I.I.
gasteiz
MOVIMIENTOS EN LA DERECHA ESPAÑOLA

La cita de Rajoy con sus barones pasa sin que el PP recupere «punch»

El ascenso de Ciudadanos en las encuestas y las revelaciones diarias sobre implicaciones en casos de corrupción son percibidos como los dos grandes problemas actuales del PP pero, según los dirigentes del partido, en la comida de ayer de Mariano Rajoy con miembros de su Gobierno y barones territoriales no dedicaron ni un minuto a hablar de eso.

Hay una opinión generalizada de que el Partido Popular no pasa por su mejor momento político y, refugiados en el anonimato, cargos institucionales y orgánicos hablan a los medios de la necesidad de afrontar cambios, de tomar la iniciativa política ante el crecimiento de Ciudadanos en las encuestas y ante el coste que están teniendo las continuas revelaciones sobre corrupción. Estas últimas ya no llegan solo desde fuera de las siglas, sino que –como se vio ayer mismo– hay muchos imputados que no quieren seguir sufriendo en soledad y silencio.

En este contexto, el presidente del Gobierno español y del PP, Mariano Rajoy, se reunió ayer durante tres horas y mediaa en una comida de trabajo con presidentes autonómicos y regionales del PP; la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría; la secretaria general del PP y ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal; el coordinador del PP, Fernando Martínez-Maíllo; y los cuatro vicesecretarios del partido. Se especuló con que de tan alta cumbre salieran iniciativas para revitalizar la imagen pública del partido. Pero no se vislumbra que haya sido así.

Entraba en lo predecible que el PP no quiera admitir en público sus debilidades, ni bailarle el agua a Ciudadanos, por lo que estaba en el guión que todo líder que saliera de la cita negara por activa y por pasiva que se hubiera hablando del partido de Albert Rivera. Pero, como contrapartida, cabía esperar algún mensaje o algún proyecto con el que retomar protagonismo y marcar la agenda pública.

Sin embargo, el primer «tema estrella» que salió de la cumbre fue la rectificación del ministro Cristóbal Montoro diciendo ahora que en el nuevo sistema de financiación no habrá «quita» de deuda para las comunidades que no cumplen.

En el almuerzo de trabajo se acordó presentar en breve tres documentos de trabajo sobre tres asuntos en los que el Gobierno y el PP quieren llegar a acuerdos, principalmente con el PSOE: financiación autonómica, agua y demografía, por la despoblación que se está dando en el ámbito rural.

Silencio ante Rajoy

Según aseguró el coordinador del PP, Fernando Martínez-Maíllo, en una rueda de prensa al término de la reunión, ninguno de los asistentes cuestionó la decisión del presidente, Mariano Rajoy, de que en la cita se hablara solo de los temas que él llevaba en su agenda. Nada sobre Ciudadanos. Nada sobre corrupción. Versión oficial.

El 'número tres' del partido insistió en que ningún presidente regional, ninguno de los asistentes, «ha cuestionado» la estrategia de Mariano Rajoy «ni se ha debatido» sobre cómo hacer frente al crecimiento que el partido de Albert Rivera está experimentando en las encuestas. «Aquí –afirmó Martínez-Maillo– no se ha hablado de estrategias frente a nadie. Ni un segundo. Ni un minuto. Nada. No era el objetivo de esa reunión. Lamento haber frustrado las expectativas de algunos».

Según su argumentario oficial, «era una reunión para hablar de los problemas de los ciudadanos». Pero dejó caer que esa imagen con miembros de tantos gobiernos «es algo que otros no pueden hacer». No hablaron de Cs, pero se ve que piensan mucho en él.

 

Granados apunta a Cifuentes

El ex secretario general del PP madrileño Francisco Granados aseguró ante el juez que en los comicios autonómicos de 2007 y 2011 se llevó a cabo una campaña electoral «paralela» para la expresidenta regional Esperanza Aguirre, fuera de la contabilidad legal del partido y que dirigió Ignacio González. Pero Aguirre está ya amortizada y González procesado. Así que Granados incluyó otro nombre en la trama: el de Cristina Cifuentes, actual presidenta de la Comunidad de Madrid, de la que dijo que estaba en el núcleo de poder del partido por su estrecha relación con Ignacio González, entre quienes apuntó que existió una relación sentimental.

Cifuentes empezó diciendo que no le importaba nada lo que dijera el «presunto delincuente», pero horas después anunció la presentación de una querella contra el principal imputado del «caso Púnica» por «lo que constituye un cúmulo de falsedades y un grave atentado contra su honor y su imagen».

Francisco Granados afirmó no tener documentación que sustentara sus nuevas acusaciones, pero también dejó claro que cruzando datos que constan en el sumario, se puede comprobar su veracidad.

Los partidos de la oposición, como PSOE y Podemos, corrieron a anunciar actuaciones de control sobre Cristina Cifuentes, para pedirle que comparezca y dé explicaciones en distintas instituciones. Ciudadanos aseguró que le retirará su apoyo, con el que gobierna en Madrid, si es imputada.GARA