibiendo respuesta. El argumentario que JxSí entregó ayer a sus diputados es lo suficientemente claro como para deducir que, con votación o sin ella, el independentismo levantará esta semana en el Parlament la suspensión a la declaración de la República.

Así lo están explicando entre ayer y hoy los diputados de JxSí en el centenar de actos informativos convocados bajo una pregunta: «¿Y ahora qué?». Unos actos que discurren en paralelo a las asambleas abiertas celebradas ayer por la CUP en 10 puntos del Principat [tienen la crónica de Martxelo Díaz en la página siguiente]. El movimiento es claro: los partidos han detectado el nerviosismo de las bases independentistas, que ven como las instituciones no acaban de tomar decisiones mientras el tsunami del 155 se acerca.

De hecho, también aflora cierta ansiedad entre las fuerzas políticas. Ni CUP ni ERC se acaban de fiar de que Puigdemont decida finalmente convocar elecciones. La potestad es suya y las presiones para que lo haga son impresionantes –ayer se sumó el presidente del PNV, Andoni Ortuzar–. Si la mitad de la presión sobre el Govern se hubiese realizado sobre Moncloa quizá estuviésemos ya en una mesa de negociación.

Sea como sea, la CUP no quiere oír hablar de ningún tipo de elecciones –«la herramienta más eficaz, más mortal y demoledora para parar el proceso de autodeterminación», según el diputado Carles Riera–, y ayer numerosos dirigentes de ERC salieron también en tromba a rechazarlas, empezando por la secretaria general, Marta Rovira: «Ya tenemos un mandato democrático: el del referéndum del 1-O. Es la única manera de superar la represión política y el artículo 155. ¡Avancemos hacia la República, ya!». No deben tener del todo claro que el PDeCAT comparta la posición.

De hecho, la CUP explicó en sus actos que Puigdemont les presentó sus dos opciones encima de la mesa: proclamación –a la que pueden seguir o no unas elecciones– o, directamente, elecciones anticipadas. Pero ayer el Govern aseguró que la decisión recae sobre el Parlament y los grupos parlamentarios que nombraron al president, por lo que, volviendo al principio, todo indica que esta semana habrá proclamación. Cualquier cosa que no pase por ahí sería una tomadura de pelo. Otra cosa es que a la puesta en marcha de la República le sigan unas elecciones con la intención de ratificar el mandato del 1-O. El escenario sería diferente al de unas elecciones ordinarias, aunque debería ser bien explicado a unas bases soberanistas que no quieren sino la proclamación.

Calendario incierto

Entre los interrogantes se mantiene la agenda del jueves y viernes. Ayer se oficializaron dos cosas: el pleno del Parlament, que arrancará mañana a las 10.00, y la invitación formal del Senado a Puigdemont para que comparezca. Con dos opciones; o mañana a partir de las 17.00 en la comisión constituida ayer para tramitar el 155 o el viernes a partir de las 10.00 en el pleno en el que se votará la suspensión de la autonomía.

Ayer el Govern no aclaró qué hará Puigdemont, aunque el portavoz, Jordi Turull, confirmó que «la voluntad es ir». El caramelo español fue sugerir un cara a cara el viernes entre Puigdemont y Rajoy en el pleno del Senado, pero lo cierto es que el segundo tampoco ha decidido todavía si acudirá. Algo así obstaculizaría además el pleno del Parlament. La otra opción es acudir mañana por la tarde, tras la sesión matutina de la cámara catalana, que podría suspender el pleno hasta el viernes por la mañana. Está en el aire.

Sobre su voto en el Senado fueron preguntados ayer los ocho senadores de designación autonómica, es decir, nombrados por el Parlament, algunos de los cuales, como el líder del PP, Xavier Garcia Albiol, votarán a favor de despojar de toda competencia a la institución que les puso en el cargo. Pero el principal foco de atención está situado sobre el expresident José Montilla, que dio a entender que solo votará contra el 155 si Puigdemont convoca comicios.

Echó mano así del perverso argumentario según el cual es Puigdemont el responsable de aplicar el 155. Es obvio que los responsables son PP, C’s y PSOE, pero que el debate se dé en estos términos indica hasta qué punto el independentismo ha perdido en los últimos días la iniciativa del debate político. Solo un importante golpe de efecto en las próximas horas podría dar la vuelta a la dinámica.

¿155 vs. elecciones?

Poner el foco sobre la decisión de Puigdemont es la mejor forma que el PSC ha encontrado para aliviar sus tensiones internas. Ayer, sus hermanos mayores del PSOE aseguraron que si Puigdemont convoca elecciones el 155 podrá ser frenado. Sin embargo, las señales desde el PP indican todo lo contrario: una simple convocatoria no parará la intervención de la autonomía. Así lo verbalizó por ejemplo, el ministro de Justicia, Rafael Catalá, y así lo dieron a entender voces como las del titular de Interior, José Ignacio Zoido, a quien se le escapó la intención final: «Es el momento de acabar con el proceso». La segunda escapada del día corrió a cargo de Albiol en el Senado: «Nos vamos a reír».

Y es que las amenazas ante el 155 que se acerca fueron una constante ayer; desde la violencia que el Estado obligaría a ejercer a los Mossos contra las protestas –lo dijo el portavoz del Gobierno español, Iñigo Méndez de Vigo– a los preparativos para controlar las comisarías de la policía catalana. Y de fondo, los efectos de una intervención que ya existe de facto: si el lunes fue el departamento de Trabajo y Asuntos Sociales el que denunció que el Estado tiene bloqueados 10 millones de euros para entidades sociales, ayer fue la Conselleria de Agricultura la que criticó la retención de 31 millones de euros.

Con todo, el apocalipsis está lejos, pese a Caixabank, que anunció que su traslado a València es indefinido. Seat –grupo Volkswagen– reiteró que no tiene intención de marcharse, y la patronal del Vallès, Cecot, recibió con el aplauso de 600 empresarios a Puigdemont el lunes por la noche. De fondo se abre paso, también en Madrid, otra pregunta: ¿Y si no pudiera, en la práctica, ejecutarse el 155? La formulación no es de este escriba, sino de un diario poco sospechoso de veleidades nacionalistas (catalanas): “El País”.

Apuntes del día

 

Los Jordis piden el Traslado a Catalunya

Los abogados de Jordi Sànchez (ANC) y Jordi Cuixart (Òmnium), encarcelados en Soto del Real, anunciaron ayer que pedirán el traslado a una cárcel catalana. También desmintieron rumores sobre su situación, asegurando que están «bien, dentro de lo que es estar privado de libertad».

Un juez investigará el asedio a la cup

El juzgado número 9 de Barcelona admitió ayer a trámite la denuncia de la CUP contra la Policía española por el asedio a su sede el pasado 20 de setiembre. El juez ha requerido a la Policía un informe para que explique por qué un centenar de agentes acudieron a la sede sin orden judicial.