Beñat ZALDUA
BARCELONA
PULSO ENTRE CATALUNYA Y ESPAñA

Catalunya se constituye en República independiente

70 votos a favor, 10 en contra y dos en blanco abrieron la puerta ayer en el Parlament a la República independiente de Catalunya, cuyo Gobierno celebró su primera reunión. El choque entre legalidades está servido después de que Mariano Rajoy anunciase el cese del Govern, la disolución del Parlament y la convocatoria de elecciones el 21 de diciembre.

Llega la crónica más esperada y uno no sabe ni por dónde empezar. La mayoría parlamentaria de Catalunya dio ayer cumplimiento al mandato ciudadano del referéndum del 1 de octubre y proclamó la «República catalana como Estado independiente y soberano, de derecho, democrático y social». Estas letras están escritas desde un país recién autodeterminado que ayer decidió abrir una puerta inexplorada en una Europa a la que no le gusta ni la exploración ni las puertas abiertas a la luz.

No será fácil aguantarla. Nadie se engaña. El Gobierno español tiene las manos libres para actuar en Catalunya como le plazca, con el apoyo del PSOE y de las instituciones europeas, que no obstante le piden que no emplee la violencia –palabras del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk–. Todos vieron de lo que fue capaz el Estado el 1-O. De momento, ayer Mariano Rajoy estrenó el 155 y puso plazos al choque de legalidades cesando a todo el Govern –y a 141 cargos de confianza–, disolviendo el Parlament y anunciando una convocatoria de elecciones para el 21 de diciembre.

«Ciudadanos de Catalunya, vienen horas en las que a todos nos tocará mantener el pulso de nuestro país». El llamado del president, Carles Puigdemont, fue claro. Habló en el acto más o menos improvisado en el que, rodeado de consellers, diputados y alcaldes, dio la bienvenida a la República. Fue una vez concluido un pleno que, teniendo en cuenta los últimos antecedentes, transcurrió como la seda, aunque apenas ninguna intervención será recordada por su brillantez. El pescado estaba vendido y solo quedaba esperar al momento de la votación. Se hizo de forma secreta y a través del voto en una urna por una sencilla razón: la Fiscalía tiene a punto una querella por rebelión contra el Govern y la Mesa del Parlament; la presentará el lunes y de ella se pueden derivar órdenes de detención. Votar de forma secreta fue una forma de proteger de dicho riesgo a los diputados. En solidaridad, los de Podem –a diferencia del resto de CSQP– tampoco desvelaron su voto. Luego dijeron que votaron en contra, pero es físicamente indemostrable.

La negativa de la izquierda no independentista a comulgar con la proclamación fue abanderada fuera del Hemiciclo por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que volvió a rechazar la independencia y el 155, pese a que ambas estén en vigor ahora mismo. «No en mi nombre», aseguró. Difícil papel el de los Comuns, que van a tener que elegir entre defender la nueva institucionalidad catalana o aceptar la intervención de la autonomía y unas elecciones impuestas. El término medio es difícil de ver ahora mismo. Ayer el independentismo también aprobó poner en marcha el proceso constituyente; una puerta abierta a la inclusión de parte de esos sectores.

A resistir... y disfrutar

Tras la sesión del Parlament, las miles de personas concentradas se trasladaron a plaza Sant Jaume para celebrar la República, pero también como cordón de seguridad para defender el Palau de la Generalitat, donde ayer el Govern celebró su primera reunión como ejecutivo legítimo de la nueva República.

Nadie sabe en qué acciones concretas se traducirá el cese del Govern decretado por Rajoy, pero nadie descarta ya el intento de detención de Puigdemont y sus colaboradores. «Estaremos aquí hasta que haga falta», anunciaban ayer desde la ANC.

Aunque los graves augurios sobre lo que pueda venir contuvieron las expresiones de felicidad más exaltadas, ayer fue, ante todo, un día de celebración. «Un día feliz», en palabras del diputado de la CUP Carles Riera. El cava corrió sin miedo, igual que las lágrimas de felicidad y de relativo descanso. La emoción de haber llegado a proclamar la República, culminando el sueño de tantas generaciones y de tantos esfuerzos, fue palpable sobre todo fuera del Parlament, pero también, y mucho, dentro de la Cámara catalana. Una emoción transversal que se vio en los abrazos entre diputados de JxSí y la CUP, en las lágrimas de muchos invitados, en los gritos de los alcaldes y en los eternos abrazos entre compañeros de profesión que difícilmente se olvidarán.

También se activó, sin embargo, la movilización unionista, que se manifestó en pequeños actos, alguno de ellos violentos, como el intento de asalto a Catalunya Ràdio.

De ahí quizá que quien mejor definiese ayer la situación fuese Wikipedia. Eso sí, había que consultarla en tres idiomas para hacerse la composición de lugar. En catalán, Catalunya es «un país europeo», en castellano es «una comunidad autónoma española», y en inglés Catalonia es un territorio «en disputa».

 

Declaraciones

«Vienen horas en las que nos tocará a todos mantener el pulso de este país, de nuestro país, mantenerlo en el terreno de la paz, en el terreno del civismo y en el terreno de la dignidad»

CARLES PUIGDEMONT

President de la República

«Alguien con miedo solo es un muñeco en manos del poder, pero quien conoce los riesgos y se hace responsable es libre»

MARTA ROVIRA

Esquerra Republicana

«Hoy iniciamos la destitución del régimen del 78 y de la monarquía borbónica y proclamamos la República catalana. Hoy es un día feliz»

CARLES RIERA

CUP